Podemos ya no preocupa al Ibex, son Vox y PP los que inquietan

Hasta hace solo unos días, Vox se había permitido el lujo de no tener un economista jefe, alguien que pusiera cara y ojos al discurso del partido en esa materia. Simplemente, no había sido necesario. Habían pedido nombres, conscientes de la conveniencia, pero tampoco se agolpaban los candidatos. Mientras, de puertas adentro, la interlocución con el mundo de la empresa ha corrido a cargo de Iván Espinosa de los Monteros, que tanto por apellido como por desempeño profesional tiene acceso a primeros niveles del mundo corporativo de Madrid.

De puertas afuera, ese papel corresponderá ahora a Rubén Manso, su reciente fichaje, encargado de dar forma y defender el discurso económico de Vox. Tendrá fácil superar el listón que dejó el atrevido Santiago Abascal en un almuerzo en el Club Siglo XXI, donde salió trasquilado como pocas veces. Un socorrido ¡VI-VA ES-PA-ÑA! marca de la casa le sirvió para salir del atolladero, arrancando la complicidad de buena parte de los asistentes y el bochorno del resto, pero las costuras quedaron a la vista de todos. ¿Hay algo más allá del discurso de la bandera?

A diferencia de hace cuatro años, la única certeza para el mundo del dinero es que Podemos ya no es una alternativa de cambio

Hace más de una semana, el banco de negocios Merrill Lynch Bank of America organizó un encuentro en Madrid para sentar juntos a inversores y dirigentes del partido. Una gestión muy común cuando los gestores del dinero necesitan tener referencias de los nuevos actores políticos, y en el caso de Vox todo lo que rodea a su discurso económico es una incógnita, por más que su españolismo tenga más de un adepto entre la clase dirigente del Ibex. Inquieta que una formación llave para formar Gobierno haga ruido con asuntos alejados de las cuentas públicas.

A diferencia de hace cuatro años, la única certeza para el mundo del dinero es que Podemos ya no es una alternativa de cambio. Cualquier otro escenario, por mucho que pueda ser el protagonismo de Vox, pasa por la participación de partidos como PSOE, PP y/o Ciudadanos, como resumió hace poco el responsable de otro banco de negocios internacional. En ningún caso son probables escenarios como el de Italia, con los extremos de izquierda y derecha aliados, lo que no quita para que la hipótesis de que no haya formación de Gobierno se contemple como posible.

Ciudadanos corre el peligro de quedarse en tierra de nadie y tener que asumir el papel de Pepito Grillo

Sin embargo, para sorpresa de una mayoría, la renovación del PP ha dejado descolgados y sin interlocución a muchos de los viejos senadores del Ibex. Pese a su empuje en favor de Román Escolano o Javier Fernández-Lasquetty, todos los poderes han ido a parar a manos de Daniel Lacalle, a quien pocos han tomado en serio hasta ahora, influidos por el personaje histriónico construido en las tertulias de televisión. Ahora solo queda afinar el discurso sobre dos palancas: la política, en torno a Cataluña, y la económica, en torno a la rebaja de impuestos.

En esa espiral populista, Ciudadanos corre el peligro de quedarse en tierra de nadie y tener que asumir el papel de Pepito Grillo, poniendo peros a todas las promesas de brocha gorda que disparen PP y Vox. Hasta el volantazo de la moción de censura y la refundación de Génova 13, los mejor vistos por la aristocracia del dinero eran Luis Garicano y compañía. Serios, razonables y previsibles, como opinión extendida, sus siglas serían el mejor maridaje posible para que el PSOE formara Gobierno. Sin embargo, esa ilusión, como otras anteriores, está muy alejada de la realidad.

Los puros de Rubén Manso

Hace años que juega a la contra. Tras colgar las botas como inspector del Banco de España, probó a columnista influyente en el semanario 'Época', aventura que le llevó a ser primer ejecutivo del incipiente grupo Intereconomía de Julio Ariza. Entonces, fumar en la sobremesa de un restaurante era una costumbre legal, incluso si era un habano artesanal. Sin embargo, en su rol de 'outsider', Rubén Manso, nuevo rostro económico de Vox, ha preferido la vida de empleado por cuenta propia, ofreciendo su ‘expertise’ para causas de todo tipo, al más puro estilo del viejo profesor Ramón Tamames. Y siempre con un puro humeante en el cenicero de su despacho.

Los dolores de Luis Garicano

El gurú económico de Ciudadanos lleva semanas con el paso cambiado. La batalla por las listas de Castilla y León, con el pucherazo 'interruptus' conocido, ha dejado tocado a Luis Garicano. Natural de Valladolid y amigo de Francisco Igea, el candidato alternativo al aparato central que derrotó a Silvia Clemente, el economista naranja ha perdido parte de la inocencia que aún mantenía tras su salto a la política. Forma un sólido tridente económico con Toni Roldán y Paco de la Torre, y goza de la confianza del mundo empresarial, una responsabilidad que le hace seguir vinculado al proyecto de Albert Rivera pese a una relación bajo mínimos.

Los 'claims' de Daniel Lacalle

Tiene las ganas de un recién llegado, facilidad para crear eslóganes económicos y se faja en el barro televisivo como ningún otro. Además, llega sin muertos en la mochila y sirve a la llamada de Teodoro García Egea. Sin embargo, su falta de vínculos dentro de la familia del PP, más allá de su parentesco con la truncada lideresa Lucía Figar, le ha generado su primer momento de crisis (de poder), resuelta por Pablo Casado con su intervención. Daniel Lacalle, hijo de un reconocido economista del PCE, CCOO y la Fundación de Investigaciones Marxistas, es el responsable del área económica a cambio de su compromiso a ser diputado hasta en la oposición.