Konecta realiza en Brasil su primera compra tras independizarse de Banco Santander

La empresa especializada en servicios de ‘call center’ Konecta ha llevado a cabo su primer gran movimiento corporativo desde que en febrero su presidente, otros directivos y el fondo Intermediate Capital Group (ICG) adquirieron el 100% a Banco Santander y a Pai Partners. Según fuentes conocedoras, ha adquirido la empresa tecnológica brasileña Uranet.

Uranet, fundada hace casi dos décadas y con una facturación superior a los 60 millones de euros anuales, pasará a estar bajo la marca de Konecta. De esta forma, la compañía española incrementa su presencia en Latinoamérica y sus capacidades tecnológicas completando la actual oferta de herramientas y ‘software’ CRM (gestión de relaciones con los clientes, por sus siglas en inglés).

Konecta entró en Brasil en 2013, y se ha convertido en uno de sus principales mercados. El equipo de Uranet continuará al frente con Konecta Brasil. Uranet tiene un sistema propio —IntergrALL— que ha seducido a los ejecutivos de Konecta, y que permite el desarrollo de licencias y soluciones en grandes compañías con más de 70.000 licencias comercializadas.

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José María Pacheco, presidente de Konecta, compró el 80% de la empresa junto con su equipo directivo y el fondo ICG al Santander y al fondo de capital riesgo Pai Partners. El grupo con sede en Sevilla, fundado hace dos décadas, incrementó en 2018 su facturación un 8%, hasta los 830 millones. En 2017, según las últimas cuentas disponibles en 'Informa', Konecta generó un beneficio de 13 millones de euros, un 3% más que el año anterior.

La multinacional emplea a 65.000 personas en 10 países, con servicios de adaptabilidad y flexibilidad en la gestión de interacciones (KCRM), omnicanalidad (Epiron), automatización de procesos (Kbots), aplicaciones de analítica de datos (Analitika), soluciones integradas (Intergrall), o soluciones y servicios acompañando al consumidor.

Konecta ha tenido episodios de conflictividad laboral en España. De hecho, durante las últimas semanas ha habido enfrentamientos con los trabajadores por el cierre de una sede en El Puerto de Santa María (Cádiz), lo que implica la destrucción de cerca de dos centenares de empleos.