Metrovacesa desahucia a un grupo de octogenarios para quedarse Colonia Banesto
La promotora está comunicando a los vecinos, antiguos empleados de Banesto, que deben abandonar en dos meses sus casas, situadas junto a la cotizada Arturo Soria
En los años cincuenta, cuando ir a ver un partido al Santiago Bernabéu suponía desplazarse hasta la periferia de Madrid, Banesto tenía serios problemas para convencer a sus empleados de que se trasladaran a trabajar al centro de datos del banco, un complejo de oficinas ubicado en Pinar del Rey, al norte de la capital.
"Entonces, esta zona era el extrarradio y no quería venir nadie a trabajar aquí", recuerda Jorge (nombre ficticio), por aquellos años un joven que acababa de contraer matrimonio y a quien la propuesta de Banesto de darle una vivienda del banco con alquiler asequible le pareció una oportunidad que no podía dejar escapar.
Este hogar era el incentivo para aceptar trabajar en la Central Contable y de Valores de Banesto, oficinas que, 60 años después, acogen el cuartel general de Santander España en una zona que el paso del tiempo ha convertido en una de las áreas más cotizadas de Madrid, junto a Arturo Soria y Gran Vía de Hortaleza.
El paso de tiempo también ha hecho que la colonia de antiguos empleados de Banesto, conocida también como Mesena 80 y habitada hoy por octogenarios, haya terminado en manos de Metrovacesa, promotora controlada por Santander (70,5%) y BBVA (19,5%), que el pasado 11 de julio se subrogó a estos contratos.
Entonces, según afirman los vecinos, la compañía se limitó a informarles de este cambio de titular, sin anticiparles la bomba que iba a llegar en apenas cuatro meses: una lluvia de burofaxes anunciándoles que debían abandonar sus viviendas antes del próximo 31 de enero por rescisión del contrato.
"Las cartas empezaron a llegar el martes y dicen que deben abandonar las viviendas en dos meses. Estamos hablando de gente muy mayor, casi todos con más de 80 años, viudos y viudas muchos de ellos, que llevan viviendo ahí toda su vida pagando su alquiler", señala el hijo de uno de los afectados.
Metrovacesa está enviando cartas a los vecinos instándoles a dejar su vivienda en dos meses, pero afirma que va a negociar soluciones individuales
Una de las cartas, a la que ha tenido acceso El Confidencial, indica: "Por la presente le notificamos expresamente la resolución del contrato de arrendamiento otorgándole un plazo para la entrega de la vivienda hasta el próximo 31 de enero de 2018". Además, señala: "Durante las próximas semanas nos pondremos en contrato con usted a través del despacho Azerta-Aisén Abogados" para "concretar los términos de la resolución y entrega de su vivienda".
En estas misivas, Metrovacesa alega como argumento para dar por rota su relación contractual el hecho de que esta se firmara por la condición de empleado de los vecinos, circunstancia que expiró hace años. Los vecinos, por su parte, alegan que el propio Banesto, ya controlado por Santander, les instó hace dos décadas a acogerse a la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994, lo que permitió al banco actualizarles entonces la renta, teniendo que abandonar las viviendas si no aceptaban.
Si logra hacerse con el control de estos hogares a partir de enero, Metrovacesa contará con una jugosa bolsa de suelo en una de las zonas más demandadas de Madrid. Pero puede ser solo el principio, ya que Santander está estudiando trasladar a la plantilla de las oficinas de Mesena a la nueva sede de Banco Popular, lo que abriría la puerta a intentar transformar el uso de este suelo en residencial y construir todavía más viviendas.
La sospecha de que la entidad lleva tiempo queriendo hacer una gran operación inmobiliaria lleva años rondando en la mente de los vecinos, que ahora se muestran convencidos de que las dos operaciones están conectadas. Desde Metrovacesa reconocen que están enviando estas cartas a los vecinos anunciándoles que deben abandonar sus viviendas en dos meses, pero puntualizan que se va a tratar cada caso de manera individualizada; mientras que los vecinos están organizándose para defenderse legalmente.
La colonia de antiguos empleados de Banesto consta de 160 viviendas repartidas en 10 portales con cuatro alturas y cuatro viviendas por planta. Estos hogares, en su mayoría de tres habitaciones con cocina, salón, baño, aseo y una pequeña sala de estar, se construyeron entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta.
Los vecinos se han organizado para defenderse legalmente, porque aseguran que sus contratos no pueden rescindirse por haberse jubilado hace años
Actualmente, hay poco más una treintena de viviendas habitadas, ya que desde hace años tanto Banesto, cuando ya había sido intervenido y adquirido por Santander, como posteriormente la entidad cántabra han ido ofreciendo a los vecinos alternativas para ir abandonando sus hogares. Viviendas que el banco ha mantenido cerradas, sin volver a alquilar, lo que permite pensar que lleva tiempo intentando tomar el control de estas viviendas para hacer una gran operación inmobiliaria.
Las propuestas que han ido realizando a los antiguos empleados para marcharse han sido diversas, desde una aportación económica hasta la posibilidad de trasladarse a otro piso propiedad del banco respetando las mismas condiciones de arrendamiento de Mesena 80. Hasta que un día, esta puerta se cerró.
"Hace tiempo, un vecino que estaba interesado en marcharse fue a preguntar al banco qué le ofrecía y este le respondió que ya no había ninguna oferta", recuerda Jorge, quien asegura: "Lo que están intentando hacer es completamente ilegal. Si estamos amparados por la ley de 1994, no te pueden decir que dejaste de trabajar en el banco. Mi impresión es que quieren meternos miedo a ver si aceptamos luego un trato, y a mí de aquí no me mueven".
En los años cincuenta, cuando ir a ver un partido al Santiago Bernabéu suponía desplazarse hasta la periferia de Madrid, Banesto tenía serios problemas para convencer a sus empleados de que se trasladaran a trabajar al centro de datos del banco, un complejo de oficinas ubicado en Pinar del Rey, al norte de la capital.