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Alerta roja en la cúpula del Mobile World Congress por la crisis independentista
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Peligra el principal negocio turístico de Barcelona

Alerta roja en la cúpula del Mobile World Congress por la crisis independentista

El MWC podría retrasar este año la celebración, la cual está prevista para la última semana de febrero; y clausurar futuras ediciones a partir de 2019 a causa de inestabilidad política

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

El pasado fin de semana John Hoffman, el consejero delegado de GSMA, la organización que organiza el Mobile World Congress (MWC) visitó Barcelona. Vino a inaugurar una oficina. Pero según apuntan fuentes del sector de las telecomunicaciones, el directivo mostró su inquietud por el aumento de la tensión soberanista, ya que GSMA siempre busca emplazamientos tranquilos y estables para sus congresos mundiales. Barcelona había sustituido a Cannes. Pero la inestabilidad política también inquieta a la dirección del MWC y su socio, Fira de Barcelona.

Hoffman se presentó en Barcelona a animar a las tropas –su equipo organizador en la capital catalana– y a calmar los ánimos. Pero dejó caer un par de apuntes inquietantes para el futuro de la feria más importante de Europa en el sector: que podría retrasarse este año la celebración, la cual está prevista para la última semana de febrero; y que existía una cláusula en el contrato que le permitía rescindirloy marcharse de la ciudad alegando inestabilidad política, algo que sería indiscutible en este momento en Cataluña, según explican fuentes del sector de las telecomunicaciones.

Las fuentes consultadas reconocen que en la visita de Hoffman hubo luces rojas pero que no se desataron todavía los peores presagios. Hoffman reconoció que la organización del MWC está estudiando la situación y los efectos sobre el evento que tiene la escalada independentista pero no fue más allá. Por ahora, según explicó, no se están produciendo anulaciones de los expositores, y eso que el 20% de los mismos vienen de España.

placeholder Colau, Forcadell, Puigdemont, el Rey y Sáenz de Santamaría en la inauguración de la última edición. (EFE)
Colau, Forcadell, Puigdemont, el Rey y Sáenz de Santamaría en la inauguración de la última edición. (EFE)

El consejero delegado de GSMA también explicó que a cuatro meses de la celebración del evento no hay tiempo para anularlo y llevarlo a otra ciudad europea, aunque sí admitió que una alternativa sería retrasarlo si continuase la tensión política en Cataluña, y que por ahora se mantenía en vigor el contrato actual hasta el 2023.

El Mobile World Congress no solo es un foco de negocios y un punto de debate del sector de telecomunicaciones con repercusión mundial. También es el mayor evento de turismo de negocios de España: en su última edición trajo a Barcelona a 108.000 visitantes. Por tanto, resulta muy sensible a todo lo que afecte al sector turístico, y la tensión por la crisis independentista ya está afectando al nivel de reservas en la capital catalana.

Pieza codiciada

En el calendario de Ferias internacionales, el MWC es la más codiciada. París, de mano de las operadoras de telecomunicaciones francesas, lleva años conspirando para arrebatarle a Barcelona el evento y que el Mobile vuelva a Francia. Pero no sería la única alternativa: Munich y Milán también aspiran a suceder a la capital catalana y la notoriedad en la prensa internacional de la crisis independentista abre una ventana de oportunidad para estas ubicaciones, según apuntan fuentes del sector de organización de ferias.

El MWC sigue en Barcelona pero estudia marcharse si continua la inestabilidad política en Cataluña y la Fira se encuentra en una situación gran debilidad

En todo caso un cambio no sería para este año 2018 sino para el siguiente. Y pilla a Barcelona en el peor momento: con una alcaldesa, Ada Colau, que nunca simpatizó mucho con el Mobile; una Fira de Barcelona, con un presidente, José Luís Bonet, prorrogado de manera forzosa hasta diciembre y sin sustituto claro precisamente por las diferencias entre Colau y la Cámara de Comercio de Barcelona; un director general de la Fira, Constantí Serrallonga, imputado en el caso del 3%; y una Generalitat que hace muchos meses que no gobierna y que está del todo centrada en el reto de conseguir que Cataluña sea independiente. Es decir, la crisis con la MWC pilla a Cataluña en una situación de fuerte debilidad institucional. La peor posición posible para defender con garantías la continuidad del Mobile.

Dependencia y sedes

Fira de Barcelona tiene una fuerte dependencia de la celebración del MWC. El 35% de sus ingresos dependen del evento de telecomunicaciones de cada mes de febrero. Fira facturó en 2017 un total de 167 millones de euros. Es una máquina de hacer dinero y uno de los puntales turísticos de la ciudad. Pero sin el Mobile no sería lo mismo.

La sangría de marcha de sedes de la capital catalana no augura nada bueno. Además de La Caixa y el Banco Sabadell, se siguen yendo compañías: aseguradoras como Axa, la empresa de certificación Applus, alimentarias como Bimbo o Nocilla o el sector editorial, Planeta; han optado por abandonar Cataluña. Y son las última de una amplia lista, tanto de cotizadas como ajenas a los mercados de capitales. La situación de alarma en la Generalitat es tan grande que el ex presidente Artur Mas en persona está llamando a directivos y country managers para atajar la hemorragia. Hasta ahora con poco éxito. En este entorno el MWC sería una ficha más de la caída de fichas de dominó que está provocando el independentismo.

El pasado fin de semana John Hoffman, el consejero delegado de GSMA, la organización que organiza el Mobile World Congress (MWC) visitó Barcelona. Vino a inaugurar una oficina. Pero según apuntan fuentes del sector de las telecomunicaciones, el directivo mostró su inquietud por el aumento de la tensión soberanista, ya que GSMA siempre busca emplazamientos tranquilos y estables para sus congresos mundiales. Barcelona había sustituido a Cannes. Pero la inestabilidad política también inquieta a la dirección del MWC y su socio, Fira de Barcelona.

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