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De la curación a la prevención: así será la tecnología sanitaria española dentro de poco
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LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN LA SANIDAD

De la curación a la prevención: así será la tecnología sanitaria española dentro de poco

La tecnología sanitaria en España ya está preparando sus dos principales evoluciones: prevenir una enfermedad gracias al 'big data' y aumentar la asistencia en domicilio. Así piensa hacerlo

Foto: Fotos: Carmen Castellón.
Fotos: Carmen Castellón.

En las últimas décadas, la innovación sanitaria no solo ha avanzado en los diagnósticos puros y duros, sino también en los elementos que nos ayudan a mejorar la prevención, diagnóstico, tratamiento y curación de una enfermedad. Y dentro de esos elementos externos, el más importante seguramente sea la tecnología.

Sin embargo, cualquier elemento innovador está obligado a seguir reciclándose, a reinventarse y, en definitiva, a mejorar sus prestaciones para que todo siga avanzando. Pero ¿de qué manera puede innovar la tecnología sanitaria? ¿Qué innovaciones tecnológicas veremos en nuestras consultas, no dentro de 50 años, sino de cinco o de 10?

Eso es precisamente lo que se debatió en la mesa redonda 'La innovación tecnológica en la sanidad', organizada por El Confidencial y Grant Thornton, moderada por el periodista Esteban Hernández y con la participación de José Antonio Hernández, director responsable de Consultoría en Salud y Farma de Grant Thornton; Luis García, director general de Diagnóstico para España y Portugal y CEO de Abbott en España; Ana Canalejo, responsable de Market Access de Baxter; Alberto Martínez, director de Imagen y Terapia de Siemens Healthineers; Ángel Blanco, director de Organización, Procesos, Tecnologías y Digital de Quirón Salud; Eduardo Rodríguez Urcelay, 'senior advisor' de Grant Thornton, y Manuel Vilches, director general del IDIS (Instituto de Desarrollo e Integración de la Sanidad).

¿Curar una enfermedad? No, mejor prevenirla

Las principales empresas que desarrollan tecnología sanitaria en nuestro país tienen claras tres cosas: en primer lugar, que estamos pasando de un modelo basado en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades a otro en el que cada vez cobra más importancia la asistencia al enfermo que no se va a recuperar. Y es que, según EsCrónicos, un 45% de la población española mayor de 16 años padece al menos una enfermedad crónica. Además, representan a más del 70% de los pacientes que habitualmente acuden al médico y el 74,45% de las muertes anuales en España. Por ello, nuestro sistema sanitario debe ocuparse cada vez más de que estos enfermos tengan una atención a la altura.

En segundo lugar, que el paciente quiere pasar cada vez menos tiempo en la consulta y prefiere hacer desde casa todas aquellas gestiones que así lo permitan: "Un paciente formado e informado es una fuente de eficiencia y puede estar más tiempo en su casa que en un centro consumiendo recursos. Que haya servicios que se puedan dar desde casa es una oportunidad, tenemos que buscar la eficiencia para el paciente", asegura Ana Canalejo, de Baxter.

"Si el paciente necesita medicación, que la farmacéutica se lo lleve directamente a casa"

La tendencia es cada vez más una realidad: "Nosotros crecemos en 2.000 pacientes online a la semana, hemos reducido el 80% de servicios en consulta", nos cuenta Ángel Blanco, de Quirón Salud. "Buscamos que, si el paciente necesita medicación, la farmacéutica se lo suministre directamente en casa. No hace falta que el paciente venga a la consulta a recordárnoslo, tenemos que ser capaces de adelantarnos y dárselo".

En último lugar, la voluntad de las empresas tecnológicas y las propias administraciones públicas es que pasemos de un modelo de tratamiento y curación de enfermedades... a uno que las prevenga.

Las dos palabras clave: big data

Y para prevenir la enfermedad antes que tener que curarla, hay dos palabras que se tornan claves: big data. Dos palabras con las que, según Luis García, de Abbott, "podemos asociar patologías de hoy con lecturas diagnósticas y buscar correlaciones. Y así podremos predecir las patologías a futuro y nos evitaremos tener que curarlas".

¿Y eso cómo se hace? "Tenemos poner a disposición de los profesionales todos los datos de las historias clínicas que nos permitan sacar esa información", asegura Manuel Vilches, de IDIS. "Ese big data nos permitirá anticiparnos al diagnóstico, porque nos va a dar las pistas para poder decirle al paciente: 'En estos parámetros su probabilidad de tener esta enfermedad es muy alta, así que vamos a evitarlo'".

Pero antes de llegar a ese punto, para Ana Canalejo, hay que pasar por otro: "En el big data hay mucho romanticismo, quizá sea mejor el small data: obtener buenos datos para que el profesional trabaje. Con el small data también podemos prevenir diagnósticos y reducir costes y recursos. Tenemos que pensar no en todos los datos que podamos recopilar, sino en los que son relevantes para el paciente".

Los problemas: burocracia y falta de innovación

Sin embargo, los buenos deseos a menudo también se encuentran palos en la rueda. Porque el big data tiene un grandísimo potencial, pero también un problema: "Nos faltan datos", lamenta José Antonio Hernández, de Grant Thornton, "y la segmentación de los datos clínicos en las 17 comunidades autónomas tiene mucho que ver con esto".

Un diagnóstico con el que coincide Manuel Vilches: "En el big data tendremos problemas, ya que los historiales y los datos actuales no hablan entre sí. La información está muy separada y es difícil cruzarla.Tenemos que solucionar eso; si no, en 2025 vamos a duplicar nuestro gasto asistencial y no lo vamos a poder sostener".

"Nuestro enemigo no será un gigante actual, sino uno que aún no haya ni nacido"

A la burocracia hay que añadir, según José Antonio Hernández, el tamaño de las instituciones públicas y privadas, que les impide ser ágiles en sus procesos e innovaciones: "Los usuarios piden unos cambios que los prestadores no están asumiendo de manera rápida. Las estructuras de cada organismo son muy pesadas y es todo muy estanco. Los prestadores están avanzando, pero de manera muy lenta, estamos introduciendo cambios muy pequeños". Sin embargo, "los clientes tienen cada vez más una demanda latente: nuevos operadores o agentes que entren en el sector y cubran esa demanda".

Para él, hay un ejemplo claro: "Lo hemos visto con Uber. No han sido los taxistas, sino Uber, los que han transformado el transporte en la ciudad. Casi siempre las innovaciones vienen de empresas nuevas". La opinión es totalmente compartida por Ángel Blanco: "Nuestro enemigo no será un gigante actual, sino uno nuevo que aún ni ha nacido. A los elefantes nos cuesta mucho cambiar, somos muy rígidos. Para justificarnos solemos decir cosas como que el paciente quiere seguir viéndole la cara al médico, y por eso no hay que hacer terapia a domicilio, pero eso no es cierto". En ese caso, parece que habrá que buscar a las nuevas empresas: "Nosotros nos estamos juntando con nuevas empresas colaboradoras, ya que esta revolución no la vamos a hacer nosotros, la hará otro", sentencia Eduardo Rodríguez Urcelay, de Grant Thornton.

Por ello, estas compañías han venido asumiendo en los últimos años un cambio de modelo. "En los años de la crisis todos hemos ido cambiando nuestro modelo"; reconoce Alberto Martínez, de Siemens Healthineers. "Estamos todos obligados a hacer cambios, tanto en innovación tecnológica pura y dura como en los procesos. Si queremos acabar con los enfermos agudos y crónicos, que son los más numerosos, tenemos que hacer una inversión previa en prevención. Si no, estaremos poniendo parches a la situación actual".

La decisión y el cambio, en definitiva, están claros: innovar tecnológicamente, poner al paciente en el centro de la ecuación y mejorar todo su servicio asistencial. Sólo esas innovaciones harán que todos sigan creciendo; si no, como 'amenaza' José Antonio Hernández, "las nuevas empresas que vengan echarán a las que no hayan sabido adaptarse. Quien no innove, acabará saliendo del sector".

En las últimas décadas, la innovación sanitaria no solo ha avanzado en los diagnósticos puros y duros, sino también en los elementos que nos ayudan a mejorar la prevención, diagnóstico, tratamiento y curación de una enfermedad. Y dentro de esos elementos externos, el más importante seguramente sea la tecnología.

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