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Pacific Rubiales, antiguo descarte de Repsol, encarga a Lazard su rescate 'estilo Abengoa'
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DEUDAS DE 6.000 MILLONES DE EUROS

Pacific Rubiales, antiguo descarte de Repsol, encarga a Lazard su rescate 'estilo Abengoa'

La petrolera colombiana estuvo a punto de ser adquirida por Repsol hace tres años y es la enésima víctima del desplome de los precios del petróleo registrado durante este periodo

Foto: Un empleado de Pacific Rubiales. (Reuters)
Un empleado de Pacific Rubiales. (Reuters)

La comunidad petrolera de Houston y sus ricachones adinerados al amparo del llamado oro negro llevan meses en plena agitación, con la camisa que no les llega al cuello, buscando apoyos financieros que permitan contrapesar la caída del crudo y mantener, si no la rentabilidad, cuando menos las supervivencia de sus multimillonarias inversiones. La cuarta ciudad más importante de Estados Unidos se ha convertido en el foco de atracción de los grandes fondos y bancos de inversión que tratan de aprovechar el momento de hacer pingües negocios sobre la base de la refinanaciación que van a tener que acometer la mayor parte de las petroleras sacudidas por ese terremoto que tiene su epicentro en los aledaños de Texas.

La señal de alarma ha retumbado con especial virulencia en los grandes países exportadores y en las principales multinacionales que han empezado a sufrir la degradación de sus calificaciones de solvencia. Pero más allá de las tribulaciones que acechan las relaciones de los gigantes del sector con las agencias de rating, el drama adquiere plena carta de naturaleza en los planes de rescate que están llevando a cabo las más pequeñas compañías especializadas en la labores de exploración y producción y que hasta hace años eran codiciados objetos de deseo por parte de las grandes petroleras globales.

El último y más emblemático ejemplo lo protagoniza estos días la antigua Pacific Rubiales, la empresa mestiza de pasaporte canadiense pero con la mayor parte de activos en territorio colombiano, que estuvo a punto de integrarse en la órbita de Repsol a finales de 2013. La compañía presidida por Antonio Brufau trataba de encontrar entonces una media naranja que rellenara en parte el vacío que iba a dejar YPF en el perímetro de negocio de la petrolera española. Las negociaciones no culminaron satisfactoriamente y Repsol puso sus ojos en la también canadiense Talismán, que fue adquirida finalmente en mayo de 2015.

Pacific Rubiales, hoy denominada Pacific E&P, constituye una referencia perfecta a la hora de calibrar el problema de un mercado atomizado en multitud de empresas productores y dedicadas a la pura esencia del negocio petrolero, lo que se conoce como actividad de upstream en el argot del sector. Dicho en otras palabras, se trata de compañías orientadas a la explotación de yacimientos de petróleo y gas natural que requieren inversiones muy intensivas en capital y que pueden resultar extraordinariamente rentables con un barril a 100 dólares, pero que no son menos ruinosas con una cotización por debajo de los 40 dólares.

A los actuales niveles de precios y, pese a la cierta mejora experimentada en los últimos días, nadie se siente a salvo de una coyuntura claramente desfavorable y que obliga a emprender acuerdos de refinanciación que salvaguarden las expectativas de un mercado que tardará en volver por sus fueros. El desplome registrado desde mediados de 2014 no parece que pueda ser remontado en mucho tiempo, como demuestra el consenso medio de las estimaciones en el mercado de futuros, que se sitúan en un horizonte optimista de 55 dólares al término de este año.

Pacific E&P sirve de ejemplo para identificar la crisis que atraviesa la comunidad petrolera de Houston con multitud de empresas en busca de liquidez

La petrolera canadiense, una de las más importantes empresas independientes de los grandes grupos multinacionales que operan en el continente americano, ha emprendido su particular huida hacia adelante con un mandato a Lazard para que renegocie con los distintos acreedores financieros una cartera de deuda estimada en 6.000 millones de euros. Los responsables españoles del banco de inversiones han dispuesto una estrategia similar a la emprendida en Abengoa, que implica la eventual recapitalización de créditos, así como la aportación de nuevas líneas de liquidez procedentes de grandes firmas internacionales de 'private equity' y fondos oportunistas.

La refinanciación dará lugar a un nuevo mapa accionarial dentro de una compañía que tiene su primer accionista en el grupo mexicano Alfa, con cerca del 20% del capital. El empresario venezolano Alejandro Betancourt, socio del nuevo holding financiero africano de Alberto Cortina, cuenta también con una participación de referencia a través de la firma familia Derwick Associates. Otro socio de postín en Pacific E&P es la multinacional holandesa Trafigura Beheer, dedicada al comercio de materias primas. La antigua Pacific Rubiales, con un ebitda negativo de 3.500 millones de euros, cotiza en la Bolsa de Toronto con un valor de mercado que ha ido cayendo en picado a lo largo de los últimos meses y que ahora se sitúa en poco más de los 160 millones de euros.

La comunidad petrolera de Houston y sus ricachones adinerados al amparo del llamado oro negro llevan meses en plena agitación, con la camisa que no les llega al cuello, buscando apoyos financieros que permitan contrapesar la caída del crudo y mantener, si no la rentabilidad, cuando menos las supervivencia de sus multimillonarias inversiones. La cuarta ciudad más importante de Estados Unidos se ha convertido en el foco de atracción de los grandes fondos y bancos de inversión que tratan de aprovechar el momento de hacer pingües negocios sobre la base de la refinanaciación que van a tener que acometer la mayor parte de las petroleras sacudidas por ese terremoto que tiene su epicentro en los aledaños de Texas.

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