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Los inversores latinoamericanos aún no rentabilizan su apuesta por la banca española
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tras entrar en 2013 y 2014

Los inversores latinoamericanos aún no rentabilizan su apuesta por la banca española

Confiaban en que el saneamiento y la consolidación del sector se tradujera en rentabilidad y subida de las acciones. Pero la realidad no está respondiendo a esas expectativas

Foto: El financiero colombiano Jaime Gilinski. (Reuters)
El financiero colombiano Jaime Gilinski. (Reuters)

Los inversores latinoamericanos que tomaron posiciones en la banca española en los últimos años siguen a la espera de sacar el rendimiento que esperaban. Tras el estallido de la crisis de Bankia en mayo de 2012 y la posterior petición del rescate bancario en junio, esos inversores fijaron su punto de mira en las entidades españolas a partir de 2013, con la expectativa de que el proceso de saneamiento y consolidación del sector se tradujera en un mundo de oportunidades. O, lo que es lo mismo, que se reeditara una situación similar a la que ocurrió en México tras el 'efecto Tequila' que sufrió en 1994.

La realidad, sin embargo, ha sido distinta. "Esos inversores pensaban que el sector recuperaría su rentabilidad, pero se han encontrado con un escenario muy complicado, de bajos tipos de interés, más regulación, menos crédito... y no están logrando el rendimiento que esperaban", afirman desde el sector. Este escenario se ha traducido en una caída en las cotizaciones de los bancos, que en todos los casos están por debajo del precio al que entraron esos inversores. Solo los dividendos cobrados o la mayor participación que han seguido adquiriendo algunos de ellos aminoran las minusvalías latentes que sufren como consecuencia del descenso de las cotizaciones.

Participaciones cruzadas

La primera gran entrada del capital latinoamericano en las entidades financieras españolas se produjo en septiembre de 2013. Banco Sabadell dio entrada en su capital al colombiano Jaime Gilinski y al mexicano David Martínez, cada uno de los cuales se hizo aproximadamente con el 5% del capital.

Según los datos registrados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el primero, a través de la sociedad Itos Holding, adquirió 167,7 millones de títulos, a un precio por acción de 1,64 euros, con lo que el desembolso ascendió a 275 millones de euros. A su vez, David Martínez, a través de Winthrop Securities Limited, compró 164,6 millones de títulos, también a 1,64 euros, con lo que su inversión fue de 270 millones de euros. A estas cantidades se sumaron otros 100 millones proporcionados por otras familias mexicanas.

Actualmente, los títulos del banco cotizan a 1,44 euros. Es decir, un 12% por debajo del precio al que entraron. Ahora, Martínez, que es consejero de la entidad, tiene una participación del 4,94% cuyo valor alcanza los 390 millones de euros, en tanto que Gilinski ha elevado su posición hasta el 7,49% tras tomar otro 2,5% en 2014, y ha mostrado la intención de seguir ampliando su participación en la entidad. Al precio de mercado actual, las participaciones de David Martínez y Jaime Gilinski tienen un valor 390 millones y 590 millones, respectivamente, aunque para ello debieron acudir a la ampliación de capital de 2015 para no diluirse.

Lo que sí ha ocurrido es que la entrada del inversor colombiano en el capital del banco presidido por Josep Oliu ha servido para estrechar los lazos entre sus respectivos grupos financieros. En octubre, Sabadell compró el 4,99% del banco colombiano GNB Sudameris, controlado por Gilinski.

A finales de 2013, fue el turno de Banco Popular. El presidente del banco BX+ (Ve por Más), Antonio del Valle, lideró la entrada de un grupo de inversores mexicanos que se hizo con el 6% del capital de la entidad presidida por Ángel Ron por 450 millones, a 3,95 euros por título. En este caso, la incursión de Del Valle en el capital de Popular también trajo consigo una alianza estratégica por la que el banco español adquirió el 24,99% de Bx+.

Tres años después, la participación de este grupo ha menguado, a través de las diluciones y la venta de títulos, hasta el 4,2%. En estos momentos, y con la cotización a 2,148 euros, ese paquete tiene un precio de mercado de 196 millones de euros.

La siguiente incursión de inversores latinoamericanos fue en Liberbank. Los mexicanos Luis Tinajero y Gustavo Tomé entraron en el capital del banco mediante una colocación acelerada realizada en mayo de 2014. En el caso de Tinajero, se hizo con 114,5 millones de títulos, representativos del 7% del capital, y un desembolso de 97 millones de euros, puesto que entró a 0,85 euros por acción. En octubre de 2015, Tinajero, que forma parte del consejo de administración de la entidad, adquirió en el mercado otros ocho millones de títulos a 0,58 euros y alcanzó el 7,5% del capital a través de las sociedades Inmosan y Avilo Spain. En total, su inversión ascendió a 102 millones de euros.

Tras el agrupamiento de acciones realizado a comienzos de 2016, por el que tres acciones viejas se reunieron en una nueva -es decir, la cotización actual, de 0,99 euros, sería de 0,33 euros sin ese 'contrasplit'-, la participación de Tinajero tiene un valor de mercado actual de 67,2 millones de euros. En el caso de Tomé, permanece en el capital, aunque, al igual que al principio, con una participación inferior al 3%.

Los inversores latinoamericanos que tomaron posiciones en la banca española en los últimos años siguen a la espera de sacar el rendimiento que esperaban. Tras el estallido de la crisis de Bankia en mayo de 2012 y la posterior petición del rescate bancario en junio, esos inversores fijaron su punto de mira en las entidades españolas a partir de 2013, con la expectativa de que el proceso de saneamiento y consolidación del sector se tradujera en un mundo de oportunidades. O, lo que es lo mismo, que se reeditara una situación similar a la que ocurrió en México tras el 'efecto Tequila' que sufrió en 1994.

Inversores Ángel Ron Jaime Gilinski CNMV
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