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Abertis y Eutelsat negocian una ‘paz de Versalles’ tras su guerra fría en Hispasat
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DIVORCIO A LA FRANCESA O REPARTO ORBITAL

Abertis y Eutelsat negocian una ‘paz de Versalles’ tras su guerra fría en Hispasat

Francisco Reynés posee el 5% y lo que pretende es cambiar estos cromos por la participación del 33,7% que Eutelsat posee en la compañía Hispasat

Foto: Centro de control de satélites de Eutelsat.
Centro de control de satélites de Eutelsat.

La cohabitación entre Hispasat y Eutelsat ha deparado un serio conflicto de intereses que Abertis, en su calidad de socio mayoritario de la compañía española, quiere resolver por las buenas o por las malas. La solución ideal pasa por un divorcio a la francesa, urgente y a poder ser amistoso. En su defecto, la alternativa previa consiste en un ‘reparto espacial’ con fronteras limitadas de actuación que garanticen a cada operador las posiciones orbitales necesarias para llevar a cabo su estrategia.

El nuevo pacto de accionistas rubricado el pasado verano en Hispasat, a raíz de la toma de control mayoritario por parte de Abertis, ha convertido a Eutelsat en una especie de caballo de Troya capaz de asaltar la posición competitiva de la empresa española en la que participa con un tercio del capital. La idea inicial de configurar una alianza hispano-francesa en el negocio de satélites es, a estas alturas de la película, una quimera equivalente a la ancestral conquista del espacio.

La filial de La Caixa no quiere seguir durmiendo con su enemigo o, cuando menos descarado rival, y que, para más señas, cuenta con cinco representantes en el Consejo de Administración de Hispasat. En los últimos meses la desconfianza es la nota característica en las relaciones de Abertis con Eutelsat, sobre todo después de que la multinacional gala ‘birlase por la mano’ la compra de Satmex, el operador mexicano de satélites por el que venía aspirando y suspirando la empresa española desde hace tiempo.

Idas y venidas de una compra frustrada

Hispasat había depositado gran parte de sus expectativas de negocio en la compañía mexicana, uno de los grandes proveedores de servicios de telecomunicaciones de América con una cobertura superior al 90% de la población del continente. La adquisición de Satmex se daba por hecha a principios del verano, toda vez que el consejero delegado del operador español, Carlos Espinós, decidió echar el resto por una operación que él mismo había dejado en suspenso cuatro años antes, al poco de incorporarse a la empresa como hombre fuerte de Abertis.

placeholder Salvador Alemany, presidente de Abertis. (EFE)

La filial de La Caixa había dado esta vez su visto bueno para una inversión que Hispasat estaba dispuesta a elevar hasta una cifra cercana a los 900 millones de dólares. El esfuerzo se justificaba por la necesidad de encontrar a toda costa posiciones orbitales nuevas que aseguren la eficiencia de los nuevos satélites programados por la compañía española. Lo que no estaba en el guion era la competencia supuestamente desleal de Eutelsat, que dejó a su filial española con la miel en los labios tras descolgarse con una oferta ganadora de casi 1.150 millones de dólares, casi trece veces el ebitda de Satmex.

El arrebato provocado tras la aparición del socio francés en la escena mexicana ha hecho mella en Abertis, que no ha dudado en mostrar públicamente su deseo de ‘partir peras’ con Eutelsat, donde llegó a disponer en 2006 de una participación del 32% que lo situaba como primer socio de la compañía francesa. En la actualidad, el grupo de infraestructuras que dirige Francisco Reynés posee poco más del 5% y lo que pretende es cambiar estos cromos por la participación del 33,7% que Eutelsat posee en el capital de Hispasat.

Eutelsat tiene un valor en bolsa cinco veces superior al de Hispasat, por lo que las capitulaciones de separación resultarían poco más que lo comido por lo servido. Si acaso, Abertis tendría que complementar el acuerdo con un pago en metálico que se daría por bien empleado para terminar de construir el puente de plata al ‘partenaire’ galo. Otra cosa es lo que pueda suponer el divorcio para los intereses políticos y la consiguiente ruptura de un proyecto que fue concebido como fruto de la colaboración institucional entre España y Francia.

Lanzamiento del Amazonas 4A

No hay que olvidar que el Estado cuenta aún con una participación de casi el 9,5% de Hispasat a través de la SEPI y el CDTI, de manera que Abertis deberá caminar con pies de plomo para no desairar la posición del Gobierno que preside Mariano Rajoy. De ahí la conveniencia, como mal menor, de llegar a un acuerdo de mutua no agresión que ponga pies en pared en las relaciones estratégicas de ambos operadores. La solución que se plantea como más práctica consiste en trazar un mapa delimitado de trabajo para cada operador, con el fin de que no vuelvan a plantearse conflictos de intereses como el de Satmex.

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La falta de posiciones orbitales ha provocado serios quebraderos de cabeza a Hispasat, que ha tenido que retrasar hasta el próximo 21 de marzo el lanzamiento del satélite Amazonas 4A, previsto inicialmente para el pasado mes de noviembre. Será el séptimo satélite en operación de la compañía española, situado en órbita geostacionaria, con cobertura para países como Venezuela, Colombia, Argentina y Chile. Latinoamérica es, sin duda, el gran mercado de Hispasat y el principal objetivo en la repartición de ese peculiar tratado ‘estilo Versalles’ que ahora se negocia con el más poderoso y nada adorable vecino francés.

La cohabitación entre Hispasat y Eutelsat ha deparado un serio conflicto de intereses que Abertis, en su calidad de socio mayoritario de la compañía española, quiere resolver por las buenas o por las malas. La solución ideal pasa por un divorcio a la francesa, urgente y a poder ser amistoso. En su defecto, la alternativa previa consiste en un ‘reparto espacial’ con fronteras limitadas de actuación que garanticen a cada operador las posiciones orbitales necesarias para llevar a cabo su estrategia.

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