Primera costurera de Zara, exmujer de Amancio Ortega y rica entre las más ricas

Eran jóvenes y emprendedores. Tardaron tiempo en consolidar su incipiente negocio textil, casi una década, pero ni Amancio Ortega ni Rosalía Mera podían imaginar entonces, a principios de la década de los 70, que su aventura empresarial GOA fuera a convertirles en dos de las personas más ricas del mundo. A ellos, dos jóvenes de la postguerra española que comenzaron como adolescentes a ganarse la vida, el futuro les deparó una vida de éxito inesperada. Ayer jueves, a los 69 años de edad, todo terminó para ella. La cofundadora de Inditex, la primera costurera de Zara, murió a consecuencia del derrame cerebral que sufrió un día antes en Mahón, la población menorquina donde disfrutaba de sus vacaciones.

La vida de Rosalía Mera Goyenechea (La Coruña, 1944-2013) está directamente ligada a la historia de la multinacional textil española. Como suele ocurrir, todo empezó de forma casual. Tras varios años trabajando de modista en talleres de confección de la capital coruñesa, la joven Rosi entró a trabajar en la tienda de moda La Maja. Allí coincidió con el joven Amancio, que con 17 años había dejado su ocupación en la camisería Gala para trabajar junto a sus hermanos Antonio y Pepita en el otro asentando establecimiento. El destino quiso que tres de los cuatro fundadores del taller de confección que sirvió de germen para crear Zara coincidieran en el mostrador del mismo negocio a principios de la década de los 60.

Como detalla el libro Amancio Ortega, de cero a Zara (La Esfera de los Libros, 2004), la biografía no desautorizada publicada por los periodistas Jesús Salgado y Xabier Blanco, la pareja se conoció en La Maja. "En ella se encuentra con Amancio Ortega, un chico flaco, introvertido y muy educado. Pronto prende la llama del amor entre la dependienta y el encargado de la tienda. Rosi es una muchacha de ojos vivos que destaca por su figura esbelta". Tras unos años de relación, se casaron en la tarde de un 7 de agosto de 1966, el mismo año que se compraron un piso en el barrio coruñés de Monte Alto (Calle de Forarey, 25) por valor de 150.000 pesetas de la época gracias a un préstamos de la caja de ahorros.

Por entonces, la pareja ya había emprendido su camino hacia el éxito. Tres años antes, en 1963, Rosalía Mera fue la primera del grupo familiar en abandonar La Maja para dedicarse en cuerpo y alma GOA, el taller de confección textil que había montado la pareja junto a sus cuñados, Antonio, hermano mayor de Amancio, y su esposa Primitiva. Los hermanos Ortega siguieron compaginando su trabajo en la tienda de moda con la puesta en marcha del embrión de Zara, es decir, de Inditex. En el bajo de un local comercial de la Calle de San Rosendo, la aplicada Rosi se entregó a la sacrificada máquina de coser mientras anhelaba la futura descendencia del matrimonio, que se hizo esperar hasta 1968, año en que nació Sandra.

"Yo empecé a trabajar en lo que normalmente trabajaban las mujeres jóvenes, en torno al textil", recordaba la propia Rosalía en su participación en el libro Dinero fresco (Temas de Hoy, 2003). "Hacíamos confección de ropa a la medida, profesión que por entonces se llaman 'modista', y de las que había muchas… Durante cuatro o cinco años pasé por varios talleres, en los que hacíamos bordados o confección, hasta que con 16 años empecé a trabajar en La Maja, que es donde conocí a mi exmarido Amancio Ortega. En 1962, cuando yo tenía 18 años, nació GOA, antes incluso que Zara, que es sólo la imagen de marca. Al principio era una empresa pequeñita que pretendía hacer lencería femenina, el mercado que conocíamos".

"Nuestro primer éxito fue la bata de boatiné. En aquellos tiempos las casas no tenían las estupendas calefacciones que tienen ahora, por lo que las batas gorditas para estar en casa venían muy bien a la gran masa de población. La aparición de ese tejido fue un descubrimiento, como la fue la aparición delnylon. La bata de boatiné triunfó porque suplía además las calefacciones, inexistentes en la gran mayoría de las viviendas". Con un capital social mínimo, los hermanos Ortega se lanzaron a la aventura de GOA, ellos sacando adelante el trabajo comercial, además de seguir despachando enLa Maja,a la vez una de los primeros clientes en comprarles producto, y sus respectivas mujeres cosiendo las prendas.

Con el paso del tiempo, la buena marcha del negocio requirió también la dedicación exclusiva de Amancio. La apuesta empresarial había superado las dificultades iniciales de los primeros cinco años, el periodo en que cualquier proyecto está en peligro de muerte. La bonanza del proyecto contrasta, sin embargo, con la evolución del matrimonio. El nacimiento de su segundo hijo (Marcos, 1971), afectado por un enfermedad cerebral, cambió de forma radicalla existenciade Rosalía, que estuvo implicada directamente en Zara hasta 1973. "A partir de ahí lo fui dejando. Entonces me di cuenta de que aunque tenía sólo 28 años era ya muy mayor, llevaba más de la mitad de mi vida trabajando".

Alérgica a los medios de comunicación, Mera terminó haciendo concesiones para poder hablar de su libro, es decir, de la Fundación Paideia. En esas citas esporádicas y muy puntuales, a Mera no le importaba mostrarse como una abuela orgullosa y combativa, que "se enfada cuando se pone en duda que sepa a cuánto va el kilo de judías. Lo sabe. Desde siempre ha ido a la plaza. A la de San Agustín cuando trabajaba en La Maja y a la Plaza de Lugo cuando se trasladó con su marido para vivir en el Paseo de Ronda" (La Esfera de los Libros, 2004). La mujer española más rica y una de las más influyentes del mundo prefería que no la conocieran. Odiaba renunciar a no poder "seguir haciendo top less".