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El casero del BBVA 'ficha' al cerebro inmobiliario de Amancio Ortega
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LA FAMILIA MONTORO ALEMÁN, DUEÑA DE GMP

El casero del BBVA 'ficha' al cerebro inmobiliario de Amancio Ortega

Juegan sobre seguro en el sector inmobiliario. Además de gestionar una de las pocas promotoras -GMP- que ha pasado de puntillas por la crisis acuciante del

Foto: El casero del BBVA 'ficha' al cerebro inmobiliario de Amancio Ortega
El casero del BBVA 'ficha' al cerebro inmobiliario de Amancio Ortega

Juegan sobre seguro en el sector inmobiliario. Además de gestionar una de las pocas promotoras -GMP- que ha pasado de puntillas por la crisis acuciante del sector, la familia Montoro-Alemán ha conseguido sumar a su proyecto empresarial a uno de los ejecutivos con más predicamento en el mundo del real estate, Julio Díaz-Freijo, el que fuera responsable de la división inmobiliaria de Pontegadea, la sociedad patrimonial de Amancio Ortega, durante casi una década.

Según distintas fuentes del mercado, la familia Montoro ha incorporado al ejecutivo gallego como asesor del consejo de administración de la exitosa inmobiliaria familiar. Tras su marcha de Pontegadea, donde construyó una exclusiva cartera de propiedades repartidas por Madrid, Barcelona, París, Berlín, Chicago o Nueva York, el cerebro inmobiliario de Amancio Ortega se convirtió en objeto de deseo de buena parte del sector inmobiliario.

La relación de Díaz Freijo con la promotora madrileña no es de carácter ejecutivo, aunque no por falta de interés de Francisco Montoro Muñoz. El máximo responsable de GMP comparte con su nuevo asesor la misma visión del sector inmobiliario, además de pasado profesional como auditores, donde coincidieron como compañeros de promoción en la desaparecida Arthur Andersen, y el mismo gusto y deseo por pasar completamente desapercibidos.

Sin embargo, el acierto de GMP durante la crisis ha convertido a esta discreta inmobiliaria familiar en uno de los vencedores del sector. Operaciones como el canje de activos con BBVA, por el cual permutaron terrenos a las afueras de la capital para la nueva ciudad financiera del banco a cambio de cuatro edificios céntricos, incluida la Torre Azca, y 800 millones encumbraron a los Montoro, propietarios de un imperio patrimonial de más de 360.000 metros cuadrados de oficinas.

La aventura empresarial de Paco Montoro arrancó a comienzos de los 80, después de que decidiera emprender camino propio al margen de su padre y del negocio familiar que giraba en torno a la inmobiliaria Monthisa, con la que continuó un hermano. 30 años después, la gestión de oficinas y parques empresariales ha convertido al fundador de GMP, al que ahora asisten tres de sus hijos, en uno de los inmobiliarios más reconocidos de Madrid.

Entre los activos más destacados de la cartera de GMP en la capital figuran inmuebles como los de Luchana 23 (su sede corporativa), Génova 27 (sede de ING) o Hermosilla 3 (sede de Garrigues). En todos los casos se trata de edificios en zonas prime, pagados incluso por encima de precios de mercado, que luego desarrollan y que finalmente mantienen en propiedad para comercializar en alquiler con inquilinos de primer orden. Y tienen dinero y nuevo asesor para más.

Juegan sobre seguro en el sector inmobiliario. Además de gestionar una de las pocas promotoras -GMP- que ha pasado de puntillas por la crisis acuciante del sector, la familia Montoro-Alemán ha conseguido sumar a su proyecto empresarial a uno de los ejecutivos con más predicamento en el mundo del real estate, Julio Díaz-Freijo, el que fuera responsable de la división inmobiliaria de Pontegadea, la sociedad patrimonial de Amancio Ortega, durante casi una década.

Cristóbal Montoro