Mercedes Pérez, la 'espartana' de Coca-Cola que se enfrentó a Marcos de Quinto

El número seis en la lista de Podemos por Madrid, un puesto considerado de salida (el CIS le otorga hasta siete diputados en esta circunscripción), lo ocupará Mercedes Pérez (Madrid, 1970). "Espartana" de Coca-Cola en lucha, sindicalista y bestia negra del exvicepresidente de la compañía y ahora número dos de Albert Rivera en las listas de Ciudadanos para el 28-A, Marcos de Quinto, desde que el 22 de enero de 2014 se puso en marcha el ERE en la embotelladora de Fuenlabrada. En la próxima legislatura, el "pirata", como se autodenomina De Quinto en su biografía en Twitter, y la "espartana" trasladarán su guerra de las mesas de negociación al Congreso de los Diputados. El enfrentamiento que todavía perdura en los juzgados —esta misma semana declararon como investigados dos extrabajadores de Coca-Cola que protestaron en boda la de De Quinto— seguirá su propio curso.

Sobre el hecho de volver a verse las caras, de trinchera a trinchera en el Congreso, Pérez reconoce haber reflexionado sobre ello, pero afirma que ni es una cuestión que le quite el sueño ni tampoco que le vaya a influir. "Defenderé ante él lo que creo, y no solo vencer sino también convencer sobre la necesidad de que todas las personas tengan un nivel adecuado de vida. Yo estoy a favor de que los empresarios ganen dinero, pero también de que los trabajadores participen de esa riqueza, y de un Estado fuerte en que la ciudadanía tenga las necesidades básicas cubiertas", añade tras subrayar que fueron los trabajadores quienes ganaron el pulso en el ERE. Es por ello que, dice, "espero que haya aprendido porque también se aprende de las derrotas".

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Para De Quinto sí lleva un mensaje y es el de que "en la vida no todo es poder ni dinero, que a las personas hay que valorarlas y respetarlas y que nunca se tiene un enemigo pequeño. Si sale elegido, espero que cambie y no vuelva a despreciar a las personas por ser de clase trabajadora".

Trabajadora desde los 16 años y delegada sindical de CCOO desde hace casi tres décadas en Cabesca (concesionaria de Coca-Cola), fue una de las caras visibles de la huelga de los trabajadores al formar parte del Comité de Empresa y ser una de las cinco "espartanas" en plantilla, el grupo de compañeras, hijas o familiares de los empleados que mediatizó y encendió el conflicto laboral a través de encierros en la fábrica, manifestaciones y acciones de boicot a la multinacional. A sus 58 años da el salto a la política institucional de la mano de Podemos, formación que respaldó desde un primer momento la lucha de las espartanas.

"Yo estoy a favor de que los empresarios ganen dinero, pero también de que los trabajadores participen de esa riqueza"

Junto a varias de sus compañeras estuvo presente en la asamblea de Vistalegre II, invitada para apoyar su protesta, y lleva militando desde su fundación. "Coca-Cola en lucha y Podemos nacieron casi al mismo tiempo", rememora, puesto que apenas pasó una semana desde que se presentó Podemos en el teatro del Barrio hasta que se inició el ERE. Hasta que surgió la formación morada nunca había estado vinculada a un partido. Siempre fue una "sindicalista de tajo", esto es, "de base, sin estar liberada ni ocupar puestos de dirección". Nunca se planteó dar el salto a la política institucional, aunque se lo ofrecieron otros partidos en el pasado. Ahora da el paso, dice, "porque me lo pidió otra mucha gente vinculada a las luchas laborales y sociales y porque los inscritos apostaron por mí votándome en unas primarias".

Como diputada se marca el reto de trabajar en temas laborales y todo lo que conlleva porque, dice, "cuando se desregula el mundo del trabajo se desregula la sociedad entera. Hay que recuperar las garantías laborales que nos han quitado con las últimas reformas laborales y poner la vida de las personas en el centro porque si no tienes asegurada una mínima estabilidad económica no es posible tener un proyecto de vida", añade con tono mitinero.

"Hay que poner la vida de las personas en el centro porque si no tienes asegurada una mínima estabilidad, no puedes tener un proyecto de vida"

De Vistalegre II se llevó una foto en el escenario fundiéndose en un fuerte abrazo con Pablo Iglesias, mientras las otras espartanas que le acompañaban repetían su lema "boicot, boicot, boicot a Coca-Cola". Antes de descender del escenario aprovechó para lanzar una última consigna, en clara identificación con la formación morada: "Solamente recordaros una cuestión: pudimos porque creíamos poder. ¡Podemos y vamos a poder!". Irene Montero fue también una de las personas que acudió a respaldarla a la salida de un juicio contra la empresa en el que se le dio la razón por sufrir "un trato humillante y vejatorio por parte de un directivo de Coca-Cola", según había denunciado CCOO. La multinacional reconoció en el acto de conciliación previo al juicio que vulneró su libertad de expresión, aunque subrayando que su intención no era ofenderla. "No había antecedentes de que una multinacional así reconociese una cuestión de este tipo sin que la obligué un juez".

Los hechos se remontan a junio de 2017, cuando en una reunión con directivos de la empresa habría sufrido, según su relato, un trato humillante por parte de un directivo, con supuestos gritos y amenazas. Un encuentro que tuvo que abandonar con fuertes dolores de vientre y derivaron en un infarto intestinal. Estuvo ocho meses de baja. No fue la única denuncia. Por la misma época se llevó también a los juzgados a De Quinto por los comentarios y, sobre todo, informaciones personales sobre Mercedes Pérez y otros miembros del comité de empresa que distribuyó a través de las redes sociales.

"Facilitó informaciones sensibles, también a los medios, que solo podrían haberse obtenido de forma anómala", como sueldos y direcciones de los impulsores de Coca-Cola en lucha. "Las fuerzas de seguridad nos dijeron que la difusión de esas informaciones podría tener consecuencias para quienes estábamos siendo señalados y lamentablemente les tuvimos que dar la razón". Con todo, dice que no le guarda ningún rencor.

"A base de tozudez, empeño y muchas visitas a la Inspección, logramos parar los despidos"

Su liderazgo a lo largo de los cinco años que duró el conflicto le valió el apelativo entre sus compañeros de "heroína de la clase obrera". Fue la principal responsable de recabar pruebas con las que se pudieron demostrar que la empresa había vulnerado derechos fundamentales de los trabajadores, a través de "esquirolaje empresarial" durante la huelga contra el ERE, y los grupos que junto a Montero la respaldaron en los juzgados en su particular juicio contra la empresa da cuenta de las conexiones que establecieron las espartanas con otros conflictos laborales, desde Amazon en lucha, a Vodafone, pasando por las 'kellys' —camareras de piso—, pero también sociales, como el movimiento feminista o de pensionistas. Colectivos todos ellos que han adquirido un alto grado de protagonismo en la campaña de Unidas Podemos y que ya tuvieron voz en el mitin de Pablo Iglesias con el que arrancó la precampaña.

Recuerda también con orgullo que en la batalla contra el ERE no solo se ganaron a la empresa, sino también al bufete que habría amparado el proceso, "el bufete del exministro Cristóbal Montoro, Sagardoy Abogados. Nos decían que era imposible doblarles el brazo, pero yo creía que no existe el crimen perfecto. Finalmente, a base de tozudez, empeño y muchas visitas a la Inspección, logramos parar los despidos".