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Las claves del nuevo gobierno Rajoy: continuista pero con más ministerios
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prepara un ejecutivo "más político"

Las claves del nuevo gobierno Rajoy: continuista pero con más ministerios

La mayor expectación entre los populares está en comprobar si Soraya Sáenz de Santamaría mantiene todos sus poderes o si María Dolores de Cospedal entra en una cartera de peso

Foto: El líder del PP, Mariano Rajoy (i), durante una reunión del comité de dirección del partido. (EFE)
El líder del PP, Mariano Rajoy (i), durante una reunión del comité de dirección del partido. (EFE)

Pendientes de que el comité federal del PSOE apruebe la abstención del desbloqueo político, en el Gobierno y en la dirección del PP han empezado los movimientos internos ante los cambios que se avecinan, sin esperar ninguno en el núcleo duro del gabinete de Mariano Rajoy, pero sí desdoble de carteras y redistribución de competencias. En la sede de Génova esperan un gabinete más político y menos técnico, ministerios recuperados como el de Administraciones Públicas o del Portavoz, y fijan la mayor expectación en comprobar si Soraya Sáenz de Santamaría mantiene todos sus poderes o si María Dolores de Cospedal aterriza en un departamento de peso.

El gran cambio del nuevo Gobierno de Rajoy vendrá dado por su mayoría muy relativa (137 escaños) y la necesidad de pactar cada proyecto importante (apoyo o abstención) con el PSOE. En fuentes del PP reconocen que los socialistas tendrán la clave de toda la legislatura: solo un entendimiento con el principal partido de la oposición en las cuestiones básicas, desde los Presupuestos a las reformas institucionales o la respuesta al desafío independentista catalán (en público o en privado), permitirá un periodo de cierta estabilidad política y de continuidad de la recuperación económica.

Como apunta el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, si después de abstenerse el PSOE decide volver al bloqueo político con frentes anti-PP en la tramitación de los próximos Presupuestos (enmienda a la totalidad), el nuevo Gobierno se vería obligado a disolver las Cortes. Y lo podría hacer a partir del próximo 3 de mayo.

En las habituales quinielas de los dirigentes del PP antes de que Mariano Rajoy haga consultas personales, se empiezan a adivinar los intereses cruzados o enfrentados entre los dos sectores de la dirección del partido (vieja guardia del aparato e incondicionales de Cospedal) y la réplica que tienen en el Ejecutivo los marianistas más veteranos y el equipo de Sáenz de Santamaría. Como dan por segura la continuidad de la vicepresidenta en el mismo cargo, en medios del partido especulan con la posibilidad de que Rajoy le reste alguna competencia, como la portavocía y relaciones con los medios (empresas de comunicación). Es la opinión que prevalece en Génova.

La teoría predominante entre los populares es que un Ejecutivo en minoría, pendiente a todas horas de los pactos con los demás partidos, puede necesitar un ministro que esté constantemente en la explicación pública de cada paso que dé.

Otro desdoble del que se habla en las mismas fuentes es el de Hacienda y Administraciones Públicas. Sin que Cristóbal Montoro haya manifestado aún en su departamento si quiere seguir en el cargo, hay dirigentes del partido que ven una oportunidad de introducir en el terreno de las relaciones con las comunidades autónomas, y en especial ante el desafío separatista catalán, a un ministro "más político" y negociador.

En el equipo económico comentan que esa tesis es "muy de Génova" y de algún vicesecretario general en particular, pero que la financiación de las autonomías debe depender siempre de Hacienda por motivos obvios, mientras que responder a la apuesta por la secesión de la Generalitat compete a todo el gabinete y muy especialmente a Presidencia.

Del actual equipo de Rajoy, solo se da por hecho en el PP la salida por jubilación forzosa del titular de Interior, Jorge Fernández Díaz. Sin peso ni respaldo en el partido, las críticas internas a sus "torpezas" e "indiscreciones" son comunes en las filas de los populares desde el principio de su llegada al cargo.

Sobre la posible entrada de María Dolores de Cospedal en el nuevo gabinete tampoco hay una versión unánime en el Partido Popular. De producirse esa entrada, se habla del Ministerio del Interior como primer destino, pero porque quedaría al margen de las competencias directas de Sáenz de Santamaría. Fomento e Industria son carteras vacantes, pero de menor peso político y proyección, según apuntan en los mismos medios.

En el fondo de las inquietudes de todos los dirigentes del PP con aspiraciones a estar en el próximo Ejecutivo está la incertidumbre sobre su caducidad. No saben si los cargos son para unos meses o si la legislatura se prolongará durante dos o tres años. Dependerá en buena medida de los intereses del PSOE, del tiempo que necesite para reconstruir su proyecto y dirección para afrontar los próximos comicios.

Pendientes de que el comité federal del PSOE apruebe la abstención del desbloqueo político, en el Gobierno y en la dirección del PP han empezado los movimientos internos ante los cambios que se avecinan, sin esperar ninguno en el núcleo duro del gabinete de Mariano Rajoy, pero sí desdoble de carteras y redistribución de competencias. En la sede de Génova esperan un gabinete más político y menos técnico, ministerios recuperados como el de Administraciones Públicas o del Portavoz, y fijan la mayor expectación en comprobar si Soraya Sáenz de Santamaría mantiene todos sus poderes o si María Dolores de Cospedal aterriza en un departamento de peso.

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