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Díaz se pertrecha entre independientes y fieles y disgusta al ala dura del PSOE-A
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se imponen la renovación y las caras nuevas

Díaz se pertrecha entre independientes y fieles y disgusta al ala dura del PSOE-A

Rosa Aguilar y los rectores Adelaida de la Calle, que expedientó a Errejón, y Ramírez de Arellano son las novedades de un Gobierno de veteranos que no gusta a todo el PSOE

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (c), junto al consejero Jiménez Barrios (2i) y el secretario Juan Cornejo (2d). (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (c), junto al consejero Jiménez Barrios (2i) y el secretario Juan Cornejo (2d). (EFE)

El nuevo Gobierno de Susana Díaz tiene dos consejerías más, trece, y ocho nuevos rostros. Cumple la paridad que impone la ley andaluza por los pelos pero cuenta con mujeres de mucho peso mediático y político. Entre los grandes nombres están el de Rosa Aguilar. La primera ha sido ex de casi todos los cargos. Exalcaldesa de Córdoba por IU, exconsejera andaluza rescatada por José Antonio Griñán y exministra de José Luis Rodríguez Zapatero. Pocos cargos le quedan por ocupar a esta política que ayer mismo se despidió de su escaño socialista en el Congreso de los Diputados. Llevará la cartera de Cultura.

El otro fichaje que dará mucho que hablar es el de Adelaida de la Calle, la rectora de la Universidad de Málaga que investigó al dirigente de Podemos Iñigo Errejón y decidió sancionarlo por no acudir a su puesto de trabajo como investigador. Las redes sociales le brindaron una dura bienvenida a la nueva consejera de Educación, a la que consideran que se ha premiado por este asunto aunque su currículum va mucho más allá. Entre 2011 y 2013 estuvo al frente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) y desde 2003 es rectora en Málaga.

El gran nombre propio ajeno a la militancia socialista es el del rector de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano, que se incorpora como otro de los pesos pesados al Ejecutivo como responsable del área de Economía y Conocimiento, una de las grandes apuestas. Es toda una novedad para Susana Díaz que fiche a independientes ajenos a la vida orgánica del PSOE. Una apuesta por un perfil más técnico que no ha sido bien acogida por todo el partido, acostumbrado a reivindicar cuotas de poder en los gobiernos socialistas y donde muchos habrían preferido mejores áreas para los más fieles al aparato. Tras conocerse el Ejecutivo andaluz se podía palpar cierto desconcierto entre los cuadros orgánicos. Es una novedad, y más viniendo de Díaz, que se autoproclama ante todo como una mujer de partido.

A la dirigente socialista le ha costado tres días conformar su gobierno. No se sabe cuánta gente le habrá dicho que no pero han sido varios, profesionales y de perfil técnico, los que han declinado la oferta de entrar en su Gobierno, según han confirmado varias fuentes del propio Ejecutivo. Justo cuando Díaz lo presentaba oficialmente a la dirección del PSOE andaluz, por fin se desveló la composición del Gobierno andaluz mejor guardado de los últimos tiempos. Ha llamado la atención el tiempo empleado para conformar su Gobierno después de más de 80 días de bloqueo político tras las elecciones andaluzas. Finalmente se han impuesto la renovación y los nuevos rostros.

Será un Gobierno en minoría, que tendrá que lidiar con muchos sobresaltos y al que la oposición no se lo va a poner nada fácil. El jiennense Felipe López, expresidente de la Diputación, será el nuevo fichaje para Fomento y un socialista onubense, José Fiscal, tendrá la cartera de Medio Ambiente. La consejería de Agricultura será para María del Carmen Ortiz. En Presidencia mantendrá a Manuel Jiménez Barrios, con la tarea de coordinación política que tenía encomendada hasta ahora. También repiten en Hacienda María Jesús Montero, responsable en los últimos años de los ajustes y la cuadratura del Presupuesto sin desbordar el déficit, y en Justicia el fiscal en excedencia Emilio de Llera, un hombre muy próximo a Díaz y que ha sido un asesor clave del Ejecutivo frente a casos como el de los ERE.

José Sánchez Maldonado continuará en el gabinete de Díaz al frente de una cartera, Empleo, Empresa y Comercio, que había desaparecido tras el estallido de los ERE y cuyas competencias habían quedado diluidas en varios departamentos. Esa fórmula había resultado ser un desastre que ahora enmienda la presidenta. También continúa en Igualdad y Políticas Sociales María José Sánchez Rubio, aunque se desgaja la consejería de Salud, que recaerá en Aquiliano Alonso, hasta ahora en la viceconsejería de ese mismo departamento. En Turismo un eterno aspirante en las quinielas de Díaz, un hombre del PSOE de Sevilla y de su círculo de más confianza, Francisco Javier Fernández. Es sin duda una de las personas más fieles a Díaz en la última etapa política. Con esta terna, Díaz solventa también las cuotas territoriales y evita fisuras en el PSOE andaluz.

Díaz heredó el Gobierno de José Antonio Griñán cuando llegó a la Junta en 2013 e introdujo nuevos rostros, aunque respetó la estructura que había recibido. Su primera decisión fue eliminar a todos los consejeros que pudieran estar tocados por el caso ERE. Ahora, Díaz se ha tomado en serio los cambios y ha revolucionado su Consejo de Gobierno. Lo dota de un perfil mucho más técnico y profesional, más alejado de los tejemanejes internos del partido. Su último Ejecutivo no tuvo ningún brillo, resultó muy gris y sin ningún nombre propio que destacara. A Susana Díaz se le ha reprochado que no quisiera compartir protagonismo con consejeros fuertes y potentes y eligiera intencionadamente un primer gobierno plano. Ahora, esa reflexión no se le podrá seguir echando en cara. Hay rostros profesionales pero también mediáticos y, sin duda, mucha más gente con discurso propio al margen de la presidenta.

Díaz heredó el Gobierno de Griñán cuando llegó a la Junta en 2013 e introdujo nuevos rostros, aunque respetó la estructura que había recibido

Entre las tres salidas, la más comentada ha sido la de Luciano Alonso, que ocupaba la cartera de Educación y que ha tenido que lidiar en el último año con el escándalo de los cursos de formación. Era el más veterano, hombre de los tiempos de Manuel Chaves. Para el PSOE de Málaga ha sido una sorpresa, puesto que habían apostado por su continuidad. Entre las filas socialistas en esta provincia se podía palpar cierto desencanto con el nuevo Ejecutivo. La presidenta más joven de los últimos tiempos, con 40 años, ha conformado el Gobierno más veterano de la autonomía, con una media de edad que supera los 55. Justo ahora que muchos reivindican la juventud como garantía de la regeneración política, Díaz hace caso omiso y apuesta por perfiles con experiencia.

También se ha especulado con la ampliación de dos nuevas consejerías. Una estructura más amplia que permitiría, admiten algunos socialistas, acoger a Ciudadanos dentro del Gobierno andaluz y cederle dos departamentos en el caso de que el partido de Albert Rivera, pasadas las generales, se decidiera a entrar en el Ejecutivo, algo que hasta ahora ha rechazado. Díaz se garantizaría así la estabilidad política perdida cuando decidió adelantar las elecciones andaluzas un año y romper con IU. La presidenta de la Junta defendió ante su partido que ha elegido un gobierno donde mezcla el perfil técnico y político y en el que, según dijo, ha hecho una gran apuesta por la Universidad para cambiar el modelo productivo andaluz.

El nuevo Gobierno de Susana Díaz tiene dos consejerías más, trece, y ocho nuevos rostros. Cumple la paridad que impone la ley andaluza por los pelos pero cuenta con mujeres de mucho peso mediático y político. Entre los grandes nombres están el de Rosa Aguilar. La primera ha sido ex de casi todos los cargos. Exalcaldesa de Córdoba por IU, exconsejera andaluza rescatada por José Antonio Griñán y exministra de José Luis Rodríguez Zapatero. Pocos cargos le quedan por ocupar a esta política que ayer mismo se despidió de su escaño socialista en el Congreso de los Diputados. Llevará la cartera de Cultura.

Susana Díaz
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