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¿Quién tiene el mérito de publicar una entrevista polémica?
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¿Quién tiene el mérito de publicar una entrevista polémica?

El Confidencial seguirá y siempre habrá periodistas para contar lo que pasa, pero con ustedes seremos mejores. Coincidiendo con su 20 aniversario, El Confidencial lanza un servicio de suscripción. Únete a los lectores influyentes

Foto: Ilustración: Diseño EC.
Ilustración: Diseño EC.

En octubre de 2015, Mariano Rajoy gobernaba con mayoría absoluta en Moncloa, las noticias que llegaban desde Cataluña sobre el independentismo a muchos nos hacían alzar los hombros en gesto de aburrimiento y Donald Trump había anunciado pocos meses antes una increíble candidatura a presidente de EEUU. Yo acababa de llegar a El Confidencial y aún andaba aprendiendo el sistema informático y los nombres de la gente cuando Carlos Prieto, uno de los mejores periodistas que he tratado, llegó con una entrevista a Gregorio Morán. La escribió y por la tarde la sección de Cultura la vendió a Mesa.

Un periódico es un poco como un subasta. Los temas se venden y dependen de la actualidad de ese día para llevar más espacio o menos, no hay un precio fijo. Simplificando, los sábados por la tarde es más barato que los lunes por la mañana y si cae el Popular los periodistas de política caen a un segundo plano. En un periódico de papel la subasta se producía una vez al día, en la reunión de la tarde en la que se decidía la portada del día siguiente. Pero ahora, en internet, la subasta es continua y la ordena Mesa, el núcleo del periódico que reparte el flujo de trabajo y de información.

En un gesto que se repite miles de veces al día, a veces con acierto y a veces con errores, Mesa tenía que colocar la entrevista a Morán. Piensen que es muy difícil valorar decenas de informaciones en tiempo real compitiendo entre sí. ¿Qué es más importante? ¿La muerte de un Johnny Cash o una victoria del Atleti? Se enfrentan a diario a ese tipo de preguntas para las que no hay más manual que el oficio y el olfato.

Un periódico es un poco como una subasta. Los temas se venden y dependen de la actualidad o de ese día para llevar más espacio o menos

La entrevista gustó a Mesa y la subió en un lugar destacado, con foto grande. "Juan Carlos I fue el mayor comisionista del país, su corrupción era descarada", era el titular. Hoy sabemos que lo era, que Suiza le investiga por una megacomisión de 100 millones de euros entre otras fechorías, pero hace cinco años, aunque ya había abdicado, la imagen de Juan Carlos no era la actual. El mayor mérito, obviamente, era de Gregorio Morán, pero publicarlo y destacarlo también tiene el suyo. Y más hacerlo con esa naturalidad: un periodista escribe un tema, lo vende y se sube según su interés.

Yo acababa de llegar y ahí me di cuenta de que El Confidencial era un océano abierto para el periodista, que se podía escribir y leer sobre las comisiones que había pagado una eléctrica en medio mundo y sobre los grandes del Ibex, tumbar con información a Cristina Cifuentes y a Màxim Huerta, publicar un reportaje sobre Arriaga asociados nada complaciente con el que era entonces uno de los mayores anunciantes del país, irse a un núcleo independentista en pleno 'procés' y entrevistar a un alcalde indepe para intentar comprender. Para España es un medio extraño, en el que el lector se forma su opinión.

España, el mundo y El Confidencial han cambiado mucho en cinco años. Mucha gente que hizo grande este diario ya no está. Pero algo no ha cambiado. En el mismo día, podemos denunciar que el Gobierno se basa en comités opacos y en informes apócrifos en la lucha contra el covid y que Pablo Casado pasa un mal momento lastrado por la gestión de Isabel Díaz Ayuso y por la abstención popular en el Congreso a la prórroga del estado de alarma (caso real de hace unos domingos).

"Mira, Rafa: ¿tú estás de acuerdo con todo lo que se publica en tu periódico? Pues un partido político es igual"

Cuando la situación política se polariza, y estamos en uno de esos momentos, hay lectores que quieren reforzarse en sus ideas, diarios que le digan lo que quieren oír, con columnistas alineados y titulares editorializantes. Pero también hay otros que no necesitan estar de acuerdo en todo para valorar un periódico.

Eso hace que sea imposible estar de acuerdo con todo lo que publicamos. Un día, tomando café con un político en el Congreso, me llegó la alerta al móvil con una declaración altisonante de alguien de su partido. Lo comenté esperando incomodarlo y giró la cabeza y me dijo: "Mira, Rafa: ¿tú estás de acuerdo con todo lo que se publica en tu periódico? Pues un partido político es igual".

No se trata de estar de acuerdo en todo, pero sí de valorar que pocos medios dan tanta información propia, libre y valiente como El Confidencial. El covid, no es ningún secreto, ha hundido la publicidad y con ella la facturación de la prensa. Los trabajadores de El Confidencial hemos llegado a un acuerdo con la empresa para bajarnos el sueldo y, como muchos medios, el diario busca suscripciones para diversificar ingresos y salvaguardar esa independencia.

A menudo los periodistas tiran de grandilocuencia sobre la importancia que tiene para la democracia, como si suscribirse a un diario fuese un gesto heroico. No lo comparto. El Confidencial seguirá y siempre habrá periodistas para contar lo que pasa —tenemos el hábito de gastar poco—, pero con ustedes seremos mejores. Les esperamos.

En octubre de 2015, Mariano Rajoy gobernaba con mayoría absoluta en Moncloa, las noticias que llegaban desde Cataluña sobre el independentismo a muchos nos hacían alzar los hombros en gesto de aburrimiento y Donald Trump había anunciado pocos meses antes una increíble candidatura a presidente de EEUU. Yo acababa de llegar a El Confidencial y aún andaba aprendiendo el sistema informático y los nombres de la gente cuando Carlos Prieto, uno de los mejores periodistas que he tratado, llegó con una entrevista a Gregorio Morán. La escribió y por la tarde la sección de Cultura la vendió a Mesa.

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