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El IPC repunta al 3,2%, pero los alimentos se encarecen al menor ritmo desde 2021
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DATO CONFIRMADO DE MARZO

El IPC repunta al 3,2%, pero los alimentos se encarecen al menor ritmo desde 2021

Los comestibles son un 4,3% más caros que hace un año, un punto menos que en febrero, pero la inflación sube cuatro décimas por el alza de los carburantes y del IVA de la electricidad

Foto: Racimos de uvas en un mercado de Madrid. (EP/Jesús Hellín)
Racimos de uvas en un mercado de Madrid. (EP/Jesús Hellín)

Hubo un tiempo en que la mayor preocupación de los españoles era cómo pagar el recibo de la luz. Ese tiempo empezó a expirar a finales de 2022, cuando las rebajas fiscales introducidas por el Gobierno y la ya célebre excepción ibérica consiguieron embridar los precios. Entonces empezó a cobrar fuerza el miedo al encarecimiento de los alimentos, que llegó a crecer a un ritmo de dos dígitos durante un año y medio. Ese escenario también se empieza a disipar, según el dato del índice de precios de consumo (IPC) de marzo, confirmado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La inflación subió el mes pasado cuatro décimas, hasta el 3,2%, principalmente por el alza de los combustibles —un dato coyuntural muy ligado a las cotizaciones del petróleo— y la recuperación del tipo impositivo normal para el IVA de la luz: un 21%, tras dos meses al 10% y un año y medio al 5%, durante lo peor de la crisis energética. España está registrando precios ridículos de la electricidad, y por eso el Gobierno ha decidido normalizar una medida excepcional que se introdujo en un momento crítico. Esto condiciona sobremanera los datos de inflación, pero no debería opacar la foto global.

La tendencia desinflacionista continúa, como demuestra el dato de la subyacente, que es el que más tienen en cuenta los bancos centrales para las esperadas bajadas de tipos de interés. Este indicador, que no incluye los elementos más volátiles —como la propia energía y los alimentos no elaborados—, se moderó dos décimas en marzo, hasta el 3,3%. Es su mejor registro desde el inicio de la guerra en Ucrania. Su curva está a punto de volver a cruzarse con la del índice general, lo que constituye una fantástica noticia: significa que las alzas de precios son más coyunturales, pero que la inflación que impregna el tuétano de la economía empieza a replegar.

Uno de esos elementos coyunturales es el precio de los alimentos, muy condicionado por las cotizaciones en los mercados internacionales, que llevan bastante tiempo a la baja. En este caso, el Gobierno mantiene las rebajas fiscales hasta el 30 de junio, aunque es seguro que se abrirá el debate sobre su posible retirada a la vista de los datos. Los comestibles son un 4,3% más caros que hace un año, un punto menos que en febrero y la tasa más baja desde noviembre de 2021, antes del inicio de la guerra de Ucrania. A estas mismas alturas de 2023, superaban el 16% de encarecimiento anual, como se puede apreciar en el gráfico.

Sin embargo, en este caso no se puede hablar del manido efecto base, un sesgo estadístico que altera los resultados en función de lo que ocurrió el año pasado. De hecho, entre febrero y marzo de 2023, los alimentos solo se retrajeron una décima, lo que no debería influir en los registros de este año. Después, en abril, mayo y junio, vino un espectacular desplome, así que es muy probable que, durante esta primavera, el índice interanual de alimentos vuelva a repuntar, aunque realmente apenas se estén encareciendo. Los registros mensuales dan una pista: en los últimos 31 días, los alimentos solo subieron una décima. En definitiva: la situación en este ámbito está controlada, aunque todo indica que las alzas de los dos últimos años no se van a revertir, sino a consolidar, a diferencia de lo que ha ocurrido en el mercado eléctrico.

Las mayores subidas

Los datos del último mes, que permiten eliminar el efecto base y ver qué está pasando realmente, indican que la vida se sigue encareciendo. En concreto, ocho décimas, unos registros que no se veían desde hace un año. Esta vez, la Semana Santa ha coincidido en marzo, por lo que el inicio de la temporada turística ha espoleado el precio de restaurantes y hoteles (0,9%) y ocio y cultura (1,8%), mientras el final de las rebajas impulsaba el del vestido y calzado (2,4%) y la normalización fiscal de la luz empujaba al alza el de los suministros de vivienda (2,2%). Todos ellos son factores coyunturales, que es probable que remitan en abril.

Hubo un tiempo en que la mayor preocupación de los españoles era cómo pagar el recibo de la luz. Ese tiempo empezó a expirar a finales de 2022, cuando las rebajas fiscales introducidas por el Gobierno y la ya célebre excepción ibérica consiguieron embridar los precios. Entonces empezó a cobrar fuerza el miedo al encarecimiento de los alimentos, que llegó a crecer a un ritmo de dos dígitos durante un año y medio. Ese escenario también se empieza a disipar, según el dato del índice de precios de consumo (IPC) de marzo, confirmado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

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