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¿Por qué Garzón ha tenido que recular? Hablan tres políticos que sí acabaron en la privada
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EL DEBATE DE LAS PUERTAS GIRATORIAS

¿Por qué Garzón ha tenido que recular? Hablan tres políticos que sí acabaron en la privada

La incoherencia con su pasado, el sector por el que iba a fichar y el manejo precipitado de los tiempos son los principales inconvenientes que dieron al traste con el salto del exministro

Foto: El exministro de Consumo Alberto Garzón. (Europa Press/Mateo Lanzuela)
El exministro de Consumo Alberto Garzón. (Europa Press/Mateo Lanzuela)
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La renuncia del exministro de Consumo Alberto Garzón a fichar por la consultora de asuntos públicos Acento ha reabierto el debate sobre las puertas giratorias en España. La presión de su propio entorno político ha llevado al economista, que fue coordinador federal de Izquierda Unida entre 2016 y 2023, a perder el que iba a ser su nuevo empleo tras más de una década en primera línea: la Dirección de Prospectiva Geopolítica del lobby fundado en 2019 por el exministro socialista José Blanco. No es el primero que ha querido dar el salto hacia el mundo de la empresa, ni será el único. Pero su caso está cargado de simbolismo por un hecho inusual: ha protagonizado una acrobacia fallida.

¿Por qué Garzón ha tenido que rectificar, mientras otros ganan sueldos de cinco ceros sin ruborizarse en los consejos de administración de las empresas del Ibex? ¿Cuál es el límite que separa lo que puede hacer y lo que no debe hacer un servidor público cuando cesa de sus cargos? Hablan quienes lo saben, porque lo han vivido en carne propia. Son tres expolíticos de partidos e ideologías diferentes que, tras ostentar responsabilidades ejecutivas en distintos ámbitos de la Administración, han acabado en la empresa privada. Dos de ellos trabajan en el mismo sector que el exdirigente comunista finalmente ya no pisará: los asuntos públicos.

La idea más repetida es que lo que le ha pasado a Garzón es un problema de coherencia. Lo que ha hecho no sería algo reprochable per se, ni mucho menos ilegal, como el propio exministro de Consumo se ha encargado de explicar en una carta publicada en la red social Twitter (ahora conocida como X). Pero la actitud inquisitorial de la izquierda denunciada por Garzón surge de un caldo de cultivo que él mismo se encargó de pergeñar, especialmente durante la época del movimiento 15-M. Un ex alto cargo del Partido Popular que ahora se dedica a la consultoría resume: "Le han dado de su propia medicina".

En su día, el político de Izquierda Unida fue muy duro con las puertas giratorias por las que se habían colado otros políticos, como los expresidentes Felipe Gónzalez (PSOE) y José María Aznar (PP). Ahora, opina el exdirigente popular, se ha visto sometido a la misma crítica pública que él mismo promovió: "Me parece que algunos que se dedican a la actividad política deberían cuidar sus declaraciones, porque en algún momento tendrán que dejarla". En la misma línea, un exministro que actualmente forma parte del consejo de una cotizada del Ibex considera que Garzón sembró durante estos años su propio linchamiento público: "Era un martillo de herejes".

Foto: El exministro de Consumo Alberto Garzón. (Europa Press/Alberto Ortega)

Hubiera contribuido o no a calentarlo, lo cierto es que ese magma inquisitorial ha acabado abrasando al exministro de Consumo, que se siente víctima de una actitud mucho más cerril incluso de la que temía. "Esperaba cierta reacción negativa, porque la izquierda es muy puritana (y equivocada) y lo de trabajar en una gran empresa está mal visto. Pero esto ha superado todas mis expectativas, por diferentes razones", asegura el exdirigente de IU a El Confidencial, sin dar más detalles. Garzón niega que su caso se pueda considerar una puerta giratoria, y limita las que iban a ser sus funciones en Acento a "elaborar informes sobre tendencias sociológicas y de crisis ecosocial", así como sobre otras cuestiones en las que puede aportar, dada su experiencia y su formación como economista y máster en Economía Internacional y Desarrollo.

¿Realmente estamos ante un caso como los que denunciaba en su época política? Según el registro de transparencia de las instituciones europeas, Acento es una consultora estratégica de asuntos públicos, es decir, un lobby que se dedica a ofrecer a quienes lo contratan "consejo sobre diplomacia corporativa y relaciones institucionales". "Ayudamos a nuestros clientes a enfrentar su contexto político, económico y social de manera proactiva, a través de estrategias de asuntos públicos que les ayuden a transmitir adecuadamente sus mensajes e inquietudes a sus grupos de interés", reza la descripción de la compañía presidida por el exministro popular Alfonso Alonso.

Este hecho supone una particularidad respecto a las empresas cotizadas, ya que no resulta tan sencillo comprobar si realmente existe algún conflicto de interés entre la actividad pública anterior del político y el desempeño privado para el que es contratado posteriormente. Un exdirigente de un partido nacionalista que ha fundado su propia consultora recuerda que Acento es una entidad intermediaria, que a su vez trabaja para compañías a las que estas personas sí habrían podido beneficiar durante su etapa política. Es decir, en este caso no se puede descartar completamente que exista un conflicto de intereses indirecto, sobre todo teniendo en cuenta que, siempre según el registro europeo, la consultora tiene como uno de sus ámbitos de actuación el de los consumidores. El exministro y consejero del Ibex considera que esto dificulta las cosas: "Si te vas a trabajar a una empresa, a un consejo, es más o menos discutible, pero irte a un lobby es más complicado".

"Messi podrá permitirse no volver a trabajar, pero un exministro no. De algo hay que comer"

Según el artículo 15 de la ley de alto cargos, estos "no podrán prestar servicios en entidades privadas que hayan resultado afectadas por decisiones en las que hayan participado" durante los dos años siguientes al cese. De ahí la importancia de la decisión de la Oficina de Conflicto de Intereses, dependiente del Ministerio de Transformación Digital y Función Pública, que recibió la solicitud de Garzón el lunes. Fuentes del departamento dirigido por José Luis Escrivá aseguran que la oficina tiene un mes para pronunciarse, por lo que el paso atrás del exministro de Consumo se produjo sin saber aún si existía una posible incompatibilidad.

Si hubiera dejado esperar dos años desde su salida del Gobierno, en noviembre de 2023, el exdirigente comunista no habría tenido ningún problema. De hecho, en ese momento pidió la llamada cesantía, según Público. Esto le permite cobrar durante 24 meses el 80% de su sueldo como ministro: más de 60.000 euros anuales. Es una posibilidad que el ex alto cargo del PP no tuvo cuando dejó la política, por lo que enseguida tuvo que dar el salto al sector privado. "Cuando se deja la política hay que poder tener una forma de sustento, de algo hay que comer. Messi podrá permitirse no volver a trabajar, pero un exministro no", asegura.

El sistema funciona bien

Todas las fuentes consultadas defienden el buen funcionamiento del sistema de incompatibilidades, liderado desde hace años por la directora de la Oficina de Conflicto de Intereses. Se trata de Flor López Laguna, una funcionaria, destacan, intachable. La norma nacional se aplica a quienes ocuparon un cargo ejecutivo en la Administración central o local, con pequeñas variaciones en función de las legislaciones autonómicas. Además, otras instituciones de carácter no ejecutivo, como el Congreso de los Diputados, tienen el suyo propio, lo que impidió al expolítico nacionalista recalar en Madrid cuando ya había dejado la política regional y montado su consultora.

Foto: El exministro de Consumo Alberto Garzón. (EFE)

Sin embargo, el Gobierno quiere endurecer el régimen actual, que adolece de falta de transparencia debido a la inexistencia de un registro público de lobbies, como el que tienen algunas comunidades autónomas y las instituciones europeas. La reforma, que se concretó en el anteproyecto de Ley de Transparencia e Integridad en las Actividades de los Grupos de Interés, decayó con el adelanto electoral del pasado verano, pero el Ejecutivo tiene previsto retomarla durante esta legislatura. Al fin y al cabo, se trata de un compromiso recogido en el componente 11 del plan de recuperación europeo que debería estar cerrado durante este año.

El ex alto cargo popular se opone a la iniciativa, ya que considera que no es necesaria una mayor regulación. En la misma línea, el nacionalista considera que la legislación actual ya resulta muy estricta: "Las puertas giratorias son algo relativo. Hay algunos casos que son muy evidentes, pero al final el ámbito político es una plataforma que te aumenta el nivel de conocimiento de los actores económicos y sociales". En ese sentido, destaca, sería muy difícil separar qué parte del trabajo se debe a las conexiones y cuál al expertise del político que se pasa a la empresa privada. El consultor que estuvo en los gobiernos del PP quita épica al asunto: "A veces se fantasea con lo que son los departamentos de asuntos públicos. No nos dedicamos a estar todo el día llamando a uno o a otro, sino que hay un análisis de estrategia. El 95% es técnica y el 5% es que aún quede algún diputado de la época en que tú estabas".

Error en los tiempos

El fracaso de Garzón invalidaba esa utilidad, destaca el consejero del Ibex. Según su razonamiento, si Acento tiene un hombre para el PSOE (José Blanco) y otro para el PP (Alfonso Alonso), el exlíder de IU debía ser la persona para desatascar las cuestiones con el espacio que se encuentra a la izquierda de los socialistas, además de realizar los informes de prospectiva para los que teóricamente se le fichaba. Pero la incomodidad causada entre sus propios compañeros —Garzón sigue militando en Izquierda Unida— lo dejaba en un callejón sin salida.

El mayor error, asegura la misma fuente, estuvo en el manejo deficiente de los tiempos. Desde la salida del Gobierno del exministro de Consumo solo han pasado tres meses, un tiempo demasiado reducido como para justificar que no dispone de información privilegiada. "A los dos años, en cambio, se considera que esa información ha quedado obsoleta", añade el consejero de la cotizada. Sabe de lo que habla: desde que dejó el Ejecutivo hasta que fichó por la empresa pasó una década, y en el poder ya estaba el otro de los dos partidos que, hasta ahora, han protagonizado la mayoría de estos casos.

Cuando las puertas giraban al revés

Los tres políticos citados anteriormente han estado en primera línea durante este siglo, y ahora lo hacen desde el mundo de la empresa, por eso han pedido ocultar su identidad. En cambio, la generación de la Transición, que ya se jubiló hace tiempo, puede hablar con más libertad.

En aquella época, las puertas giraban al revés. Un ejemplo es el de Manuel Hermoso, que está a punto de cumplir 89 años. Fundador de Coalición Canaria y presidente del Archipiélago entre 1993 y 1999, este empresario dedicó casi toda su vida al negocio familiar de prefabricados (Maher, que vendió en 2012 tras cinco meses de impagos a sus trabajadores, según denunció UGT).

A finales de los años setenta, Hermoso se metió en política, para regresar al ámbito privado al finalizar su actividad pública. Dice que no fue el único: "Fue un servicio público que se hizo voluntariamente, porque faltaba gente para construir la democracia. Por tanto, lo lógico es que, una vez cumplidos los objetivos, volviésemos a nuestras profesiones. Es distinto a lo que ocurre en estos momentos".

Aunque no se opone frontalmente a que los políticos recalen en la empresa privada tras cesar de sus cargos, el expresidente de Canarias pide ser muy escrupuloso con el escrutinio de las posibles incompatibilidades, y defiende un modelo similar al francés, donde la clase dirigente estudia en escuelas especializadas: "Su vida se proyecta de esa forma, y cuando dejan la primera línea son jubilados de la política".

La renuncia del exministro de Consumo Alberto Garzón a fichar por la consultora de asuntos públicos Acento ha reabierto el debate sobre las puertas giratorias en España. La presión de su propio entorno político ha llevado al economista, que fue coordinador federal de Izquierda Unida entre 2016 y 2023, a perder el que iba a ser su nuevo empleo tras más de una década en primera línea: la Dirección de Prospectiva Geopolítica del lobby fundado en 2019 por el exministro socialista José Blanco. No es el primero que ha querido dar el salto hacia el mundo de la empresa, ni será el único. Pero su caso está cargado de simbolismo por un hecho inusual: ha protagonizado una acrobacia fallida.

Alberto Garzón
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