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"¿Comerciarías con un asesino?". Milei rompe con Pekín en la primera entrevista tras su victoria
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CONVERSACIÓN CON BLOOMBERG

"¿Comerciarías con un asesino?". Milei rompe con Pekín en la primera entrevista tras su victoria

El vencedor de las primarias argentinas mantiene su plan económico y concreta su agenda exterior con un claro giro hacia EEUU. Propone salir del Mercosur y alejarse de Brasil

Foto: El candidato de La Libertad Avanza Javier Milei. (Reuters/Mariana Nedelcu)
El candidato de La Libertad Avanza Javier Milei. (Reuters/Mariana Nedelcu)
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A principios de verano, cuando Javier Milei ya era un ídolo de masas en YouTube y en las calles, pero nadie se lo tomaba en serio en la Casa Rosada, el ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, viajó a Pekín para obtener del régimen comunista lo que le negaban los mercados internacionales: reservas de divisas que sirviesen de colchón para respaldar el valor oficial de un peso que el banco central del país no lograba sostener. Dos meses después, Massa, a la sazón candidato del oficialismo, perdió las primarias ante el economista ultraliberal, que ya acaricia la sede de la Presidencia si el terremoto electoral de este domingo se mantiene en los comicios del 22 de octubre.

El rockero está de gira por las principales televisiones bonaerenses, donde vende sus 10 mandamientos con la seguridad que le otorga el saberse en lo más alto de las listas de éxitos. Pero, como ocurre con los grandes artistas, también quiere formar parte del top del mundo anglosajón, que es la industria que domina el mercado. En su primera entrevista con un medio internacional, la prestigiosa agencia de noticias financieras Bloomberg, Milei no ha cambiado la letra de la canción. Tampoco la música. Si acaso, le ha añadido algunos acordes nuevos para dejar más claro todavía en qué consiste su autopista hacia el infierno (o hacia el paraíso, según a quién se le pregunte).

Foto: El economista ultraliberal Javier Milei. (EFE/Gala Abramovich)

La highway to hell del gran favorito para convertirse en el nuevo presidente de Argentina mantiene el trazado original, en el que el banco central está condenado a arder en llamas para expiar los pecados del peronismo. Pero no será el único en salir achicharrado. También lo harán algunas de las líneas maestras de la política exterior del país durante los últimos años, entre ellas las relaciones con el gigante asiático, que hasta ahora le había sacado las castañas del fuego al Gobierno del kirchnerista Alberto Fernández.

Milei, que en su programa electoral propone abrir unilateralmente el comercio para librarlo de aranceles y limitaciones a las importaciones, rechaza, en cambio, los intercambios con el diablo comunista, principal proveedor del país sudamericano, segundo destino de sus exportaciones y cuyos yuanes ya han servido para devolver unos 2.500 millones de euros del pasivo que adeuda al Fondo Monetario Internacional (FMI). El líder de la Libertad Avanza no quiere vender el alma de la nación a satanás.

"La gente no es libre en China, no pueden hacer lo que quieren y, cuando lo hacen, los matan. ¿Comerciarías con un asesino?", inquiere el entrevistado al periodista de Bloomberg. Esta línea roja no solo afecta a la dictadura que ha aportado alrededor de 16.000 millones de liquidez a Argentina, sino también al mayor Estado de derecho del cono sur, Brasil, que es el primer destino de sus exportaciones y el segundo origen de sus importaciones.

Para Milei, el comunismo totalitario de Xi Jinping y el socialismo democrático de Luiz Inácio Lula da Silva merecen el mismo reproche. Aliado confeso del expresidente brasileño Jair Bolosonaro, que nunca ha reconocido expresamente su derrota contra Lula en las elecciones del año pasado, el favorito a la Casa Rosada propone romper con sus dos principales socios comerciales, además de salir del Mercosur, el mercado común que comparten Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay desde hace tres décadas: "Es una unión aduanera de mala calidad que distorsiona el comercio y perjudica a sus miembros".

Foto: Javier Milei, el día de las primarias en Argentina. (Reuters/Mariana Nedelcu) Opinión
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El discurso del intelectual anarcocapitalista no ha cambiado ni un ápice desde su victoria del domingo, e incluso se podría decir que se ha radicalizado, al llevar los preceptos maximalistas de la política económica al plano de las relaciones internacionales. Milei no se arredra ni ante el medio que mejor representa al mismo poder económico global que le ha lanzado una advertencia muy clara en los mercados. Tras la noche electoral, la Bolsa de Buenos Aires y los bonos soberanos se desplomaron ante el miedo a la inestabilidad representada por el candidato populista.

Quizá por eso, el líder de La Libertad Avanza ha querido suavizar sus palabras unas horas después de la publicación: "No tengo que involucrarme, pero no promoveré lazos con los que no respetan la libertad". Traducción: si llega a la Casa Rosada, no impedirá que los empresarios argentinos sigan haciendo negocios con China y Brasil, pero su Gobierno no recurrirá al gigante asiático para resolver los gravísimos problemas financieros de la nación. Ante todo, Milei quiere preservar la seguridad jurídica de las inversiones, y no planteará objeciones al cumplimiento de los contratos con las compañías chinas, que contemplan la construcción de dos centrales hidroeléctricas y una planta nuclear, según recoge Bloomberg.

EEUU sería el gran beneficiado de la victoria de Milei, al obtener un aliado de primer orden en una región de creciente influencia China

La propuesta monetaria de Milei responde a unas coordenadas muy lejanas a las de Pekín. Como ya hizo Ecuador, el intelectual libertario defiende la dolarización de la economía argentina, pero solo como paso previo a una medida inédita: la eliminación del banco central del país. Esto despojaría a la tercera economía latinoamericana de su soberanía monetaria, y la dejaría al albur de las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos. El candidato promete mantener una relación privilegiada con la primera potencia mundial, independientemente de quién sea el inquilino de la Casa Blanca tras las presidenciales de 2024: "Puede que me guste más el perfil de los republicanos que el de los demócratas, pero eso no significa que no considere a Estados Unidos como nuestro gran socio estratégico".

La principal economía del mundo sería, así, una de las grandes beneficiadas de la posible victoria de Milei en las elecciones de octubre, al obtener un aliado de primer orden en una región dominada por la izquierda —más o menos populista— y en la que China ha aumentado su influencia de forma considerable durante los últimos años. "No tengo socios socialistas", remacha en la entrevista. Y eso significa no tener apenas socios: hasta su admirado Chile, referente de las reformas neoliberales que propugna, ha caído en manos del progresista Gabriel Boric. De entre las principales economías de Sudamérica, solo Uruguay, Paraguay y Ecuador están gobernadas por la derecha.

Así será la dolarización

El líder de la Libertad Avanza asegura tener diseñado el plan para dolarizar el país. Como ocurre en El Salvador, los argentinos tendrán libertad para elegir entre diferentes divisas. "Si nadie quiere tener pesos en Argentina, la pregunta es: '¿Cuánto valen los pesos en términos reales?'. Nadie los quiere", afirma.

En opinión de Milei, la economía estará totalmente dolarizada cuando culmine la conversión de las dos terceras partes de la base monetaria de la nación. Para guiar ese proceso, pondrá al frente del banco central a Emilio Ocampo, que será el encargado del desmantelamiento de la institución una vez finalizada la transición hacia la divisa estadounidense. 

“Los bancos centrales se dividen en cuatro categorías: los malos, como la Reserva Federal; los muy malos, como los de América Latina; los terriblemente malos, y el Banco Central de Argentina”, asegura el ganador de las elecciones primarias. 

El propio Ocampo será el responsable de las negociaciones con el FMI, con el que Argentina contrajo una deuda de 40.000 millones de euros vinculados al plan de rescate de 2018.

Milei ha anunciado que miembros de su equipo ya han mantenido contactos con la institución, y confía en que su proyecto de consolidación fiscal para reducir el gasto público en al menos un 13% antes de 2025 devuelva a los mercados internacionales su confianza en el país.  

A principios de verano, cuando Javier Milei ya era un ídolo de masas en YouTube y en las calles, pero nadie se lo tomaba en serio en la Casa Rosada, el ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, viajó a Pekín para obtener del régimen comunista lo que le negaban los mercados internacionales: reservas de divisas que sirviesen de colchón para respaldar el valor oficial de un peso que el banco central del país no lograba sostener. Dos meses después, Massa, a la sazón candidato del oficialismo, perdió las primarias ante el economista ultraliberal, que ya acaricia la sede de la Presidencia si el terremoto electoral de este domingo se mantiene en los comicios del 22 de octubre.

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