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La peculiar empresaria a la que Rabat señala como representante de España en el foro del Sáhara
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MARÍA TATO

La peculiar empresaria a la que Rabat señala como representante de España en el foro del Sáhara

Ante la ausencia del Gobierno y las patronales, los organizadores presentan a una empleada de la RFEF como cabeza de la delegación española en un fracasado evento para inversores patrocinado por el Gobierno marroquí

Foto: María Tato. (RFEF)
María Tato. (RFEF)

María José Tato tiene estos días una altísima responsabilidad: representar a nuestro país en el Foro de Inversiones Marruecos-España que se celebra en Dajla —Villa Cisneros, hasta la Marcha Verde de 1975— para atraer empresas al Sáhara Occidental. Así figura en el programa del encuentro, patrocinado por el Ministerio de Industria marroquí y el Consejo Regional de Dajla Oued Eddahab. Sin embargo, nadie en Madrid le ha atribuido esa potestad: más bien parece una fórmula de los organizadores para enmascarar el fracaso de un evento al que no ha asistido ningún miembro del Gobierno o de las patronales españolas.

La empresaria destaca al frente de una modesta delegación que, según recoge la agencia EFE, está compuesta principalmente por pymes canarias, pese a que se cursaron invitaciones entre las grandes compañías nacionales con intereses en la nación magrebí. Su presencia en la inauguración de este martes fue anunciada como la de la "representante de la delegación española", y es la única de un ciudadano de nuestro país que aparece en la agenda. Ni siquiera el embajador ha querido acudir, en un momento en que las tensiones con Argelia obligan a medir cada paso, especialmente si las pisadas se producen sobre un terreno que los argelinos consideran ocupado y la ONU define como pendiente de descolonización.

Foto: El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares. (EFE/Stephanie Lecocq)

Los organizadores habían presentado la cumbre como una gran oportunidad de impulsar las inversiones en el Sáhara tras el giro histórico de Madrid, que reconoció el pasado marzo la propuesta de autonomía marroquí como "la base más seria" para resolver el conflicto entre Rabat y el Frente Polisario. De hecho, ya se celebró un foro similar en Nueva York, después de que Estados Unidos diese el primer golpe de efecto que acabó condicionando el cambio de parecer de la diplomacia española. Pero al final nadie ha querido participar en un evento que, según el Ministerio de Exteriores de Argelia, "contribuye a empeorar las cosas" con España, especialmente por el lugar donde se produce.

¿A quién representa María Tato, entonces? La empresaria vasca forma parte de la junta directiva y es invitada en el comité ejecutivo de Cepyme, la patronal española de las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, fuentes de la organización niegan que tengan algo que ver con el evento: “Cepyme no ha tenido presencia ni representación en el Foro Empresarial Marruecos-España”. Apuntan a la Confederación Española de Centros y Academias Privadas (Cecap). Tato es su secretaria general, lo que le permite tener un asiento en Cepyme. Pero la respuesta es la misma: no ha ido al Palacio de Congresos, situado en una turística península del Atlántico saharaui, en representación de esa patronal. Es decir, se ha representado a sí misma (o a sus empresas). En el registro, figura como administradora de una veintena de compañías, la mayoría con domicilio social en Vizcaya y dedicadas a la consultoría.

La curiosa historia de Tato es ya la metáfora de un foro descafeinado del que no se esperan grandes resultados

No es la primera vez que Tato está en el foco por las suspicacias que generan sus viajes a Marruecos. De hecho, en marzo de 2021 presidió una delegación de empresarios vascos que visitó el país para buscar oportunidades de inversión en el ámbito de la pesca. Nada extraño, salvo por el hecho de que entonces Tato ocupaba un puesto directivo en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) del controvertido José Luis Rubiales. El mismo desplazamiento le sirvió para encabezar una delegación de la RFEF que pretendía estrechar lazos con la federación marroquí. La pluriempleada empresaria, en ese momento directora de Fútbol Femenino, fue sustituida en enero de este año por Ana Álvarez Mesa, pero continúa ligada al ente federativo como miembro del área de internacional. Desde esa posición, participa en los trabajos de la candidatura conjunta de España y Portugal para albergar el Mundial de 2030.

Tato es licenciada en Derecho y su carrera ha estado vinculada al ámbito jurídico. En septiembre de 2020, su experiencia deportiva apenas se circunscribía a un cargo como presidenta del Tribunal de Arbitraje Deportivo del País Vasco, lo que no le impidió acceder a la dirección de la sección femenina del Athletic Club de Bilbao, tras formar parte de la candidatura del actual presidente, Aitor Elizegi. Desde entonces, continúa vinculada al mundo del fútbol, pero siempre con un ojo puesto en Marruecos.

Foto: María Tato, junto al presidente de la RFEF, Rubiales, y el del Athletic, Aitor Elizegi.

La curiosa historia de Tato es ya la metáfora de un foro descafeinado del que no se esperan grandes resultados. Mientras en el auditorio se mostraba un mensaje grabado del ministro de Industria marroquí, Ryad Mezzour, en el que presumía de que varias docenas de empresas españolas "están explorando la oportunidad de invertir en los sectores de la aeronáutica, las energías renovables, la química, la electrónica y la industria agroalimentaria", cualquiera podía descargarse a través de esta web una invitación para acudir al encuentro, organizado por una compañía privada de promoción de eventos.

Si es cierto que las relaciones de España con Marruecos han entrado en una nueva etapa, como dice Madrid, los primeros pasos están siendo especialmente discretos. Sobre todo cuando la cara visible de la supuesta voracidad inversora en la excolonia es una empleada de la Real Federación Española de Fútbol.

María José Tato tiene estos días una altísima responsabilidad: representar a nuestro país en el Foro de Inversiones Marruecos-España que se celebra en Dajla —Villa Cisneros, hasta la Marcha Verde de 1975— para atraer empresas al Sáhara Occidental. Así figura en el programa del encuentro, patrocinado por el Ministerio de Industria marroquí y el Consejo Regional de Dajla Oued Eddahab. Sin embargo, nadie en Madrid le ha atribuido esa potestad: más bien parece una fórmula de los organizadores para enmascarar el fracaso de un evento al que no ha asistido ningún miembro del Gobierno o de las patronales españolas.

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