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¿Qué hacer con 450.000 trabajadores en ERTE en plena temporada turística?
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SE RALENTIZA LA SALIDA DE LOS ERTE

¿Qué hacer con 450.000 trabajadores en ERTE en plena temporada turística?

La economía española se recupera. También el empleo, pero el ritmo de salida de los ERTE se ha ralentizado. Problemas estructurales impiden la movilidad entre sectores productivos

Foto: Una oficina de empleo, en una imagen de archivo. (EFE)
Una oficina de empleo, en una imagen de archivo. (EFE)
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La noticia buena es que España tiene hoy 152.116 cotizantes más que en marzo de 2020, es decir, al comienzo de la pandemia. La mala es que de los 19,3 millones de afiliados al sistema de Seguridad Social, eliminando los efectos de la distinta estacionalidad, 447.800 no pueden trabajar porque su relación laboral está suspendida —parcial o totalmente— a través de un ERTE.

Esta es la paradoja del mercado laboral, que al mismo tiempo que la economía crea empleo de forma intensa a medida que se extiende la vacunación y se eliminan las restricciones a la movilidad y a la interacción social, un número muy relevante de trabajadores continúa sin poder trabajar.

En unos casos, como el transporte, porque el nivel de actividad continúa claramente por debajo de los niveles prepandemia, pero en otros porque las empresas están quebradas. Son, en realidad, 'zombies' que siguen formalmente operando gracias a la protección pública. Ya sea por la congelación de los concursos de acreedores y/o por el pago del desempleo. Quince meses después del primer estado de alarma, el número de trabajadores en ERTE representa el 3% de la afiliación total, lo que revela su importancia.

Foto: El turismo nacional impulsa la creación de empleo. (Efe)

La cifra de trabajadores en ERTE, desde luego, ha ido bajando en los últimos meses (el 29 de abril había 638.283 trabajadores con el contrato suspendido), pero lo singular es que decrece a menor ritmo que crece el empleo. En junio de este año, por ejemplo, el número de afectados disminuyó en 94.322, pero el empleo creció en 202.857. Es decir, casi el doble.

Lo llamativo es que la desaceleración en el ritmo de salida de los ERTE coincide en el tiempo con la temporada de verano

Esto es lo que inquieta hoy en el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, que ha observado una ralentización en el ritmo de salida de los ERTE. O dicho de otra manera, muchos trabajadores siguen dados de alta en empresas con poco o nulo futuro en lugar de cambiar hacia sectores en los que se está creando empleo de forma intensa. Algo que explica que el ministro Escrivá sea un abanderado de ir eliminando cada vez con más fuerza los incentivos a seguir en suspensión de empleo. En particular, el hecho de que un trabajador en ERTE tiene parado el reloj de las prestaciones sociales. Es decir, que los trabajadores afectados no consumen paro, que, como se sabe, tiene una duración máxima de dos años. Esta, de hecho, será la gran discusión en la próxima revisión de los ERTE, cuya fecha de caducidad es el 30 de septiembre.

Un problema estructural

Lo llamativo es que la desaceleración en el ritmo de salida de los ERTE coincide en el tiempo con la temporada de verano. Y así sorprende que el sector de agencias de viajes y operadores turísticos todavía concentre, como reconoce el Ministerio, una parte muy importante de los trabajadores en ERTE, así como el transporte aéreo y los servicios de alojamiento. Es más, en plena temporada estival, Las Palmas es la provincia con más trabajadores en ERTE (12,7% de sus afiliados), seguida de Santa Cruz de Tenerife, con un 10,3%, y Baleares, con un 5%. Esto indica claramente, su dependencia del turismo extranjero, que solo en una pequeña parte puede ser compensado con el turismo nacional.

Como reflejan los datos de la Seguridad Social, y de acuerdo a la clasificación de actividades económicas, que recoge información de 100 sectores productivos, dos de ellos, servicios de comidas y bebidas (114.174 trabajadores en ERTE) y servicios de alojamiento (78.789) concentran el 43,1% de los trabajadores en esta situación.

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)

El problema, sin embargo, no es este verano, es, precisamente, saber lo que sucederá a partir de septiembre, cuando tanto el turismo nacional como el internacional tenderá a replegarse hacia sus ciudades de origen.

La escasa movilidad de unos sectores a otros con más futuro es un viejo problema de la economía española

La escasa movilidad de unos sectores a otros con más futuro es un viejo problema de la economía española, y la mayoría de los estudios lo relacionan con la cualificación profesional. Pero también con factores estructurales y culturales, como la carestía de la vivienda en las grandes ciudades, que es donde se crean más puestos de trabajo, o con la escasa diversificación del empleo en determinadas regiones. El caso más evidente es el de Canarias Y Baleares, donde existe casi un monocultivo turístico que hace que la ‘reconversión’ de un trabajador hacia sectores más dinámicos sea más difícil. La oferta es muy limitada.

Esto se observa claramente a la luz de los datos de la Seguridad Social. En 18 provincias, el número de trabajadores en ERTE ya baja del 2% (3% a nivel nacional), principalmente en Castellón, Murcia, Huelva, Guadalajara, Cuenca y Ciudad Real. Es decir, allí donde la oferta de empleo está más diversificada, ya sea en la agricultura, la construcción o determinados servicios que ya han alcanzado niveles normales de actividad.

La noticia buena es que España tiene hoy 152.116 cotizantes más que en marzo de 2020, es decir, al comienzo de la pandemia. La mala es que de los 19,3 millones de afiliados al sistema de Seguridad Social, eliminando los efectos de la distinta estacionalidad, 447.800 no pueden trabajar porque su relación laboral está suspendida —parcial o totalmente— a través de un ERTE.

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