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¿Adiós a las monedas de 1 y 2 céntimos? Los motivos de la UE para deshacerse de ellas
  1. Economía
El 65% de los europeos apoyaría la medida

¿Adiós a las monedas de 1 y 2 céntimos? Los motivos de la UE para deshacerse de ellas

Un informe de la Comisión Europea señala que no circulan de manera eficiente entre los operadores económicos y tienen un alto coste económico y medioambiental

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La estadística dice que por cada ciudadano de la Unión Europea (UE) hay unas 140 monedas de 1 y 2 céntimos de euro. ¿Recuerdas la última vez que usaste alguna? No las puedes utilizar para comprar en la máquina de café ni para pagar el parquímetro y lo más probable es que si te encuentras alguna en la calle no te agaches para recogerla. Seamos sinceros, a casi todo el mundo le incordia la “chatarra”. Ocupan mucho y suman poco. Y según el sondeo del Eurobarómetro de 2019, el 65% de los europeos quiere que desaparezcan.

Este debate no es nuevo —en 2013 y 2018 ya se publicaron dos informes al respecto— pero, tras el parón que ha provocado el covid-19, la UE podría pisar el acelerador en su intención de aligerar de calderilla nuestros bolsillos. Una revisión que responde a la obligación que tiene la Comisión Europea de examinar periódicamente el uso de diferentes tipos de monedas de euro en función de criterios de coste y aceptabilidad pública. Pero, ¿cuáles son los motivos reales?

Impacto económico, ambiental y social

Los informes previos sobre la materia han detectado un "uso unidireccional de las monedas de 1 y 2 céntimos, una baja tasa de retorno a los bancos centrales nacionales y un aumento constante en su emisión". Factores que respaldan la hipótesis de que no circulan de manera eficiente entre los operadores económicos, sino que, en la mayor parte de los casos, se acumulan o se pierden. Sin embargo, como indica el Blog de Bankia, hay otros tres motivos de peso que pueden decantar la balanza:

1. Coste de producción: Puede parecer incongruente, pero el coste de fabricación y distribución de las monedas de 1 o 2 céntimos es bastante mayor que el de su propio valor facial. Según los cálculos de la Comisión Europea, su producción desde 2002 ha generado unas pérdidas acumuladas a los Estados miembros de alrededor de 1,4 billones de euros.

2. Redondeo: Actualmente Bélgica, Finlandia, Irlanda, Italia y Holanda ya han comenzado a suspender el uso de las monedas de 1 y 2 céntimos, y para los pagos en efectivo operan con reglas de redondeo a 5 céntimos, al alza o a la baja, dependiendo de lo cerca que esté el precio del cinco y del cero. Por poner un ejemplo, si el total fuese de 10,01, pagaríamos 10 y si fuese de 10,07, abonaríamos 10,05. Después del coste de producción, este es uno de los principales motivos que baraja el Ejecutivo comunitario, que quiere evitar que cada socio del euro siga unos criterios propios y distintos del resto a la hora de redondear.

3. Medioambiente: Producir y poner en circulación estas monedas también tiene un elevado coste ambiental. Para su fabricación se emplea principalmente acero, cobre, agua y productos químicos, además de otros materiales como el plástico o el papel para el embalaje. Un botón de muestra: Desde 2002 se han puesto en circulación alrededor de 46.000 millones de unidades que suman más de 7.000 toneladas de cobre con el que se podría equipar 260.000 viviendas con tuberías para agua potable o 230.000 hogares con instalaciones eléctricas, según un estudio elaborado por el Centro Español de Información del Cobre (Cedic)

Los costes de fabricación y distribución de las monedas de 1 o 2 céntimos es bastante mayor que el de su propio valor facial

Entonces, ¿por qué no nos hemos deshecho de estas monedas antes? El principal factor es el miedo a un posible aumento de la inflación, aunque la experiencia de los países que ya aplican reglas de redondeo demuestra que el impacto es prácticamente nulo. Tomar esta medida también restaría cierto margen de maniobra comercial a la hora de fijar precios y la Comisión Europea señala que hay otros factores, como el impacto en los grupos de población con rentas bajas o en los ingresos de las organizaciones benéficas, que hay que analizar con detenimiento.

Por ese motivo, desde Bruselas se lanzó una consulta pública a finales del mes de septiembre para recabar la opinión de todas las partes interesadas, incluyendo autoridades nacionales, consumidores y representantes de la sociedad civil. Desde la Comisión no contemplan retirar de la circulación las monedas de 1 y 2 céntimos, que seguirán siendo de curso legal y cualquier tienda estará autorizada a aceptarlas, pero proponen tres posibles escenarios: mantener la situación actual —poco probable, pero posible—, seguir acuñándolas pero a un coste más reducido o dejar de emitirlas pero permitir que se sigan utilizando. Cualquier ciudadano de la zona euro podrá expresar sus puntos de vista hasta el próximo 11 de enero y la decisión definitiva llegará en el cuarto trimestre de 2021.

La estadística dice que por cada ciudadano de la Unión Europea (UE) hay unas 140 monedas de 1 y 2 céntimos de euro. ¿Recuerdas la última vez que usaste alguna? No las puedes utilizar para comprar en la máquina de café ni para pagar el parquímetro y lo más probable es que si te encuentras alguna en la calle no te agaches para recogerla. Seamos sinceros, a casi todo el mundo le incordia la “chatarra”. Ocupan mucho y suman poco. Y según el sondeo del Eurobarómetro de 2019, el 65% de los europeos quiere que desaparezcan.

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