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La caída del turismo pone en jaque ocho años de reducción de la deuda externa
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Desplome en la entrada de divisas

La caída del turismo pone en jaque ocho años de reducción de la deuda externa

La entrada de divisas se frenó en seco al inicio de la pandemia como consecuencia de la caída de las exportaciones y, sobre todo, del cierre de todo el sector turístico

Foto: Un verano atípico en las playas españolas. (EFE)
Un verano atípico en las playas españolas. (EFE)

El principal cambio estructural que vivió la economía española tras la burbuja financiera fue la corrección del déficit exterior en la balanza por cuenta corriente. En la década que va desde 1999 hasta 2008, el país acumuló más de 540.000 millones de déficit, a un ritmo de casi 55.000 millones al año. Tal saldo negativo disparó la deuda con el exterior y colocó el país en una situación tan delicada que agravó con creces la crisis de la burbuja financiera.

Tras el estallido de la crisis, el país tuvo que ‘apretarse el cinturón’ para convertir el déficit que lo ahogaba en superávit y así empezar a repagar la deuda acumulada. Desde entonces, la cuenta corriente española ha acumulado un saldo positivo de 175.000 millones de euros. Hasta ahora. El hundimiento del turismo y la caída de las exportaciones abocan España a volver al déficit exterior este año, lo que significa volver a incrementar la deuda con el extranjero.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en rueda de prensa en Berlín. (Reuters)

Los datos de la balanza de pagos hasta el mes de abril arrojan el primer déficit desde el año 2014. En concreto, desde el inicio del año los números rojos de la cuenta corriente ascienden a casi 2.500 millones de euros, el peor dato desde el año 2012. Y eso a pesar de que los meses de enero y febrero, todavía sin rastro del coronavirus, fueron positivos. Si solo se tienen en cuenta los meses de marzo y abril, ya azotados por la pandemia, la balanza por cuenta corriente arroja un déficit de casi 1.900 millones de euros, lo que contrasta con el superávit de más de 4.000 millones de un año atrás.

El estallido de la pandemia y el cierre de negocios y fronteras pone contra las cuerdas el superávit de la balanza exterior. Los meses de verano deberían corregir cualquier desequilibrio registrado en el inicio del año, ya que entre mayo y septiembre la economía española debería registrar un superávit de más de 3.000 millones de euros cada mes. Sin embargo, los datos de mayo y junio anticipan un gran desplome en la entrada de divisas como consecuencia del frenazo brusco del turismo. En mayo, directamente no se produjo la entrada de turistas extranjeros por el cierre de fronteras, y en junio, aunque comenzó la desescalada, todavía el número de llegadas está muy lejos de los niveles previos a la crisis.

[Desmontando el ‘boom’ exportador de España]

Los analistas de BBVA Research prevén que la balanza por cuenta corriente termine el año en negativo, con un déficit del 0,4% del PIB. De esta forma, se pondría fin a casi una década de corrección de la deuda exterior. Si bien se trata de una cuantía reducida, unos 4.500 millones de euros, es suficiente para evidenciar cómo en esta parte de la crisis España intenta soportar el golpe empleando deuda externa.

El principal prestatario ha sido el Estado, que ha realizado emisiones masivas de deuda durante los últimos meses para financiar todo el gasto público comprometido. La deuda del Tesoro en manos de no residentes se sitúa ya en el entorno del medio billón de euros, casi la mitad de la deuda estatal en circulación. Solo en el último año ha aumentado en 50.000 millones de euros, esto es, casi el 90% de toda la nueva deuda.

Las políticas discrecionales contra la crisis económica y los estabilizadores automáticos han provocado un fuerte aumento de la deuda en el sector público para contrarrestar la crisis. Los hogares han financiado una parte de este pasivo con su ahorro, aumentado de forma significativa como consecuencia de la incertidumbre. Sin embargo, no ha sido suficiente para cubrir todas las necesidades de financiación y, con ello, evitar el aumento de la deuda externa.

Foto: Humo provocado por las protestas en la fábrica de Nissan de Barcelona. (EFE)

La ruptura de las cadenas de valor y la interrupción del comercio internacional también está pesando con dureza sobre la balanza por cuenta corriente española. La caída de las exportaciones está siendo más intensa que la de las importaciones. Y eso a pesar del alivio que supone el desplome del crudo para el sector exterior.

En el mes de abril las exportaciones registraron un hundimiento del 39% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que las importaciones cayeron un 36%. Esta constatación del peor comportamiento de las ventas en el exterior que las compras hace temer un deterioro adicional de la balanza comercial este año. Por ejemplo, BBVA Research estima que las exportaciones caerán más de un 18% este año, mientras que las importaciones se reducirán en menos de un 15%.

En cualquier caso, ambas variables están muy correlacionadas, ya que las exportaciones de España contienen un importante componente de importaciones. Esto es porque la industria nacional se dedica, en buena medida, a ensamblar piezas producidas en el exterior. De ahí que ambos indicadores se muevan en paralelo. La caída del turismo será, por tanto, quien marque el deterioro de la cuenta corriente española este año.

El principal cambio estructural que vivió la economía española tras la burbuja financiera fue la corrección del déficit exterior en la balanza por cuenta corriente. En la década que va desde 1999 hasta 2008, el país acumuló más de 540.000 millones de déficit, a un ritmo de casi 55.000 millones al año. Tal saldo negativo disparó la deuda con el exterior y colocó el país en una situación tan delicada que agravó con creces la crisis de la burbuja financiera.

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