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Bruselas entra al choque con París y Berlín tras el veto a la megafusión Alstom-Siemens
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pide no buscar un "chivo expiatorio"

Bruselas entra al choque con París y Berlín tras el veto a la megafusión Alstom-Siemens

El eje franco-alemán acordó un documento conjunto para la reforma de las normas de competencia, debilitando el control de la Comisión y dándoles más poder a las capitales

Foto: Margrethe Vestager, comisaria de Competencia. (EFE)
Margrethe Vestager, comisaria de Competencia. (EFE)

Bruselas está acostumbrada a ser acusada de muchas cosas. Pero parece que para la Comisión Europea Berlín y París fueron demasiado lejos cuando, tras vetar la megafusión de Alstom y Siemens, le acusaron de estar ayudando a los intereses chinos y de haber cometido un error económico y político. El eje franco-alemán acordó poco después un documento conjunto para la reforma de las normas de competencia, debilitando el control de la Comisión Europea y dándoles más poder a las capitales.

Y tras cruzar esa línea, Bruselas ha decidido embarrarse y entrar al choque. En un documento publicado hoy por el think-tank de la Comisión Europea, el Ejecutivo comunitario señala que “Europa podría encontrarse en una espiral descendente de ineficiencia económica y arbitrariedad política, generando desconfianza y divisiones internas, ya que los Estados miembros más grandes podrían imponer su voluntad a aquellos con economías más pequeñas”.

Foto: La comisaria de Competencia fotografía la sala de prensa durante una comparecencia. (Reuters)

El texto, que ocupa unas 20 páginas y que ha sido presentado por el European Political Strategy Centre de la Comisión Europea, es la principal reacción por parte de Bruselas a la agresiva respuesta por parte de Berlín y París a su veto a la fusión de Siemens y Alstom. Después de que se hiciera pública la propuesta de los gobiernos alemán y francés, el departamento dirigido por Margrethe Vestager, comisaria de Competencia, ha contado con el apoyo de Nadia Calviño, ministra española de Economía, que ha señalado que la reforma de las normas de competencia siempre será positiva siempre y cuando lleve a un reforzamiento de las reglas, y no a un debilitamiento.

La Comisión Europea también responde a uno de los puntos más polémicos de la propuesta franco-alemana, consistente en dar poder al Consejo para poder deshacer decisiones tomadas por el Ejecutivo comunitario. El documento señala que esto “resultaría en decisiones más opacas, con menos controles internos”, lo que llevaría a un “arbitraje injusto” a la hora de poner en la balanza los intereses de las compañías y de los consumidores.

placeholder Vestager, comisaria de Competencia. (Reuters)
Vestager, comisaria de Competencia. (Reuters)

Bruselas señala que es “comprensible” que los “sentimientos” de París y Berlín estén a flor de piel tras su veto, pero les recomienda que centren la atención “en los desafíos reales que enfrenta Europa, en vez de perder el tiempo y la energía en encontrar un chivo expiatorio”. Además, el EPSC señala que las normas de competencia comunitarias no evitan la creación de “campeones europeos” como han señalado Francia y Alemania, recordando, además, que la mayoría de fusiones han sido aceptadas incondicionalmente por parte de la Comisión Europea, y que entre 2009 y 2019 el Ejecutivo comunitario ha aprobado 3.000 fusiones y bloqueado solo nueve.

Además, Bruselas pide centrarse en los problemas reales: Europa se está quedando atrás respecto a Estados Unidos y China desde hace tiempo, y no es precisamente por la falta de "campeones europeos". El Ejecutivo comunitario lleva ya años mostrando su preocupación por el hecho de que Europa no sea tierra de 'unicornios', startup valoradas en más de 1.000 millones de dólares. Y cuando una pequeña empresa comienza a crecer mucho, Bruselas señala que se marchan a Estados Unidos, donde encuentran más inversores dispuestos a arriesgar. De hecho, el Ejecutivo comunitario tiene puestas en marcha propuestas para inversión público-privada con el objetivo de atajar este problema.

Bruselas está acostumbrada a ser acusada de muchas cosas. Pero parece que para la Comisión Europea Berlín y París fueron demasiado lejos cuando, tras vetar la megafusión de Alstom y Siemens, le acusaron de estar ayudando a los intereses chinos y de haber cometido un error económico y político. El eje franco-alemán acordó poco después un documento conjunto para la reforma de las normas de competencia, debilitando el control de la Comisión Europea y dándoles más poder a las capitales.

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