Ser funcionario, el último tren para miles de personas: "La gente está desesperada"
España contratará a más de un millón de empleados públicos en los próximos 10 años. El nuevo perfil de aspirante es alguien más mayor, con menos recursos y víctima de la precariedad
Las oposiciones vistas como salvavidas, como el último tren que les puede sacar de un futuro negro, lleno de precariedad laboral, salarios míseros e incapacidad para crear una familia o criar a los hijos. Personas convencidas de que si no se agarran a ese vagón en marcha, la alternativa es más paro, más jornadas hasta el anochecer, más contratos de una semana, tal vez una jubilación miserable. Con "angustia y ansiedad", dicen los profesores, es como toman decenas de miles de españoles las convocatorias masivas de empleo público que ya están en marcha en el estrato estatal, autonómico y municipal. España necesitará más de un millón de nuevos funcionarios en los próximos 10 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y muchas personas, en su mayoría mujeres, se están dejando la piel por hacerse con una de esas plazas, sea la que sea, que más que a empleo saben a premio gordo de la lotería.
"El perfil del opositor ha cambiado mucho en los últimos años. Ahora son más mayores, hemos pasado de medias de 25-30 años a 40, y tienen menos recursos. También están más motivados. Antes, la gente se lo tomaba con más alegría, se daba su tiempo. Ahora, si les quedan 12 meses de paro, dicen 'tengo 12 meses para sacarme la oposición'. Son alumnos muy necesitados debido a que están desempleados o en empleos muy precarios, y eso complica la gestión del estrés y el nerviosismo. En una oposición hay que hacerlo muy bien, y cuando la gente se pone nerviosa y ve que no llega, al final explota. Eso antes no pasaba", resume Gabriel García, director de Tecnigap, una de las academias de opositores más antiguas de Madrid. Y pone un ejemplo: "Antes, el alumno se matriculaba y venía a clase hasta la fecha del examen. Ahora, lo primero que te pregunta es cuánto tiempo tarda en darle una vuelta al temario para darse de baja y seguir por su cuenta, porque no tienen recursos. De media, cobramos 80 euros al mes, pero la gente no los tiene".
Profesores, alumnos y sindicatos coinciden: en el actual mercado laboral poscrisis, la función pública es más atractiva que nunca. El dilema, históricamente, era hacerse funcionario para tener un sueldo discreto pero suficiente para toda la vida o jugársela en la jungla del sector privado, donde los salarios podían multiplicarse por el mismo tipo de empleo. Ahora, sin embargo, no hay debate posible. Los salarios en el sector privado se han desplomado a tal punto que son iguales o inferiores a los que ofrece la Administración, y eso en el caso afortunado de que se disponga de un salario fijo en lugar de estar enlazando contratos temporales o cuando no se esté directamente en el paro. Y luego hay un elemento nuevo que es casi más importante que el salario: la conciliación familiar. Solo la Administración permite hoy conciliar en empleos de 8:00 a 15:00, un horario muy difícil de conseguir en el sector privado.
Entre los nuevos opositores, destacan las mujeres "de entre 40 y 50 años que ya no pueden más en la empresa privada"
"Por eso hay tantas mujeres opositando. Tengo a directivas de grandes empresas opositando a puestos de escala básica como auxiliar administrativo. Cuando les pregunto por qué, me dicen 'es que no tengo vida, prefiero ganar menos y poder ver a mi familia porque le estoy dando mi vida a una empresa en la que me paso todo el día, no veo a mis hijos, no tengo fines de semana, viajo en exceso'. Son mujeres de entre 40 y 50 años que ya no pueden más, están muy desilusionadas con la empresa privada", explica Érica Pequeño, responsable de oposiciones de MasterD en Madrid.
Un vistazo rápido a las aulas de preparación de opositores refleja una abrumadora mayoría de mujeres. Casi todas reconocen que necesitan conciliar urgentemente, que su vida familiar se les escapa de las manos. "Y para eso la oposición reina es la de auxiliar administrativo, ya que se trata de una escala básica a la que cualquier persona puede aspirar", indica Pequeño. Algunos ejemplos: la Comunidad de Madrid convoca esta semana exámenes para cubrir 164 plazas de auxiliar administrativo y hay 12.000 aspirantes. La Universidad Complutense tiene 73 plazas de auxiliar y hay 8.000 solicitudes. En junio, 300.000 personas aspiraron a obtener una de las 23.512 plazas docentes en todo el país. Y así fluyen todas las oposiciones, con ratios superiores a 1/100, ya sea a escala municipal o para entrar en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Los niveles medios y bajos de la Administración son los que están experimentando esta renovada fiebre de los españoles por ser funcionario. Es lógico, ya que son los puestos que exigen menor nivel académico y conceden mayores beneficios respecto del mismo empleo en el sector privado. "Un auxiliar administrativo, por ejemplo, gana un sueldo de entre 1.500 y 2.000 euros en horario de 8:00 a 15:00 con muchos días de vacaciones. Un auxiliar en una empresa ni sueña con eso", indica el director de Tecnigap. "Y creo que en el futuro, si el mercado laboral no mejora, en estos rangos bajos y medios cada vez habrá más diferencia de calidad de vida entre los funcionarios y los trabajadores del sector privado. En cuerpos inferiores, la Administración gana por goleada. La gente lo sabe y de ahí que se estén agarrando a esta oferta masiva de empleo público que no se volverá a repetir en muchos años".
En cuerpos inferiores, la Administración gana por goleada. La gente lo sabe, de ahí que se estén agarrando a esta oferta masiva
Las cifras, 'grosso modo', son las siguientes: de aquí a 10 años hay que cubrir 300.000 empleos públicos que se destruyeron y no se repusieron durante la crisis, 300.000 plazas que actualmente cubren interinos y que pasarán a manos de funcionarios de carrera en base al acuerdo de estabilización del empleo público alcanzado en abril de 2017 por Gobierno y sindicatos, y unos 700.000 reemplazos por jubilación de los 'baby boomers' de los años sesenta previstas en la próxima década.
Interinos indignados
"Esto es un ERE encubierto", "nos podemos quedar en la calle después de un montón de años", "¿privilegio ser funcionario? No sé dónde", son algunas de las respuestas de un perfil muy concreto de opositores que se encuentran en esta vorágine no por voluntad propia sino por obligación. Se trata de los interinos, quienes ven peligrar sus puestos de trabajo en virtud del señalado proceso de estabilización. "En clase, te encuentras dos perfiles opuestos: por un lado, el opositor libre, que viene del mundo privado, motivado, aplicado, con muchas ganas, y por el otro tienes al interino, que protesta mucho y ve la convocatoria como una injusticia y una amenaza", diferencia García.
El 'boom' de las convocatorias durará, como poco, entre dos y tres años, y las academias de formación ya han adecuado su oferta formativa. En la oficina central de MasterD en Madrid han tenido que ampliar el local este verano para albergar a todos los matriculados, y eso que ya de entrada eran unas oficinas considerables. Pero en menos de dos años, el número de matriculados ha pasado de 2.500 a más de 5.000, y creciendo. Tecnigap no ha ampliado oficinas, pero las clases para oposiciones se han comido a otros tipos de cursos que también oferta. Durante la crisis, cuando el grifo del empleo público estaba cerrado, solo tres academias especializadas sobrevivían en Madrid. Hoy surgen como champiñones.
"La función pública no debe ser un refugio ni la válvula de escape de la economía del país para generar empleo. Los ciudadanos han tener unos servicios y esos deben de ser prestados por funcionarios, pero es muy importante que los sectores productivos también generen empleos que permitan pagar esos servicios públicos", advierte Francisco Iglesias, vicepresidente del sindicato Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). "Tampoco debe verse como un privilegio en comparación con el sector privado actual. Hay contras muy importantes, como la movilidad laboral. Hay que estar dispuesto a marcharse a cientos de kilómetros, algo que en la empresa privada puedes rechazar si no te conviene. A muchos empleados públicos les cuesta años retornar a sus localidades, y en cuanto a salarios, no es tan atractivo. Durante muchos años hubo beneficios del sector privado que no llegaban al público. No hace tanto, un albañil ganaba 3.000 euros y un empleado de la Administración, 1.200 euros".
Desde CSIF, sin embargo, reconocen que el proceso masivo de destrucción de empleo, unido a una convocatoria de oposiciones única en la historia, "ha generado grandes expectativas" en la sociedad española. "Es lógico que si se transmite inestabilidad al sector privado, los trabajadores busquen refugio en la función pública". De ese refugio surge otra gran diferencia entre el opositor tradicional y el nuevo. Antes, un aspirante acudía mayoritariamente a convocatorias relacionadas con su rama profesional, mientras ahora hay ingenieros de Caminos opositando para auxiliar administrativo, químicos para policía nacional o economistas para auxilio del cuerpo judicial. ”Solo hay un sector que se mantiene vocacional, y es el de agente forestal. En el resto, encuentras de todo", señala la responable de MasterD.
Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ven esta avalancha con buenos ojos. "En el año 2005, por una convocatoria de 4.000 plazas había 10.000 solicitudes. Ahora, para 200 puestos hay 50.000. Eso nos permite seleccionar mucho mejor los perfiles psicológicos, algo que antes no siempre se podía hacer por falta de candidatos", afirma el organismo. "Lo fundamental no varía, y es que esa persona tenga vocación. Pero siempre enriquece más disponer de licenciados como ingenieros o biólogos en lugar de perfiles profesionales más básicos".
La sobrecualificación es otra tónica en esta nueva hornada de opositores. En la última convocatoria de auxiliares administrativos del Estado, todos los aprobados fueron licenciados, cuando el cargo solo exige el graduado escolar. "Y eso es un problema en la gestión de recursos humanos porque conduce a la frustración, especialmente si no hay promociones internas en varios años. Ese es uno de los motivos por los que muchos auxiliares actuales, la mayoría licenciados, están quemados", afirma el director de Tecnigap.
Por delante vienen 10 años para cubrir más de un millón de empleos públicos, con convocatorias masivas en los próximos dos o tres años. Teniendo en cuenta que una persona necesita entre uno y tres años de estudio intenso para aprobar un examen para una escala básica, todavía hay tiempo para que los más rezagados puedan engancharse a esta ventana que, una vez cerrada, puede tardar décadas en volverse a abrir.
Las oposiciones vistas como salvavidas, como el último tren que les puede sacar de un futuro negro, lleno de precariedad laboral, salarios míseros e incapacidad para crear una familia o criar a los hijos. Personas convencidas de que si no se agarran a ese vagón en marcha, la alternativa es más paro, más jornadas hasta el anochecer, más contratos de una semana, tal vez una jubilación miserable. Con "angustia y ansiedad", dicen los profesores, es como toman decenas de miles de españoles las convocatorias masivas de empleo público que ya están en marcha en el estrato estatal, autonómico y municipal. España necesitará más de un millón de nuevos funcionarios en los próximos 10 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y muchas personas, en su mayoría mujeres, se están dejando la piel por hacerse con una de esas plazas, sea la que sea, que más que a empleo saben a premio gordo de la lotería.