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El euro desafía la política ultraexpansiva de Draghi y marca máximos en cuatro meses
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EL RIESGO DE LA BANCA CON EL CRUDO AUMENTA

El euro desafía la política ultraexpansiva de Draghi y marca máximos en cuatro meses

La política ultraexpansiva de Draghi no está logrando sus objetivos: el euro se aprecia en contra de lo previsto. Y es que el euro vuelve a ser moneda refugio en plena sangría de divisas en China

Foto: El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. (Reuters)
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. (Reuters)

El mago Draghi comienza a defraudar a los mercados. El euro, en contra de lo previsible, recuperó ayer los niveles de octubre y ha puesto en evidencia la eficacia de la estrategia del BCE, que ha situado la debilidad de la moneda única -ayer cotizó en el entorno de los 1,13 dólares- entre sus objetivos para ganar competitividad vía exportaciones. No lo ha logrado. Ni siquiera adelantando una nueva ronda de estímulos monetarios a partir de marzo.

La pérdida de confianza en lo que puede hacer el BCE está detrás de este movimiento, pero, también, una guerra de divisas todavía larvada que amenaza con ganar tamaño a medida que los bancos centrales actúen -o dejen de hacerlo- para ganar competitividad.

En palabras de José Manuel Amor, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), lo que está ocurriendo es que los mercados empiezan a sospechar que el debilitamiento de la actividad en EEUU (todavía incipiente) aleja nuevas subidas de tipos por parte de la Reserva Federal, y eso explica que el euro, el yen o el franco suizo “estén actuando ahora como monedas refugio”.

El yen japonés, de hecho, es la otra 'víctima' de esa impresión. Se da por descontado que después de haber alcanzado la frontera de los 115 yenes por dólar, una de las líneas rojas, el Banco de Japón está obligado a intervenir (al menos verbalmente), toda vez que el yen marca máximos desde noviembre de 2014 frente al dólar.

El avance del yen se ha producido, y aquí está la paradoja, a pesar de la sorprendente decisión del Banco de Japón de adoptar una política de tipos de interés negativo el mes pasado. El bono a 10 años cotiza en negativo y el Nikkei se desploma día tras día. Por el contrario, el Banco de China tendrá que seguir vendiendo divisas (sus reservas se han reducido en cerca de un 10%) para comprar yuanes y evitar nuevas depreciaciones. Y ello en plena fuga de divisas, que se ha llevado por delante 420.000 millones de dólares en seis meses.

Este escenario enrarecido, y con creciente aversión al riesgo, se produce en vísperas de dos comparecencias del Yanet Yellen (ante sendas comisiones de la Cámara de representantes y el Senado) en las que no se espera que dé alguna señal sobre próximos movimientos de los tipos de interés. Sí en relación a los fundamentos de la economía norteamericana, cuya tracción de crecimiento continúa siendo el consumo privado, pero con pobres comportamientos tanto en el sector manufacturero como en las exportaciones. Este martes se conoció que la economía norteamericana creció el 2.4% en 2015, mientras que las cifras del presupuesto presentado por la última Administración Obama prevén un crecimiento del 2,6% en 2016.

En todo caso, la apuesta de los mercados -a través de los futuros sobre fondos federales- es que no antes de diciembre se producirá una nueva subida de tipos, y las probabilidades son todavía bajas.

Mar de fondo

El mar de fondo, sin embargo, sigue en Europa. Y, en particular, en el sistema financiero. Un informe de los analistas de Banca March ha recordado que algunas casas globales han estimado unas pérdidas potenciales en préstamos de la banca al sector energético de 27.000 millones de dólares para los bancos cotizados en Europa (en torno a un 6% de los beneficios antes de impuestos, asumiendo un plazo de tres años). Ahora bien, teniendo en cuenta otro tipo de ramificaciones, como puede ser la financiación a empresas dedicadas a 'trading' de materias primas, la exposición podría superar los 200.000 millones de dólares.

Y nada indica que el petróleo se vaya a recuperar a corto plazo. Ayer volvió a los niveles próximos a 30 dólares, devolviendo el pesimismo entre los inversores sobre la recuperación de la materia prima, toda vez que esa zona psicológica es un nivel sólido que si se traspasa de forma relevante, el desplome puede ser todavía mayor.

Así las cosas, la solución es esperar y ver si amaina el chaparrón. Pero como un aviso a navegantes, Bankinter ha dicho a sus clientes que si los datos que se conocerán el viernes en EEUU “salen flojos”, el mercado “seguirá cayendo” y entonces adoptará una estrategia de inversión “absolutamente defensiva”.

El mago Draghi comienza a defraudar a los mercados. El euro, en contra de lo previsible, recuperó ayer los niveles de octubre y ha puesto en evidencia la eficacia de la estrategia del BCE, que ha situado la debilidad de la moneda única -ayer cotizó en el entorno de los 1,13 dólares- entre sus objetivos para ganar competitividad vía exportaciones. No lo ha logrado. Ni siquiera adelantando una nueva ronda de estímulos monetarios a partir de marzo.

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