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Tsipras no cede: "La propuesta de Grecia es la única realista que hay sobre la mesa"
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tensión en las negociaciones

Tsipras no cede: "La propuesta de Grecia es la única realista que hay sobre la mesa"

El primer ministro griego agradece la invitación de Juncker, pero confirma que el acuerdo sigue lejos. El tiempo corre y la amenaza del impago crece por momentos

A Europa le van las emociones fuertes. Lo deja todo para el final. Pero, en el caso de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores, el asunto está llegando más lejos que de costumbre. Como ambas partes no alcancen ya un acuerdo, el impago –default– griego pasará de ser una amenaza a convertirse en una realidad. Este viernes Atenas debe devolver 300 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), una cantidad a la que sumarán otros casi 1.300 millones entre el 12 y el 19 de junio. Y las arcas griegas no dan ya para tanto, con lo que el peligro de no poder atender sus compromisos y abrir de par en par las puertas a un accidente financiero es totalmente real.

Para evitar este riesgo, que posiblemente se vería agravado por la necesidad de imponer controles de capitales –corralito– para que el dinero no salga aún más rápido de Grecia, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, convocó en la tarde-noche del miércoles al primer ministro griego, Alexis Tsipras, para hablar con él cara a cara, una cita a la que también se terminó incorporando el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

Como viene siendo costumbre, la cita se saldó con buenas intenciones, pero sin acuerdos, con lo que el futuro de Grecia, y principalmente si será capaz de pagar este viernes esos 300 millones al FMI, sigue en el aire. Sobre todo, porque la sensación de que las posturas siguen alejadas se ha confirmado en el comunicado que Tsipras ha lanzado para hacer balance sobre la reunión mantenida en Bruselas.

"La única base"

Tras unas palabras amables y protocolarias, en las que asegura hacer tenido "un debate amistoso y constructivo" con Juncker, va al grano. Y lo hace para insistir en que "la propuesta de Grecia es la única realista y constructiva que hay sobre la mesa".

El primer ministro griego valora positivamente que sus acreedores hayan rebajado sus exigencias de superávit fiscal primario, pero poco más. "Hay puntos de discordia, propuestas que no pueden ser perseguidas, especialmente tras la tremenda destrucción económica que Grecia ha sufrido en los cinco últimos años: el 25% del PIB como consecuencia de la dura austeridad". Entre esas propuestas menciona la petición de eliminar las ayudas a los pensiones con ingresos más bajos o de subir en 10 puntos porcentuales el IVA de la electricidad.

"Los debates continuarán", añade. "Consideramos muy positivo que, al menos desde el lado de la Comisión Europea todavía hay posibilidad de alcanzar un acuerdo realista muy pronto", concede. Pero insiste: "Y aquí, debo subrayar una vez más, la única base realista para el debate sigue siendo la propuesta hecha por Grecia".

"Las diferencias son bastante grandes"

El problema es que a Atenas se le acaba el tiempo. Y a sus acreedores, la paciencia, porque Dijsselbloem ya ha respondido al comunicado de Grecia y lo ha hecho para ratificar que el acuerdo continúa lejos. "Las diferencias son bastante grandes", ha afirmado. Tanto es así, que ha señalado que espera una "contraoferta" de Grecia. Vamos, que no acepta la propuesta que Tsipras defiende.

En paralelo, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ha manifestado su confianza en que Grecia pagará este viernes esos 300 millones y que evitará así el impago. Pero, por el momento, la última versión del Gobierno griego es que no realizará ese desembolso si no media un acuerdo que rebaje la dosis de austeridad.

Porque eso es lo que está en juego en estos momentos. La capacidad de Grecia de ejecutar ese pago y los siguientes. Este incertidumbre quedaría resuelta si las negociaciones culminan con éxito, puesto que tienen la llave para que Atenas reciba 7.200 millones de euros. Si se sella un acuerdo, percibiría esa cantidad, correspondiente a los tramos pendientes del rescate prorrogado en febrero, con lo que podría atender el pago de sus siguientes compromisos y ganaría tiempo para abrir otra fase de conversaciones con Europa.

El problema es que sus acreedores demandan a cambio algo más que palabras. Quieren hechos. O mejor dicho, reformas. Y las quieren ya. Y en terrenos tan sensibles, tal como pone de manifiesto el comunicado de Tsipras, como el IVA, las pensiones o el superávit fiscal primario que debe perseguir el país para apuntalar su solvencia.

Europa está dispuesta a suavizar alguna de estas exigencias, principalmente las relativas al superávit fiscal, pero a cambio de medidas inmediatas. Pero los acreedores tampoco están para demasiadas concesiones. "El BCE quiere que Grecia siga en el euro", afirmó Draghi este miércoles, aunque para ello necesita "un acuerdo sólido" orientado al crecimiento y que sea "justo socialmente", pero también "fiscalmente sostenible" y que aporte estabilidad al sector financiero.

A Europa le van las emociones fuertes. Lo deja todo para el final. Pero, en el caso de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores, el asunto está llegando más lejos que de costumbre. Como ambas partes no alcancen ya un acuerdo, el impago –default– griego pasará de ser una amenaza a convertirse en una realidad. Este viernes Atenas debe devolver 300 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), una cantidad a la que sumarán otros casi 1.300 millones entre el 12 y el 19 de junio. Y las arcas griegas no dan ya para tanto, con lo que el peligro de no poder atender sus compromisos y abrir de par en par las puertas a un accidente financiero es totalmente real.

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