Compruebe cómo evolucionan los precios de los alimentos más típicos de la Navidad

Si es usted infiel a su pareja y vive en Barcelona, no visite el Mercat de la Boquería. El fantasma del detective Pepe Carvalho sigue descubriendo cuernos maritales, rastros de asesinos y delicias culinarias por su geografía heteróclita de carnes, mariscos, frutas, flores y toda casta de entelequias culinarias para papilas gustativas refinadas. Los más de 300 puestos de la Boquería eran una de las rutas predilectas del personaje de Manuel Vázquez Montalbán, el gourmet más exquisito de la literatura española de todos los tiempos. A La Boquería no le falta demasiado para cumplir dos siglos. Abrió en 1840 y ahí sigue, en su Rambla. Como atracción turística y como -según demasiadas fuentes para cuestionarlo-, el mercado más hermoso y provisto de los mejores productos de toda la geografía peninsular.

Con la proximidad de la Navidad, los consumidores regresan a los mercados tradicionales. El Confidencial también. Durante todo este mes, recorreremos algunos de los más activos en busca de las variables de precio y calidad, y cada semana les ofreceremos los resultados.Pero no hay ciencia exacta en los mercados. Las diferencias de precio a veces se deben a naturales diferencias de calidad, de disponibilidad del producto o de demanda. Hoy mismo, entre A Coruña y Valencia, el percebe está en los respectivos mercados a 26 y 85 euros. Rodrigo Calvo, distribuidor e intermediario de pescados y mariscos, explica estos saltos de precio: "El percebe es, además, un buen ejemplo, porque es el marisco que más variaciones experimenta. Ahora quizá ese percebe de 26 euros puede ser mejor que el que compres la semana que viene en el mismo sitio por 180. Sobre todo si hay temporal. Cuando hay temporal, el percebe que se puede recoger suele ser de calidad bastante mediocre, pero como hay muy poco se vende más caro".

Calvo también confirma la tendencia navideña a acudir más a los mercados tradicionales que a supermercados convencionales o a grandes superficies (lo que sucede también en verano). Y explica dónde encontrará el consumidor mejor compra dependiendo de lo que desee: "Durante el resto del año, el mercado es mejor para el consumidor, porque el producto es más fresco y más o menos de precio cercano. En esas épocas, las grandes superficies comerciales hacen compras muy grandes para distribuir entre todas sus tiendas, y no siempre se preocupan de conseguir la mejor calidad. En estas fechas de Navidad, eso cambia. Algunas de las grandes superficies sí echan el resto. Compran lo mejor porque, al ser grandes cantidades, también son más competitivos en las pujas. Pero, claro, a la hora de pagar, el precio de estos productos es mucho más caro para el consumidor", señala.

Más venta, más ingresos

En cuanto al (quizá) mito de los desmanes de intermediarios, que aprovechan estas fechas de alta demanda para sacar más tajada, Calvo es bastante escéptico. "Yo no sé lo que harán otros. Pero nosotros mantenemos el mismo porcentaje que en cualquier otra época. Aunque es cierto que se vende más y se ingresa más", constata.

En el recorrido por nueve de los más representativos mercados de la geografía española, también se observan otras curiosidades. Productos que estos puestos (en general bastante pequeños) solo comercializan en ciertas épocas. Es el caso del lechazo o del cabrito. Sobre todo en mercados del sur peninsular, su ausencia, hoy, es flagrante. Y mañana, dicen, será arriesgada. "Ahora mismo no los tenemos, con el precio al que están. Pero en Navidad tienes que traerlos a la fuerza. Y en estos tiempos de crisis corres un riesgo. Antes, la gente en Navidad cambiaba un poco la actitud, y no se preocupaba tanto por el precio. En los últimos años síse mira el dinero y el fondo de la tarjeta ante cualquier compra. Tienes que tener ciertos productos, pero corres más riesgo de quedártelos que antes", señalan en la carnicería coruñesa Encarna.

No existen datos globales de la caída de ventas en estos mercados en España. Aunque, por ejemplo, el de abastos de Málaga constató una bajada, solo en en último año, de entre un 30 y un 40%. Undato que disgustaría, sin duda, al fantasma glotón de Pepe Carvalho.