Soria ignora el aviso de Nissan y asegura que su inversión en Barcelona sigue viva

El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha asegurado hoy en la capital catalana que la inversión de Nissan en un nuevo modelo Almera para la planta de Zona Franca de Barcelona sigue viva, pese a que la multinacional advierte de que ya ha descartado la alternativa catalana.

Así lo ha manifestado en declaraciones ante la prensa antes de su participación en una jornada sobre energía organizada por Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental (Fuseam). El optimismo de Soria se suma al voluntarismo de la Generalitat, que la semana pasada ya organizó una auténtica ofensiva para que Nissan se replantease su rechazo a traer el nuevo modelo a Barcelona.

"Veo la mejor predisposición por las dos partes para llegar a un acuerdo", ha declarado Soria quien en general se ha mostrado muy optimista tanto sobre el conjunto del sector como por el efecto que puedan tener la prolongación de las ayudas del plan PIVE, decididas la semana pasada.

Más en concreto, sobre la inversión de Nissan Soria incluso ha apuntado que "puede haber una buena noticia hoy mismo", en una reunión que se mantendría a la desesperada para salvar el proyecto de Barcelona.

Inversión en juego

La industria española y catalana se juegan mucho en la nueva inversión de Nissan. Para empezar, su cuantía: 130 millones para fabricar el nuevo modelo. Pero también la creación de nuevos puestos de trabajo, más de 1.000 nuevos empleos que, eso sí, la multinacional nipona quiere crear en régimen de doble escala salarial para mantener controlados los costes.

Los sindicatos UGT y CCOO aceptaron la doble escala, pero la negociación se rompió cuando se tuvieron que negociar flecos, como los siete minutos más al día que Nissan pretendía que los trabajadores añadiesen a su jornada laboral sin recibir nada a cambio.

Planta amenazada

Aunque Nissan no lo reconoce, fuentes del sector industrial aseguran que el futuro de la planta de Nissan estaría en peligro a medio plazo si no consiguiera esta nueva inversión. Por ello, lograr que los centros de decisión en Japón y París -Renault tiene el 44% de Nissan- cambien de opinión se ha convertido en un prioridad tanto para el Ministerio de Industria como para la Generalitat.

Sería una paradoja que, en un momento en que todas las plantas españolas han esquivado la crisis del sector del automóvil que acude Europa, la planta de Nissan en Barcelona fuese la sacrificada pese a ser una de las históricamente  más rentables.