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N+1 se abre a Latinoamérica y Europa para salvar la crisis
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ESPAÑA NUNCA VOLVERÁ AL NIVEL DE 2007

N+1 se abre a Latinoamérica y Europa para salvar la crisis

Santiago Eguidazu ha convertido N+1 en un proyecto internacional. El presidente de la firma independiente de servicios financieros se ha visto obligado a transformar la base

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N+1 se abre a Latinoamérica y Europa para salvar la crisis

Santiago Eguidazu ha convertido N+1 en un proyecto internacional. El presidente de la firma independiente de servicios financieros se ha visto obligado a transformar la base de su negocio para sobrevivir a la crisis. Su apuesta pasa por consolidarse como banco de inversión a nivel europeo, un sueño para el que se mira en el espejo de las centenarias Lazard y Rothschild. Un reto ambicioso al que llega obligado por la necesidad de salir fuera de un mercado doméstico que no da más de si. “España es un país pobre en capital y parece que lo va a ser durante un tiempo. O somos europeos o no seremos nadie”, se lamentaba ayer martes en el transcurso de un encuentro con prensa especializada.

A lo largo de los últimos años, N+1 ha ido tejiendo una red de alianzas societarias con empresas de servicios financieros en Reino Unido, Italia, Francia y Turquía. Pasito a pasito, este año la firma española formalizará otro acuerdo para exportar su negocio de asesoramiento a empresas a Alemania, Suiza y Austria. En este contexto, la actual restricción de crédito bancario ofrece una gran oportunidad de negocio para la intermediación de soluciones financieras. ”La mediana empresa no tiene acceso a deuda. No solo en España, sino en toda Europa”, explica Eguidazu, que ve en el desarrollo de los mercados de capitales una solución que en Europa todavía no está consolidada como en EEUU.

El salto internacional de N+1 afecta también a su negocio de gestión de activos por partida doble. En cuanto a su área de inversión inmobiliaria, canalizada a través de Alpina y que opera desde hace años en Alemania, Austria, Luxemburgo y Reino Unido con inmuebles en renta, el equipo de Eguidazu tiene pendiente adquirir una gestora francesa especializada en restauración y gestión con bienes repartidos en Francia, Italia y Bélgica. De esta manera, la firma consigue ofrecer a sus clientes la capacidad de invertir en la mayoría de las principales capitales europeas, diversificar así su exposición geográfica al ladrillo y elegir entre distintos tipos de producto inmobiliario.

El otro gran cambio afecta a su apartado de capital riesgo, del que N+1 fue uno de los pioneros en España. Tras considerar agotado el mercado doméstico, en pleno proceso de concentración por falta de transacciones y por dificultad de acceso al crédito, la firma selló antes del verano un acuerdo con su competidor Mercapital, con quien sólo compartía algún inversor, para fusionar sus gestoras. Esta alianza implica de facto su salto a Latinoamérica. Con sede en Brasil y próximas oficinas en México y Colombia, esta joint venture pretende levantar un fondo de más de 500 millones de euros para invertir en compañías españolas en proceso de internacionalización en ese mercado emergente.

Respecto a los servicios de gestión de activos, la firma presidida por Eguidazu ha llegado también a un acuerdo para entrar en Turquía de la mano de la gestora Daruma, que tiene intereses en energías renovables y fondos de private equity, convencida del recorrido que presenta el mercado turco. Un ejemplo más esgrimido por el que fuera cofundador de AB Asesores para recalcar el mensaje de que el mercado local ya no es suficiente. El único frente sobre el que N+1 no aporta novedades es con su división de servicios patrimoniales, ya que mantiene su alianza con la banca privada suiza Syz, a la que externalizó este servicios tras convertirse en su socio minoritario hace un par de años.

En busca de inversores profesionales

A todos estos buenos propósitos, Eguidazu afronta aún la resolución de algunos traspiés, como el conflicto público que mantiene con algunos accionistas de Dinamia, la sociedad de capital riesgo cotizada que gestiona N+1. Achaca las discrepancias con la familia Alcázar (Sodecar), con Víctor Redondo (Corporación Financiera Arco) y con Gonzalo Hinojosa (exCortefiel) a su "visión liquidativa de la empresa”, aunque la reciente junta extraordinaria celebrada por este enfrentamiento se resolvió con un apoyo mayoritario de los accionistas (82%) al equipo gestor, que sin embargo revisó su política de dividendo para satisfacer parte de las demandas de los socios.

Tampoco los productos de capital riesgo QMC y EQMC afrontan buenos tiempos. Sin embargo, Eguidazu prefiere ser optimista y asegura que gracias a la conservadora política de provisiones el primer fondo (cotizadas españolas) está todavía por encima de su valor nominal, mientras que el segundo (cotizadas europeas), que nació al comienzo de la crisis y acumula importantes minusvalías, es uno de los mejores en su categoría en 2012. Igual ocurre con el fondo de energía renovable Eolia, que por no salir a bolsa incumplió con el calendario de reembolso a sus inversores, aunque la venta posterior de los activos, sólo faltan los de España, ha generado una rentabilidad media del 24%.

Estas experiencias poco satisfactorias para ambas partes han hecho reconsiderar a N+1 el perfil de inversores a los que deben acudir. Fruto de los años de bonanza, la firma captó dinero de fortunas familiares que con el paso del tiempo terminaron cambiando de manera drástica su política de inversión ante el hundimiento del mercado. Por este motivo, el equipo liderado por Eguidazu, que gestiona en estos momentos cerca de 5.000 millones de euros, ha decidido especializar al máximo el perfil de sus nuevos inversores, que tendrán un corte puramente profesional: fondos de pensiones, compañías de seguros y fondos alternativos de inversión.

Santiago Eguidazu ha convertido N+1 en un proyecto internacional. El presidente de la firma independiente de servicios financieros se ha visto obligado a transformar la base de su negocio para sobrevivir a la crisis. Su apuesta pasa por consolidarse como banco de inversión a nivel europeo, un sueño para el que se mira en el espejo de las centenarias Lazard y Rothschild. Un reto ambicioso al que llega obligado por la necesidad de salir fuera de un mercado doméstico que no da más de si. “España es un país pobre en capital y parece que lo va a ser durante un tiempo. O somos europeos o no seremos nadie”, se lamentaba ayer martes en el transcurso de un encuentro con prensa especializada.