Goiri mantiene a Verdú pero lo degrada a responsable de la red comercial

José Ignacio Goirigolzarri se ha puesto manos a la obra para desmontar la cúpula de Rodrigo Rato en Bankia. El consejo de Bankia celebrado hoy ha nombrado a Antonio Ortega como responsable de "Personas, Medios y Tecnología" por encima de Juan Chozas. Asimismo, ha confirmado la continuidad de Francisco Verdú como consejero delegado, tal como ha adelantado esta mañana El Confidencial, aunque le ha desposeído de la mayoría de sus funciones y sólo tendrá competencias sobre la red comercial y los negocios mayoristas. Finalmente, también ha confirmado el conocido fichaje de José Sevilla, que también será el número dos de Gorigolzarri en Bankia como lo era en BBVA, y se ocupará del área financiera, riesgos, participadas y presidencia.

Ortega y Sevilla estarán a la misma altura que Verdú y dependerán directamente de Goirigolzarri. De esta forma, la entidad queda dividida en estas tres grandes áreas de las que colgarán todos los departamentos y unidades de negocio actuales, con la intención de cumplir "las premisas de sencillez y eficacia", según ha comunicado Bankia a la CNMV.

El consejo de la entidad no ha confirmado hoy la salida de Chozas, pero varias fuentes de la entidad dan por seguro que será el primero de los 'Rato boys' que abandone el barco tras la pérdida de funciones que supone el nombramiento de Ortega. Y no será el último: todo el mundo en la entidad da por seguras las salidas de todos los altos cargos fichados por el más por ser hombres de la confianza del presidente dimitido la semana pasada que por su curriculum en el negocio bancario.

Ortega fue director general de recursos humanos y medios de BBVA hasta 2003, en la etapa en que Goirigolzarri fue consejero delegado. Juan Chozas fue secretario de Estado de Empleo cuando Manuel Pimentel era ministro de Trabajo y Rato vicepresidente del Gobierno con José María Aznar. Rato lo fichó para la fusión de Caja Madrid y Bancaja en junio de 2011 procedente de KPMG, donde era responsable del área laboral, a pesar de su nula experiencia en banca.

Una de las fuentes explica que es lógico que Goirigolzarri inicie el cambio por recursos humanos, ya que necesita información de primera mano para seleccionar a los equipos encargados de sacar adelante la entidad. En todo caso, el nuevo presidente de Bankia pretende fusionar en una sola dirección recursos humanos y medios, según las fuentes consultadas. Esta última ha sido ocupada hace apenas un mes por Ignacio Cea, procedente de Barclays, que ha sustituido a Pedro Vázquez, el último representante de Bancaja en la cúpula del grupo que tuvo que abandonar su cargo por motivos de salud.

José Sevilla, el colaborador más estrecho de Goiri en BBVA -donde era director de riesgos-, fue despedido junto a él en 2009 por Francisco González. Sevilla llevaba varios días presente en la torre de Bankia a la espera de destino, según una de las fuentes consultadas. El hecho de que su dirección general se denomine "de presidencia" indica que aquí también será el hombre de confianza del nuevo presidente de Bankia, por encima de Verdú por mucho que éste mantenga la denominación de consejero delegado. Verdú fue fichado de Banca March precisamente ante la negativa de Goirigolzarri a asumir el cargo el año pasado. Verdú no formaba parte de la 'guardia de corps' de Rato.

Los dos principales gestores del negocio de la entidad, que seguirán dependiendo de Verdú, tienen todas las papeletas para quedarse también, al menos de momento. Se trata de Fernando Sobrini, responsable de banca minorista (red de oficinas, marketing y banca privada), y Carlos Stilianopoulos, cabeza de banca mayorista (empresas, banca corporativa y mercado de capitales). La gran incógnita es el incombustible Ildefonso Sánchez-Barcoj, el único superviviente de la época de Miguel Blesa y actual director financiero, ya que ahora este área es responsabilidad de José Sevilla.

Chozas fue el último de una larga serie de fichajes de Rodrigo Rato que ahora están en la puerta de salida, según las fuentes consultadas. Se trata de Miguel Crespo, secretario del consejo tantop en BFA como en Bankia; Manuel Lagares, director genberal de BFA y sustituto de Matías Amat, uno de los hombres fuertes de la era Blesa; Luis Maldonado, director general adjunto a la presidencia; o Gustavo Rivero, director de banca privada. El principal colaborador de Rato, José Manuel Fernández Norniella, presentó su dimisión al mismo tiempo que el anterior presidente. Eso sí, todos ellos cuentan con suculentos blindajes equivalentes a dos anualidades, como ha informado El Confidencial.

Los posibles sustitutos

Para ocupar los huecos de todos estos directivos suenan otros antiguos colaboradores del nuevo presidente en su etapa de BBVA, como José María Abril, Vitalino Nafría (actual presidente de Metrovacesa) o Vicente Benedito (ex secretario general de Sacyr). Gorigolzarri también ha mostrado interés en otros ejecutivos que actualmente se encuentran en BBVA, pero aquí se encuentra con dos obstáculos casi insalvables: los importantes compromisos por pensiones a los que tendrían que renunciar y el hecho de que en Bankia los sueldos estén limitados a 300.000 euros por el Real Decreto de saneamiento de febrero. Por otro lado, la intención del Gobierno de subastar BFA-Bankia antes de tres años pone fecha de caducidad a su trabajo.

Aunque suenan nombres como Juan Asúa (responsable para España) o Juan Ignacio Apoitia (director de recursos humanos), las fuentes estiman que el único con posibilidades de fichar por Bankia sería Pedro Urresti, que fue relegado hace unos meses desde el número dos de la dirección financiera a responsable de activos adjudicados.

No está muy claro cuáles de estos nombres irían a parar a cargos directivos y cuáles a los consejos de BFA y Bankia, que van a sufrir una renovación radical con la salida de todos los miembros nombrados por las cajas de ahorros, que dejarán de tener presencia en el capital de ambas entidades (es decir, todos los cargos nombrados por partidos y sindicatos). En todo caso, esta renovación no podrá llevarse a cabo antes de que el FROB tome efectivamente el control del grupo, para lo que se requiere una valoración de un experto independiente que puede tardar entre tres y cuatro semanas.