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Morgan Stanley se queda solo para comprar la cartera de adjudicados del Santander
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CERBERUS Y GOLDMAN SACHS SE CAEN DE LA PUJA

Morgan Stanley se queda solo para comprar la cartera de adjudicados del Santander

Mano a mano. El fondo inmobiliario gestionado por Morgan Stanley se ha quedado solo en la puja por los activos inmobiliarios adjudicados que tiene a la

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Morgan Stanley se queda solo para comprar la cartera de adjudicados del Santander

Mano a mano. El fondo inmobiliario gestionado por Morgan Stanley se ha quedado solo en la puja por los activos inmobiliarios adjudicados que tiene a la venta el Banco Santander. El otro aspirante, el fondo oportunista Cerberus, que iba en consorcio con otro fondo de real estate gestionado por Goldman Sachs, se ha caído del proceso iniciado a la vuelta del verano. De esta manera, salvo desacuerdos de última hora, comprador y vendedor ultiman los flecos contractuales para poder presentar el cierre de la operación antes de fin de año.

El proceso competitivo abierto por el Santander para su 'Operación Escudería', nombre en clave con el que se bautizó la venta de activos inmobiliarios adjudicados por valor de caso 3.000 millones de euros, adquirió un acelerón cuando Cerberus se coló en el corte final sin haber presentado antes una oferta no vinculante, según fuentes del proceso. Este guiño con el hedge fund hizo entender que Emilio Botín tenía un especial interés porque el comprador fuera el mismo que se quedó con la deuda que el banco tenía pillada en Nueva Rumasa.

El favor no ha podido corresponderse. Al final, Cerberus y Goldman, que han estado asesorados por el despacho Freshfields, han tirado la toalla. Su descuento de hasta casi un 70% era demasiado elevado y están ya ocupados en la compra de activos de otros bancos. Desde un principio, Morgan Stanley, que cuenta con los servicios de Garrigues, ha estado convencido de que podía presentar una oferta más competitiva, con un descuento sobre el 60%. Ahora la pelota está en el tejado del Santander, que ha confiado en Ashurst para este deal.

Además de las diferencias de precio y condiciones, la operación tiene que recibir el visto bueno del Banco de España. Según las fuentes consultadas, el organismo supervisor está monitorizando todo el proceso, preocupado por la dimensión de la operación y por la referencia de precios que va a marcar sobre el resto del sector. No en vano, esta venta de pisos, suelos y naves adjudicados se produce a raíz del cambio normativo introducido por el regulador sobre la manera de estimar las pérdidas por deterioro de los activos en balance.

Como el resto de la banca, el Santander tiene un grave problema con los adjudicados. La entidad (incluida Banesto en su perímetro) se ha quedado con activos inmobiliarios por valor de 8.335 millones desde que estalló la crisis en 2008. Para aligerar esta carga, ha optado por hacer caja y desprenderse de cerca de un tercio, equivalente a la dotación de 2.670 millones ya realizada en balance, aunque el propio Alfredo Sáenz, responsable de supervisar la operación, ha asegurado en público que no van a vender una cartera por ese importe.

La poda no termina en los activos inmobiliarios. La desinversión del Santander se enmarca dentro de la política de saneamiento del balance asumida por el equipo de Emilio Botín, que alcanzaría los 5.000 millones de euros, cantidad en la que han metido otro tipo de activos crediticios dudosos, como préstamos personales, al consumo o hipotecarios. Y como el banco con sede en Boadilla del Monte, el resto de grandes entidades del sistema preparan ya actuaciones similares, como demuestran los procesos iniciados también por BBVA y La Caixa.

Mano a mano. El fondo inmobiliario gestionado por Morgan Stanley se ha quedado solo en la puja por los activos inmobiliarios adjudicados que tiene a la venta el Banco Santander. El otro aspirante, el fondo oportunista Cerberus, que iba en consorcio con otro fondo de real estate gestionado por Goldman Sachs, se ha caído del proceso iniciado a la vuelta del verano. De esta manera, salvo desacuerdos de última hora, comprador y vendedor ultiman los flecos contractuales para poder presentar el cierre de la operación antes de fin de año.