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La crisis fulmina a media clase política europea
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YA HAN CAIDO COWEN, SÓCRATES Y PAPANDREU; BERLUSCONI ESTÁ A PUNTO Y ZAPATERO NO SE PRESENTA

La crisis fulmina a media clase política europea

La crisis de deuda soberana continúa cobrándose víctimas. Primero fue Brian Cowen (Irlanda), le siguió José Sócrates (Portugal) y el último ha sido Yorgos Papendreu. Pero

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La crisis fulmina a media clase política europea

La crisis de deuda soberana continúa cobrándose víctimas. Primero fue Brian Cowen (Irlanda), le siguió José Sócrates (Portugal) y el último ha sido Yorgos Papendreu. Pero en el corredor de la muerte se encuentra ya Silvio Berlusconi, que si nada lo remedia -y pese a su proverbial capacidad para tejer pactos de última hora gracias a sus dádivas parlamentarias- está a punto de caer. El quinto líder en cuestión es Zapatero; pero, como se sabe, no se presenta a las elecciones, aunque su heredero político, Pérez Rubalcaba, ha comprado todas las papeletas para estar en la oposición.

Esta cadena de víctimas pone de relieve la secuencia de la crisis. Primero fue estrictamente financiera derivada del pinchazo de la burbuja inmobiliaria; a continuación se trasladó a la economía real (aumento del desempleo) y, como consecuencia de ello, se generaron enormes déficit públicos que al final se han convertido en un problema político que ni siquiera la convocatoria adelantada de elecciones ha sido capaz de calmar. Las primas de riesgos de los países periféricos siguen en niveles extraordinariamente elevados. E incluso Italia, que de los países amenazados es el que más progreso ha hecho en cuanto a reducción del déficit público, está a punto de rescate. Y la siguiente es España.

El problema de Italia no es sólo una deuda estratosférica que en 2011 representará el 120,2% de su PIB  -o lo que es lo mismo, ascenderá a 1,9 millones de euros-, sino que su sostenibilidad es más que dudosa habida cuenta de su bajo crecimiento económico. No sólo este año, sino también durante la última década, lo que ha impedido una reducción sustancial de sus niveles de endeudamiento. Para hacerse una idea hay que tener en cuenta que entre 1997 y 2007 -años de fuerte crecimiento económico- Italia sólo rebajó su endeudamiento público 10,1 puntos de PIB; mientras que España, con un punto de partida muy inferior, lo hizo en 26,2 puntos porcentuales, según datos del BCE. Cuando la media en el conjunto de la eurozona fue de 5,8 puntos.

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Durante la crisis, por el contrario, España ha aumentado en 33,2 puntos de PIB la deuda pública, mientras que Italia lo ha hecho en 13,6 puntos porcentuales, lo que refleja el deterioro de las cuentas públicas españolas. Muy superior al italiano, cuyos problemas no son coyunturales, sino de carácter estructural.

Este increíble nivel de deuda pública es el que ahora pasa factura al Gobierno, que al menos ha hecho sustanciales avances en cuanto a reducción del déficit público, muy superiores a los que ha realizado España. Como refleja este documento del banco central transalpino, Italia alcanzará un déficit presupuestario equivalente al 1,1% del PIB en 2013, la tercera parte de España; pero su losa es la deuda, que consume al año ingentes recursos. En 2010, por ejemplo, el servicio de la deuda le costó a los italianos 70.170 millones de euros. O lo que es lo mismo, el 4,5% de su PIB, el doble que a España en relación a su producto.

Fuerte superávit primario (sin intereses)

Esta enorme losa es tan pesada que si Italia no tuviera que pagar los intereses de la deuda tendría en 2013, según las previsiones de la Comisión Europea, un superávit primario equivalente al 4,1% del PIB, muy lejos del -2,1% que seguirá teniendo España dentro de dos años.

Italia, sin embargo, tiene una enorme ventaja que por el momento no valoran los mercados. En Italia la proporción de deuda pública en manos de no residentes es del 42%, frente a la media del 52% que existe en la eurozona. Normalmente se considera que una baja participación  de los no residentes favorece la financiación, toda vez que los inversores nacionales suelen tener mayor propensión a permanecer en la deuda de su país que los extranjeros. Igualmente, los Gobiernos son más sensibles al servicio de la deuda cuando los inversores son nacionales.

La otra ventaja con que cuenta Italia respecto del resto de países amenazados tiene que ver su balanza de pagos. Mientras que el endeudamiento neto con el exterior (Posición de Inversión Internacional) se sitúa en el 24% del PIB, en el caso español el saldo entre lo que debe el país y lo que le adeudan es del 100% del producto interior bruto, un nivel equivalente al de Portugal, Grecia o Irlanda. Y en todo caso a años luz del 13% que se registra en la media de la eurozona gracias al enorme superávit exterior de Alemania, que es quien presta el dinero.

El problema de Italia tampoco es de endeudamiento global de su economía. De hecho, la deuda financiera de los hogares y las empresas italianas se situaba a finales de 2010 en el 126% del PIB, muy por debajo del 168% de la zona euro o del 166% de EEUU. O el 200% largo del Reino Unido.

El problema de Italia, por lo tanto, tiene mucho que ver con el sistema político, incapaz de  generar un crecimiento sólido. De hecho, y según este informe del servicio de estudios de la Caixa, “es posible” que ya en este segundo semestre se produzca un estancamiento o incluso una ligera contracción del PIB. Con ello, el crecimiento del total de 2011 se situaría en un exiguo 0,7%. La expansión probablemente será todavía menor en 2012, no descartándose incluso un periodo de recesión.

La crisis de deuda soberana continúa cobrándose víctimas. Primero fue Brian Cowen (Irlanda), le siguió José Sócrates (Portugal) y el último ha sido Yorgos Papendreu. Pero en el corredor de la muerte se encuentra ya Silvio Berlusconi, que si nada lo remedia -y pese a su proverbial capacidad para tejer pactos de última hora gracias a sus dádivas parlamentarias- está a punto de caer. El quinto líder en cuestión es Zapatero; pero, como se sabe, no se presenta a las elecciones, aunque su heredero político, Pérez Rubalcaba, ha comprado todas las papeletas para estar en la oposición.

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