Andrés Jaque, el arquitecto español con mayor proyección internacional

Cuando se buscan referencias sobre su trabajo suenan nombres como Conde Duque, Matadero, MadridFoto, la Bienal de Venecia… En su tarjeta sepresenta como arquitecto, oficio que también aparece en la denominación de su empresa, Andrés Jaque Arquitectos, pero cuesta encasillarle como tal considerando que también es profesor en la Universidad, diseñador de joyas políticas y organizador de banquetes de activismo ecológico, por citar sólo algunos.

“No somos un estudio de arquitectura al uso, somos más una empresa de acción cultural”, cuenta Jaque desde su pequeño despacho situado en una céntrica calle de Madrid. Desde luego, nada que ver con profesionales encorbatados con oficinas en el barrio de Salamanca: la suya está situada a piede calle, es modesta, y cuando llega el buen tiempo, ¡tiene incluso la puerta abierta! Entre sus clientes están la EMV, la Fundación Telefónica, la Comunidad de Madrid, Construmat, Xunta de Galicia, etc. Ha tenido exposiciones en la Bienal de Venecia, en Basilea y próximamente las tendrá en Moscú o Panamá. Este arquitecto-pensador, cuya cabeza no parece descansar nunca, está trabajando en la actualidad en la transformación de los espacios abiertos del Matadero y en el nuevo Centro Interactivo de acceso a la Memoria del Conde Duque, en la capital. Uno de sus proyectos, encargado por Enrique Polanco, fue la casa Never Land, en Ibiza, construcción que marida diseño y paisaje y que ha sido recientemente publicado por The New York Times.

¿Cómo se las arregla un estudio con siete trabajadores para tener semejante proyección internacional? “Es difícil de creer cuando hay oficinas con 400 arquitectos pero es una ventaja de la globalización: ahora lo importante no es el tamaño sino la capacidad de asociacionismo, las redes sociales e internet son muy importantes. Nosotros tenemos más proyección cultural que balance de resultados, por eso estamos mucho en bienales, en universidades…”, comenta Jaque quien fundó su empresa hace diez años.

Su primer trabajo fue para la Diócesis de Plasencia, en Cáceres, donde adaptó unos antiguos seminarios para acoger a sacerdotes ancianos. Actualmente trabajan en una nueva tipología de vivienda que les ha encargado la EMV: “No es algo que hagamos a puerta cerrada, la socióloga que forma parte de nuestro equipo está en la calle, investigando cómo vive la gente en la capital”, comenta

Su empresa nunca ha acudido a financiación externa, ha ido creciendo en función de los beneficios. ¿Última facturación? 300.000 euros en 2010: “Los arquitectos no debieran cobrar sus honorarios según el coste material del proyecto sino en base a su complejidad. No puedo cobrar más de lo razonable a mis clientes porque si no les generaría un problema”, defiende este profesional de visión bien particular que confiesa resultar polémico, a pesar de no desear serlo. “La arquitectura tiene otras dimensiones aparte de la simple construcción. No es una acción de expertos, sino de políticos. No digo que no haya que saber de estructuras pero éstas tienen que entrar en deliberación con otros actores y otras disciplinas”, afirma.