Solbes reclama un mecanismo europeo de asistencia a los países en dificultades

Pedro Solbes, ex ministro de Economía y presidente del consejo de dirección de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, defiende con firmeza al euro, que ha ayudado a paliar la crisis en la eurozona, y advierte de que es necesario establecer un mecanismo de asistencia a los países en dificultades que evite el contagio de sus problemas al resto de la zona euro.

Los beneficios del euro como divisa se han podido apreciar en todos los países, según Solbes, que considera que sin la moneda única se habrían producido devaluaciones competitivas en la región para combatir los efectos de la crisis económica y un importante aumento del proteccionistmo, lo que habría terminado agravando aún más los problemas no solo de Europa, si no de la economía global.

Solbes destaca en un artículo publicado por The Wall Street Journal, que aunque el euro todavía no ha sido adoptado como moneda por todos los países que integran la Unión, "tal y como ha expresado recientemente la canciller alemana Angela Merkel, es un elemento inherente al proceso de integración". "El euro está aquí para quedarse y el verdadero desafío para Europa consiste en cómo hacer más eficiente su moneda.

El ex ministro de Economía señala que el euro representa "un gran éxito conjunto" que ha permitido un largo periodo de crecimiento y estabilidad en Europa. "Unos pocos países de la zona euro ya se enfrentaban a considerables riesgos antes de la crisis, tanto reales (burbuja inmobiliaria y deuda pública y privada) como financieros (gestión de riesgos inadecuada o excesiva dependencia de la financiación exterior)", apunta en su artículo.

A este respecto, el ex ministro de Economía destaca que "la crisis ha traído al primer plano la ausencia de un mecanismo de asistencia a países en dificultades antes de que sus problemas terminen afectando al conjunto de la zona euro". Solbes señala que, como suele ocurrir en el proceso de construcción europea, el problema no se ciñe exclusivamente al diagnóstico del problema, sino que "son necesarias soluciones rápidas y claras que cuenten con la voluntad política de cumplir lo pactado, algo que no siempre es fácil de conseguir cuando negocian 27 países diferentes".