Alcaraz da un golpe de autoridad y se mete a lo grande en cuartos de final ante el duro Zverev

Carlos Alcaraz está a tres partidos de ganar el Open de Australia. El tenista español acabó con la resistencia de Miomir Kezmanovic por la vía rápida (6-4, 6-4 y 6-0) para plantarse en los cuartos de final del primer grande de la temporada, un torneo que aún no ha conseguido levantar. El número dos del mundo mostró, posiblemente, la versión más sólida en lo que va de torneo, mostrándose muy seguro especialmente con el saque, en un choque que ganó en menos de dos horas.

El español está demostrando en este comienzo de temporada que ha mejorado ostensiblemente con su servicio, donde está muy serio. No solo por los porcentajes de acierto con primeros sino, sobre todo, por la cantidad de puntos ganados tanto con primeros pero, especialmente, con segundos, donde es el líder del torneo con un 72% de los que pone en juego. Alcaraz está muy valiente con su saque, pegando fuerte, duro y con poco fallo, lo que le permite ser una roca al servicio.

El saque es, probablemente, la faceta en la que más ha mejorado este invierno. Alcaraz sigue siendo uno de los mejores del mundo desde el fondo de la pista pero, ahora, también ha añadido un registro más a su amplio historial de golpes. Sin embargo, donde sí sigue sufriendo mucho y no termina de encontrar su mejor versión es con el revés, donde se le ve muy atascado y pierde muchos puntos de manera inesperada por fallos poco comunes en un jugador de su talla.

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Alcaraz era consciente de que la principal vía para impedir la rebelión de Kezmanovic pasaba por impedirle entrar en juego. Para ello, debía de mostrarse muy serio con el servicio y, sobre todo, muy agresivo al resto para ponerse por delante en el marcador lo antes posible. Si el serbio iba creciendo en confianza y juego, el partido se le podía complicar al número dos del mundo, por lo que el español no dudó en buscar constantemente, y con acierto, el golpe ganador.

No necesitó demasiado para ponerse por delante en el marcador, cuando en el tercer juego lograba el primer break del choque. Desde ese momento, Alcaraz sabía que la clave era no ceder con su servicio y, sobre todo, seguir llevando la iniciativa desde el fondo de la pista. El español dio una gran lección con su derecha, con la que logró hasta 15 ganadores en la primera manga y con su saque, donde estuvo muy seguro. Como los grandes, aprovechaba su primera bola de set con un ace (6-4).

Kezmanovic entendió que, si quería seguir con vida en el segundo set, debía de ser aún más agresivo y no dar opciones a Alcaraz, por lo que debía de apretar desde el principio. De hecho, estuvo muy cerca de romper al español en el tercer juego del segundo set, pero el número dos del mundo tiró de resiliencia para sobrevivir al momento difícil y aprovechar su oportunidad, que llegó en el séptimo tras aprovechar un buen par de derechas que desarmaron al serbio

El balcánico, que había subido mucho su nivel de juego, no encontraba el resquicio por el que hacer daño a un Alcaraz que crecía con el paso de los minutos. De hecho, no necesitó mucho más durante la manga para ponerse el partido de cara. De nuevo muy serio con el servicio, el español cerraba el segundo set y daba el golpe de gracia a un encuentro que tenía en su mano. Pero aún quedaba lo mejor: era el momento de dar un golpe de autoridad (6-4).

El tercer set fue la confirmación de la superioridad de Alcaraz. Con un Kezmanovic moralmente muy tocado, el español no tardó en encontrar la primera vía de agua para hacerse con el primer break. El número dos del mundo volaba en la pista y logró romper el servicio dos veces más a su rival para cerrar el partido con un rosco. De nuevo, el español mostraba su mejor versión en el momento clave del partido para cerrarlo como los campeones (6-0).

Alcaraz acabó el partido con 43 golpes ganadores, muestra de la superioridad de su derecha, y de nuevo sin perder un nuevo juego al servicio lo que, sumado a su gran estado de forma, le convierte en un claro favorito al torneo. Ahora se medirá en cuartos de final al siempre peligroso Alexander Zverev, un partido que promete emociones fuertes y que será uno de los platos fuertes de Australia. Pero si Alcaraz juega como hoy, pocos jugadores hay en el mundo que puedan hacerle sombra.