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La normalidad que esconde una rivalidad única o por qué Nadal no comprende a Djokovic
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TENSA CORDIALIDAD

La normalidad que esconde una rivalidad única o por qué Nadal no comprende a Djokovic

El tenista español volvió a demostrar que su competitividad es extremadamente elevada, pero considera que cuenta con ciertos límites que hacen que sea sana y no le haga daño

Foto: Nadal y Djokovic, una rivalidad con altos y bajos. (Reuters/Dylan Martinez)
Nadal y Djokovic, una rivalidad con altos y bajos. (Reuters/Dylan Martinez)

Rafa Nadal continúa apurando los plazos para regresar a las pistas. A sus 37 años y después de su grave lesión en el psoas ilíaco de su pierna izquierda, el tenista español busca encontrarse en plenitud de facultades para jugar de nuevo. Ya ha anunciado que solo le queda una temporada al más alto nivel y, por esa razón, quiere que sea especial: no solo en lo que se refiere a los éxitos sino, sobre todo, a poder disfrutar de nuevo del deporte. Y, por qué no, vivir un nuevo capítulo de su gran rivalidad.

Y es que sus enfrentamientos con Novak Djokovic ya son parte de la leyenda y de la épica de este deporte. La fortuna ha querido unir en el tiempo y en el espacio a tres de los mejores tenistas de todos los tiempos, que nos han deparado duelos que han pasado a la historia. Y la mística de los enfrentamientos entre Nole y Nadal, los dos jugadores con más Grand Slam de la historia, han marcado una época en las pistas... aunque fuera de ellas, la relación no sea la de dos amigos.

Foto: Rafa Nadal, tras realizar un saque de honor. (EFE/Mariscal)

Este lunes, Rafa Nadal atendía a Juanma Castaño en una entrevista con Movistar+, donde repasaba alguno de los temas de actualidad en el mundo del tenis, entre los que se encontraba Djokovic. Sin hablar una mala palabra sobre el serbio, en el tono que acostumbra el balear, sí que dejó claro que no comparte la manera en la que enfoca la competición el actual número uno del mundo. Dos caracteres muy distintos que no terminan de compatibilizar. Al menos, mientras sigan en activo.

"Con 22 Grand Slam se puede vivir frustrado. Creo que Novak lo vive de una manera más intensa que yo. Para él sí hubiera sido una frustración no ser el jugador con más títulos. Y a lo mejor por eso lo ha conseguido, ha llevado la ambición al máximo. Yo he sido ambicioso, pero con una ambición sana que me ha permitido ver las cosas con perspectiva, no estar frustrado, no cabrearme más de la cuenta en la pista cuando las cosas no iban bien. Es mi forma de vivirlo y de sentirlo", expresaba.

O, dicho con otras palabras: Nadal considera que la necesidad de Djokovic por el triunfo es excesiva. Nunca ha existido una mala relación entre ambos jugadores, siempre se han mostrado mucho respeto en público y en la pista, pero no es menos cierto que siempre se ha notado mucha tensión. En la distancia, en la forma de expresarse o incluso de alabarse, aparece un choque de personalidades contrapuestas que no terminan de encajar entre sí. Dos formas distintas de ver la vida.

Fue el propio Djokovic el que dejó claro el sentimiento entre ambos en una reciente entrevista en el Corriere della Sera: "Al principio, íbamos a cenar juntos pero, incluso con Nadal, la amistad es imposible. Nunca hemos sigo amigos, porque entre rivales no se puede, pero tampoco hemos sido enemigos". Más claro, agua. "Al principio de mi carrera, cuando me pateaba el culo en la pista, conocía mis limitaciones. Pero cuando comencé a ganar partidos, todo cambió", expresaba.

Esas palabras de Nole chocan frontalmente con aquellas imágenes que Nadal y Roger Federer dejaron en la despedida del suizo donde, con las manos unidas, ambos lloraban desconsolados ante el adiós del helvético. Una imagen que dio la vuelta al mundo y que confirmaba que, en realidad, dos grandes rivales sí pueden tener una gran amistad. Algo que no entra en la mente de un Djokovic que tiene otra forma muy diferente de entender el deporte.

"Estoy feliz con mi forma de ser. No siento nada cuando veo a Djokovic ganar. Sí que me hubiera gustado ser el tenista con más Grand Slam de la historia, de esto se trata el deporte, pero no es una obsesión", confirmaba Nadal. Dos maneras muy diferentes de entender el deporte con el mismo objetivo: ser un jugador de leyenda. Una relación teñida de aparente normalidad que, en el fondo, esconde una rivalidad única... y que, muchas veces, es incomprendida.

Rafa Nadal continúa apurando los plazos para regresar a las pistas. A sus 37 años y después de su grave lesión en el psoas ilíaco de su pierna izquierda, el tenista español busca encontrarse en plenitud de facultades para jugar de nuevo. Ya ha anunciado que solo le queda una temporada al más alto nivel y, por esa razón, quiere que sea especial: no solo en lo que se refiere a los éxitos sino, sobre todo, a poder disfrutar de nuevo del deporte. Y, por qué no, vivir un nuevo capítulo de su gran rivalidad.

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