Alcaraz tortura a Tsitsipas a base de dejadas y se convierte en el campeón del Conde de Godó

Carlos Alcaraz es el campeón del Conde de Godó (6-3 y 6-4). El tenista español volvió a mostrar su mejor versión en Barcelona para desarmar a un desconocido Stefanos Tsitsipas y llevarse el triunfo en la gran final, que le permite levantar su tercer título en lo que va de temporada. El número dos del mundo volvió a confirmar que se encuentra intratable y que, a día de hoy, hay muy pocos tenistas que sean capaces de alcanzar su nivel. Y tan solo tiene 19 años. Casi nada.

El murciano volvió a demostrar en Barcelona que es uno de los jugadores más en forma del momento y, sobre todo, que es uno de los tenistas más rocosos del circuito. Da igual a quién se enfrente, en qué superficie y cómo de complicados se pongan los partidos, pues Alcaraz nunca defrauda. Este domingo, se vivió una final de muchísimo nivel pero, de nuevo, el español fue capaz de imponer su ley con puño de hierro, donde brilló con la dejada, consiguiendo diez ganadoras.

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Rubén Rodríguez

El partido comenzó como se espera de toda una final: con mucha intensidad y con un tenis de enorme nivel. Alcaraz empezó al servicio, logrando el juego en blanco a las primeras de cambio que hacía presagiar un set relativamente cómodo... pero nada más lejos de la realidad. Y es que, después de que Tsitsipas también se llevara su saque, varios errores seguidos del español le dieron al griego el primer break del choque. El partido empezaba emocionante y de manera inesperada para el murciano.

Pero Alcaraz es mucho Alcaraz y, solo un juego después, recuperaba la desventaja tras una doble falta del heleno. El español no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer y, a pesar de que Tsitsipas estaba desplegando un gran tenis, no dudó en sacar su repertorio a relucir, con varias dejadas brutales y un par de paralelos a las líneas imposibles para el griego. Tanto, que desinfló el ímpetu del quinto del mundo a base de raquetazos, hasta romperle de nuevo el servicio en el octavo juego.

Alcaraz solo necesitó su siguiente saque para cerrar la primera manga de manera magistral (6-3). A pesar de no haber comenzado con buen pie y de haberse visto sorprendido al comienzo del set, el murciano hizo gala de su madurez para no perder los nervios, mantener el control e incrementar su juego. Y no solo se mostró dominador al servicio, sino que su poder desde el fondo de la pista provocó las dudas de Tsitsipas con su saque, donde se mostró más fallón de lo habitual.

Tsitsipas aumentó, aún más, su nivel en la segunda manga, consciente de que se le escapaba la final pero, de nuevo, Alcaraz olió la sangre. Fue en el quinto juego cuando, el español, con dos golpes magistrales -otra dejada impresionante y un globo de genio- conseguía el break y desarmaba por completo al heleno, que no hallaba la manera de frenar la sangría. Daba igual que cambiara el juego, su agresividad o su potencia, pues siempre se encontraba con un muro al otro lado de la red.

Muestra de cómo estaba jugando era que, a dos juegos de sellar la victoria, Alcaraz solo había cometido seis errores no forzados. El problema no era que Tsitsipas no tuviera acierto, sino que el español no fallaba golpes, lo que llevaba al griego al límite. Cada vez más contra las cuerdas, era incapaz de encontrar la vía para romper la resistencia del español que, cada vez que se acerca más y más el momento de la verdad, era capaz de incrementar su puntería.

Tsitsipas se resistió hasta el final, pero la solvencia de Alcaraz al servicio fue suficiente para hacer buena la única rotura del set y conseguir la victoria final en Barcelona (6-4). Con este triunfo, el tenista español levanta su tercer título de la temporada, en la que tan solo ha perdido dos partidos -ambos los jugó lesionados- y donde empieza a confirmar que es uno de los jugadores más en forma del circuito. El murciano vuelve a sonreír y lo hace con un triunfo de mucho nivel ante Tsitsipas.