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Diego Schwartzman, el 'Peque' argentino que amenaza el trono de Rafa Nadal en París
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Busca revalidar en semis la victoria de Roma

Diego Schwartzman, el 'Peque' argentino que amenaza el trono de Rafa Nadal en París

El tenista porteño, que ganó a Nadal en Roma hace tres semanas y ha eliminado a Thiem, es el más bajo del circuito. Símbolo de la argentinidad, superó obstáculos variados hasta vivir este momento

Foto: Schwartzman, tras ganar el último punto de su partido de cinco 'sets' ante Thiem en cuartos de final. (EFE)
Schwartzman, tras ganar el último punto de su partido de cinco 'sets' ante Thiem en cuartos de final. (EFE)

Diego Schwartzman se llama Diego por Diego Armando Maradona, y en su infancia tuvo problemas de crecimiento similares a los de Leo Messi. A sus padres les recomendaron entonces un tratamiento similar al que tomó el astro del fútbol tras aterrizar en Barcelona, pero la madre se negó a hacer experimentos. Hoy Schwartzman es el tenista más bajito de todos los que han disputado el Roland Garros del coronavirus: mide 1,70, según la ATP (que probablemente le regala uno o dos centímetros).

El ‘Peque’, como es conocido habitualmente, llegó esta semana a sus primeras semifinales de un Grand Slam tras derrotar a Dominic Thiem en un fabuloso partido de cinco ‘sets’. Y representa este viernes (14:50 horas) una amenaza real para Rafa Nadal, el rey del torneo parisino, que fue derrotado por el argentino hace tres semanas en Roma. En las condiciones actuales del otoño francés, con las nuevas pelotas algo más pesadas, el mallorquín pierde una de sus grandes ventajas comparativas frente a Schwartzman: bolas muy altas (muy ‘liftadas’ y con el bote muy vivo) que podrían haber convertido el partido en un infierno para el argentino, obligándole a jugar muy alejado de la línea de fondo.

"Lo mejor que tiene Schwartzman es que camina muy bien contra la bola", explica Roberto Bautista (número 10 del escalafón mundial) a El Confidencial: "Por eso la pelota de Rafa le duele menos, a pesar de no tener la talla de otros jugadores. Porque aunque le sube mucho, no le importa, a él le gusta pegarla por encima de la cintura. Es bastante habilidoso con la mano, sabe cerrar las jugadas en la red, y cuando hay dejadas es muy habilidoso..."

placeholder Nadal y Schwartzman se saludan tras el partido en Roma hace tres semanas. (Reuters)
Nadal y Schwartzman se saludan tras el partido en Roma hace tres semanas. (Reuters)

"Quizá su punto débil es que se le puede hacer daño al resto", continúa el tenista castellonense, "pero tampoco las condiciones están para ganar el punto en un tiro, así que yo creo que Rafa no se debe desesperar, tiene que ir moviéndolo poco a poco, y al final superarle un poquito en fuerza, cuando se genere ventaja. Porque él contraataca muy bien y camina muy bien contra la pelota”.

Octavo del mundo

Tenista menudo en un circuito poblado de gigantones, el ‘Peque’ es la revelación de este año en tierra batida. El niño travieso que pinchaba bicicletas en el barrio Villa Crespo de Buenos Aires y debía defenderse ante chicos mucho más grandes que él es hoy el octavo mejor tenista del mundo. Schwartzman (apellido judío: su bisabuelo pudo escapar de un tren que le transportaba a un campo de concentración porque se quebró el acoplamiento que conectaba dos de los vagones) presenta con bastante pureza algunos de los perfiles clásicos de la argentinidad, esa forma de ser forjada en un país que cada década sufre una catástrofe económica (para volver a empezar, como quien dice, de cero nevamente).

Hincha ferviente de Boca Juniors (era muy hábil también con la pelota en los pies cuando era chaval), la fe del ‘Peque’ le ha llevado a vivir con 28 años un sueño maravilloso en la temporada más extraña desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Cuando vino al mundo, en 1992, su acomodada familia de comerciantes acababa de arruinarse completamente en la crisis de hiperinflación de 1990 (una estampa clásica en el imaginario argentino). Esa vida que sí gozaron brevemente sus hermanos mayores no la conoció hasta que empezó a despuntar en el mundo de la raqueta (tiene tres torneos ATP en su haber). Antes, para poder desplazarse y jugar en sus primeros torneos juveniles, su familia vendía pulseritas de goma en el Club Náutico Hacoaj, en Tigre, a 30 kilómetros de la capital.

“Siempre lo cargaban porque era bajito”, contó su madre, Silvana, en Radio Mitre el martes pasado, después de que su hijo venciese al mismísimo Dominic Thiem en el mejor partido del torneo hasta el momento: “Vos lo veías y no llegaba a la red, pero jugaba un huevo... Un solo médico nos dijo que iba a medir lo que mide hoy; ese día estuvo muy mal. Nos propusieron hacer un tratamiento, pero nunca le hubiera hecho nada; no me arrepiento de no haberlo hecho [...] Le decían que era buen jugador, pero que con esa altura no iba a poder llegar a la elite. Pero para mí sí iba a llegar. Yo soy muy naturista y no le quería hacer ningún tratamiento de crecimiento. Me daba miedo. Esa es la diferencia de Diego con Messi, por ejemplo. Soy enemiga de los tratamientos. Siempre estuve segura de que iba a llegar. Y él, en su interior, también".

"Habilidades mentales"

​Gabriel Markus, extenista, hoy entrenador, ha pasado a la historia por ser el único jugador argentino que logró derrotar a Pete Sampras. Y ha jugado innumerables veces con Schwartzman durante sus años de formación y consolidación. “Conozco a Dieguito desde hace muchísimos años", dice en conversación con este periódico. "Siempre observé características especiales en este chico, desde muy chico tenía habilidades tanto tenísticas como mentales. Sabía como jugar y cómo moverse, era muy inteligente en la cancha... Pudo suplantar la diferencia de altura respecto a la mayoría de los jugadores de hoy en día con un estado físico espectacular, una movilidad de piernas y una anticipación extraordinarias, sumado a una habilidad mental muy importante que tiene: no se da por vencido, sabe esperar sus oportunidades, juega con mucha calma, y se tiene mucha confianza".

"Es un jugadorazo…", continúa. "Impone mucho respeto porque los rivales encuentran muy difícil ganarle un punto, hay que jugar muy al límite, especialmente ahora que él está jugando bien y con tanta confianza. Sinceramente, ha batido todas las expectativas de la gente. Es el nuevo ídolo del tenis argentino. No es más ídolo por todo lo que estamos viviendo, la pandemia, la falta de torneos… Pero si hubiera un poco más de actividad en Argentina, los chicos se volverían locos por él… Acá en Argentina está en boca de todos”.

“Lo mas reciente es lo de Roma, él parte con ligera ventaja" (Nadal)

Schwartzman empezó muy mal tras el desconfinamiento, con dolor e incluso calambres en la mano, pero en el último mes ha ganado por primera vez a un ‘top-5’ mundial (precisamente Nadal, en Roma), ha alcanzado su primera final de un Masters 1000 (también en Roma: perdió contra Djokovic) y ha aparecido también por primera vez en una semifinal de Grand Slam. Nadal reconoció tras clasificarse a semifinales que ganar a Schwartzman “supone un reto”: “Lo mas reciente es lo de Roma, él parte con ligera ventaja. Pero es verdad que estamos en un torneo especial para mí. Las condiciones son más favorables para su estilo de juego, pero tengo que buscar mi camino para hacerle daño”.

Djokovic: "Todo el mundo quiere a Diego"

El ‘Peque’ es un jugador querido en el circuito y forma con su entrenador, el extenista argentino Juan Ignacio Chela, probablemente la pareja más dicharachera de la ATP. Novak Djokovic le felicitó públicamente con emoción tras clasificarse a semis: “Lo vi hoy en el vestuario y tuve una breve charla. Le dije que estaba muy impresionado con su triunfo ante Thiem. Se merece estar entre los diez primeros y merece ganar ese tipo de partidos más que muchos jugadores porque trabaja duro, es una persona súper agradable, un tipo muy amable. Todo el mundo quiere a Diego. Estoy muy feliz por él. Estoy orgulloso de él. Le deseo todo lo mejor [...] Amo a Diego y a todo su equipo”.

placeholder Schwartzman en acción durante su partido contra Thiem. (EFE)
Schwartzman en acción durante su partido contra Thiem. (EFE)

Schwartzman había avisado tras ganar su duelo de octavos contra el italiano Sonego: “Estoy jugando al mismo nivel que en Roma, muy sólido”. Dos días después, tras ganar en cuartos, trató de moderar su euforia en la sala de prensa: “Hay que estar mentalmente y físicamente muy preparado para ganar a Rafa... Jugar contra Rafa a cinco sets en polvo de ladrillo, pocos han tenido opciones de ganarle”. Pero también recordó que hace dos años jugó contra Nadal en cuartos de final de Roland Garros y estuvo “a la altura: Espero esta vez estirarlo más, a cinco ‘sets’, y tener opciones de ganar”.

Los números del español dan miedo: es número dos del mundo y ha ganado Roland Garros 12 veces. De los diez enfrentamientos que ha tenido contra Schwartzman, ha ganado nueve; todos menos el último. Sumada al frío y a las nuevas pelotas, esa circunstancia deja un margen a la duda incluso en el entorno del campeón. Si llega a la final, el ‘Peque’ recibirá un cheque de 850.000 euros, una fortuna en un país de talentos que hoy, al igual que en 1992, lucha contra la catástrofe económica.

Diego Schwartzman se llama Diego por Diego Armando Maradona, y en su infancia tuvo problemas de crecimiento similares a los de Leo Messi. A sus padres les recomendaron entonces un tratamiento similar al que tomó el astro del fútbol tras aterrizar en Barcelona, pero la madre se negó a hacer experimentos. Hoy Schwartzman es el tenista más bajito de todos los que han disputado el Roland Garros del coronavirus: mide 1,70, según la ATP (que probablemente le regala uno o dos centímetros).

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