¿El fin de Roger Federer? La enésima decepción que puede aprovechar Nadal

Roger Federer no estará en las semifinales del US Open. Sí, como han leído. El suizo cayó esta pasada madrugada ante un jugador que podría ser su propio espejo: el búlgaro Grigor Dimitrov, apodado 'Baby Federer' por sus características similares a las del de Basilea. Dimitrov llegó a a ser número tres del mundo en 2017, cuando se impuso en el Master 1.000 de Cincinnati y, posteriormente, en la Copa de Maestros, su gran título hasta la fecha. A partir de ahí, una caída en picado hasta la posición 78 del ranking preso de las lesiones, falta de confianza en su juego y un entorno problemático. Nadie le esperaba ahora, pero ha resurgido con fuerza.

Por su parte, Federer se lleva la enésima decepción de este año y ve peligrar su reinado en el tenis mundial. Djokovic se retiró en octavos por lesión, por ahí puede respirar ligeramente el suizo, mientras que Rafa Nadal continuó su camino hacia cuartos y puede recortarle diferencias en números de Grand Slam. De hecho, que el balear pudiera plantarse en la final y ganarla con solvencia no sería ninguna sorpresa. Por su lado del cuadro no se encontraría a ningún top10 y por el otro tan solo Daniil Medvedev, número cinco del mundo, inquieta tras la extraordinaria gira de pista dura que está realizando, aunque viene arrastrando problemas con su físico.

La espalda, que hace ya un lustro le generó complicaciones a Federer, vuelve a dejarle seriamente tocado a sus 38 años. Numerosas voces, quizá un poco atrevidas, apuntan ya a su retirada. Sin embargo, todo hace indicar que Federer continuará mínimo hasta Tokio 2020, luego ya se verá. Sea como fuere, lo que parece claro es que Roger ya no es el que era, todo eso pese a ser finalista de Wimbledon. El genio de Basilea lleva ya año y medio sin ganar un grande, desde el Open de Australia (2018), y este curso tan solo el Master de Miami destaca como cosecha relevante. En la rueda de prensa posterior al encuentro, además, se mostró un tanto arisco con la prensa, sobre todo cuando le preguntaron por sus panes de futuro. "No tengo una bola de cristal, ¿tú sí? Ahora estoy decepcionado porque este año no ganaré ningún Grand Slam, pero volveré, estaré bien", respondió con seriedad.

Falta de claridad

A estas alturas de su carrera, Federer no tiene que demostrarle nada a nadie. Sigue en la élite del tenis, como demuestra su clasificación para las Finales ATP, pero el tiempo no perdona. El público sigue amándole y ofreciéndole su aliento cada vez que sale a pista. Roger ha perdido velocidad, agresividad en sus golpeos y hasta cierta falta de claridad en momentos apretados contra rivales de enjundia, pero no la química con la grada, un extra que siempre le obliga a dar lo mejor de sí.

Federer llegó al torneo con "buenas sensaciones", según comentó. Luego debutó carente de energía y con dudas en su juego al dejar escapar un par de sets contra rivales de poco peso. Despertó contra Evans en tercera ronda y dio un paso más contra Goffin, pero Dimitrov se expresó con buen tenis este miércoles y le apeó de nuevo de un torneo que se le resiste desde 2008, hace ya once años (ganó cinco consecutivos entre el 2004 y el 2008). Federer necesitó la atención del fisio e incluso se tuvo que retirar a vestuarios durante un buen rato. El búlgaro, con la raqueta afilada, no le perdonó las desconcentraciones ni la falta de movilidad. El partido, de hecho, se decantó más por golpes ganadores que por errores del adversario. Federer no anduvo fino y despeja el camino a Rafa Nadal.