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La tierra ya no es zona de confort para Nadal: Thiem le destrona y agrava la crisis
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Las dobles faltas condenaron al balear

La tierra ya no es zona de confort para Nadal: Thiem le destrona y agrava la crisis

Duros momentos para el balear que, como en Montecarlo, perdió en semifinales del Barcelona Open Banc Sabadell. Su verdugo, Dominic Thiem, que se enfrentará el domingo contra Medvédev

Foto: Rafa Nadal se lamenta al final del partido contra Thiem. (EFE)
Rafa Nadal se lamenta al final del partido contra Thiem. (EFE)

La jornada de reflexión para Rafa Nadal no es electoral porque ya ha votado, es tenística. Son momentos muy duros para el balear, incapaz de dominar sobre su propio reinado, la tierra, con autoridad. Ya no es su zona de confort. Las lesiones, la falta de ritmo, la edad...quién sabe, pero Rafa no es ni por asomo el jugador que acostumbraba a ser. Hay leyes que no se imponen, que vienen marcadas. Una de ellas es que todo pasa y que cuando uno está en lo más alto, solo queda caer. Es todavía pronto para asegurar que a Nadal le ha llegado ya la hora, sería hasta irresponsable, pero quizás habría que empezar a hacerse a la idea porque esta tarde contra Dominic Thiem ha entregado la corona por segunda vez en lo que llevamos de gira por un doble 4-6. Primero fue Montecarlo, en la tarde del sábado, el Godó. Rafa está fuera de la final contra Medvédev. Su duodécimo título aquí tendrá que esperar.

El partido era de los de aúpa y en el recuerdo, la final del pasado Roland Garros, donde los efectos a la bola de Nadal hicieron mucho daño en Thiem. El jugador austriaco domina muy bien con la derecha, sobre todo en golpes planos, pero no es manco con el revés, ni mucho menos. Rafa estuvo seguro en el inicio desde el fondo de la pista buscando una y otra vez bolas altas para incomodar el golpeo de su rival. Su único 'pero', las dobles faltas, que le lastraron. En la cuarta, Thiem aprovechó para asestarle el 'break' (2-3) y generarle las primeras dudas al español.

Nadal sufría con su saque, sobre todo con sus segundos, pero consiguió anotarse un séptimo juego larguísimo, de duros intercambios y muy del gusto del espectador. Ambos tenistas se cruzaban 'winners', a cada cual más espectacular. Era un encuentro de tiralíneas, de escuadra y cartabón, pero Thiem estuvo más sólido e hizo valer su ventaja. Perdonó una bola de set, pero no una segunda. Cruzó con su drive una dejada tímida del balear y cerró la primera manga. No condedió ni una sola opción son su servicio, ahí la diferencia.

placeholder Rafa golpea una bola al fondo de la pista de Thiem en las semis del Godó. (EFE)
Rafa golpea una bola al fondo de la pista de Thiem en las semis del Godó. (EFE)

Al número dos del mundo no le quedaba otra que subir un punto el nivel, nada nuevo bajo el sol de Barcelona, y achicar el agua que amenazaba con hundirle. La cosa empezó con susto: otra vez el saque, otra doble falta y Thiem con el cuchillo afilado para levantarle el primer juego. No fue así, el balear se las apañó para disipar los nubarrones. Para entonces el encuentro ya era más propio de un Grand Slam, nadie regalaba nada. Todo los puntos eran un ahora o nunca y ambos encontraban en su revés su arma y, curiosamente, su debilidad. Thiem golpeba al límite y Nadal no quería ser menos. Un dinero, el de la entrada, bien invertido para todos aquellos que desafiaron las horas de la siesta.

Rafa 'tiró' tres bolas de break

Pero Rafa abusó tan descaradamente del revés del austriaco que la jugada le acabó saliendo mal. Tuvo pista para poder cambiar la bola de dirección en algunas acometidas y no lo hizo. Thiem, que ya le esperaba, soltó el brazo y ajustó varias a la línea que castigaron duramente al balear. Le rompió al resto y luego le puso la puntilla con un juego en blanco. La final se escababa peligrosamente. La misión ya era casi imposible, más bien suicida. Thiem estaba mejor asentado, más tranquilo y con una confianza tremenda a la hora de tomar decisiones.

Rafa miraba a su banquillo, a Carlos Moyá, con gesto de preocupación. Que algo no funcionaba era evidente, pero tampoco supo encontrar el balear muchas respuestas. Se intentó enganchar al milagro a base de garra y clase porque esos ingredientes jamás los va a perder, pero no resultó. Tuvo tres bolas de break para empatar el duelo, pero las desperdició todas y el austriaco alzó los brazos al cielo como vencedor. Fue mejor en un duelo precioso y el domingo tendrá la oportunidad de llevarse su primer Godó a casa. Nadal tiene dos oportunidades de redimirse antes de Roland Garros: Madrid y Roma. Veremos.

La jornada de reflexión para Rafa Nadal no es electoral porque ya ha votado, es tenística. Son momentos muy duros para el balear, incapaz de dominar sobre su propio reinado, la tierra, con autoridad. Ya no es su zona de confort. Las lesiones, la falta de ritmo, la edad...quién sabe, pero Rafa no es ni por asomo el jugador que acostumbraba a ser. Hay leyes que no se imponen, que vienen marcadas. Una de ellas es que todo pasa y que cuando uno está en lo más alto, solo queda caer. Es todavía pronto para asegurar que a Nadal le ha llegado ya la hora, sería hasta irresponsable, pero quizás habría que empezar a hacerse a la idea porque esta tarde contra Dominic Thiem ha entregado la corona por segunda vez en lo que llevamos de gira por un doble 4-6. Primero fue Montecarlo, en la tarde del sábado, el Godó. Rafa está fuera de la final contra Medvédev. Su duodécimo título aquí tendrá que esperar.

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