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Nadal se mete en su undécima final de Roland Garros al ganar a Del Potro
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busca revalidar su título por undécima vez

Nadal se mete en su undécima final de Roland Garros al ganar a Del Potro

Rafa Nadal se impuso en las semifinales de Roland Garros por undécima vez en su carrera deportiva. Siempre que llegó a la final terminó ganando, y eso intentará contra Thiem

Foto: Nadal celebra su pase a la final. (Reuters)
Nadal celebra su pase a la final. (Reuters)

Ganó Nadal, por supuesto. Lo hizo con cierta facilidad. Está ya en la final de Roland Garros, una cita que puede colocar en su calendario el 1 de enero de cada año y estar prácticamente seguro de que cumplirá su visita. Su capacidad de imponerse en tierra batida es casi infinita. Incluso con buenos rivales, jugadores solventes, brillantes incluso, como es el caso de Juan Martín del Potro. Importa poco el oponente porque Nadal siempre sabe poner la batalla en su territorio. 6-4, 6-1 y 6-, una diferencia tan amplia en sensaciones como dicen los registros.

El ciclo de la vida del rival de Nadal es siempre muy parecido. El día previo barruntan que va a ser difícil, pero también exponen que saben lo que puede hacer daño a Rafa. Eso mismo ha hecho Thiem, que el domingo se enfrentará Nadal en la final. No suelen salir bien los planes de los rivales del español, aunque soolo sea porque la estadística es testaruda en este sentido. Cuenta en Roland Garros 85 victorias por dos derrotas, uin historial elocuente e implacable.

Foto: Rafa Nadal, este jueves en Roland Garros. (Reuters) Opinión

Se puede decir que Nadal no está jugando su mejor tenis en París, pero con la versión que está utilizando le ha dado para llegar a la final sin grandes angosturas. Jugando con buenos tenistas, muy buenos, pero gente que al final del día es incapaz de reunir los argumentos necesarios para lograr lo que hoy en día es, probablemente, el mayor reto del deporte mundial. No, no solo del tenis, esto va más allá. Su superioridad en esta zona de la realidad solo es equiparable a la de Katie Ledecky en las distancias más largas de la piscina. Y ella es bastante más joven, su nivel de dominio no es tan dilatado en el tiempo.

Del Potro empezó bien y Nadal más, algo que con el paso de los minutos quedóc omo un detalle. Rafa, como le está pasando con frecuencia en el torneo, no termina de servir del todo bien y el argentino, un excelente tenista, se intentó aprovechar de esa situación y dar un paso adelante. Tuvo bolas de ruptura en varios juegos del español al servicio, seis en total, pero todas y cada una de ellas terminaron como balas de fogueo, sin nada por detrás.

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EPA5606. PARÍS (FRANCIA), 08 06 2018.- El tenista español Rafael Nadal se enfrenta al argentino Juan Martín Del Potro durante su partido de semifinales de Roland Garros, en París, Francia, hoy, 8 de junio de 2018. EFE Christophe Petit Tesson

Llegó la avalancha

Anadaba algo perdido Nadal, más agarrándose al partido que otra cosa. Lo fue consiguiendo y en cuanto la rueda giró de su lado se abalanzó. En el primer juego con el servicio de Del Potro en el que el número 1 supo leerle el resto no dudó. La segunda bola de ruptura la aprovechó para ganar el primer set. Había el argentino remado mucho con el fin de siempre para estas cosas: ahogarse en la orilla.

Lo que siguió a eso fue una avalancha. Es cierto que Del Potro reclamó ayuda médica, que se le veía algo torpón. Pero no es más que un detalle en una tarde de junio, la verdad de esta situación es la que ya todos saben, aquí hay un jugador mejor que el resto y tienen que pasar muchas cosas, muchas, y todas en su contra para que el desenlace no sea su victoria.

"Las pistas un poco más grandes me favorecen, por suerte no ha llovido, estábamos un poco preocupados por eso, el hecho de ganar en tres sets es importante de cara al domingo", explicaba Nadal. "Ya a partir de mañana preparamos, cuando vayamos a entrenar tendremos la idea, hoy es un día para estar felices, llevamos tres días seguidos compitiendo, es un día para estar satisfechos. Es uno de los mejores jugadores del mundo, me ha ganado este año en tierra, a pelear y a luchar, es una final de Roland Garros", comentaba en el micrófono de Alex Corretja.

Foto: Rafa Nadal, este lunes, celebrando su victoria número 900. (EFE)

Thiem, efectivamente, había ganado antes a Marco Cecchinato. También estaba en el guión, el italiano no es rival para el único jugador que ha ganado a Nadal en esta primavera sobre tierra. Fue en Madrid, en altura y a tres sets. Un terreno menos propicio para el número 1 del mundo, aunque también sea en principio favorito en esas condiciones. Thiem el año pasado fue su rival en semifinales, el asutríaco fue vapuleado en tres sets, el último de ellos ganado por 6-0. Ha evolucionado, es mejor de lo que era, pero sigue pareciendo muy lejos de las prestaciones que puede llegar a dar el 10 veces campeón.

Queda un solo partido más y las palabras para glosar su leyenda se quedan escasas. Ya se ha hablado de estratosférico, brillante, superlativo, increíble, extraterrestre, inhumano... y la retahíla de adjetivos y sustantivos puede seguir y seguir, pero todos responden a la misma narrativa, hay un jugado por encima del resto, no ahora, desde hace más de una década. Roland Garros se rinde a su figura, cada vez le tratan con más respeto, quizá porque a estas alturas ya se han dado cuenta de que en lo que les quede de historia siempre será él la vara de medir de todo lo que ocurra. No hay palabras para definir a Nadal, o quizá hay demasiadas en algo que es mucho más simple: su distancia con el resto es sideral.

Ganó Nadal, por supuesto. Lo hizo con cierta facilidad. Está ya en la final de Roland Garros, una cita que puede colocar en su calendario el 1 de enero de cada año y estar prácticamente seguro de que cumplirá su visita. Su capacidad de imponerse en tierra batida es casi infinita. Incluso con buenos rivales, jugadores solventes, brillantes incluso, como es el caso de Juan Martín del Potro. Importa poco el oponente porque Nadal siempre sabe poner la batalla en su territorio. 6-4, 6-1 y 6-, una diferencia tan amplia en sensaciones como dicen los registros.

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