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Brutalidad y pie como método: Sudáfrica quiere ser leyenda con el cuarto Mundial de su historia
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UNA SELECCIÓN DIFERENTE

Brutalidad y pie como método: Sudáfrica quiere ser leyenda con el cuarto Mundial de su historia

Los 'Springbok' son la única selección que ha sido capaz de ganar sus títulos mundiales en tres de los diferentes continentes donde se ha celebrado la Copa del Mundo

Foto: Brutalidad y pie como método de victoria. (EFE/EPA/Kim Ludbrook)
Brutalidad y pie como método de victoria. (EFE/EPA/Kim Ludbrook)

Si alguien observa un partido de rugby de una selección vestida de verde, no sabemos si verá buen juego, combinaciones rápidas de los backs o pases a la remanguillé. Pero, si ven a Irlanda y, sobre todo, a Sudáfrica, estamos seguros de que verán juego duro, golpes, grandes placajes -algunos fuera de la legalidad- y mucho juego al pie.

Para los defensores del juego bonito, un partido de Sudáfrica es un sufrimiento. Sin embargo, para un primera o segunda línea -posición donde jugaba yo-, son 80 minutos de juego brutales, donde el físico impera ante la clase. Incluso manda sobre el balón. Nombres como Vermeulen, Botha, Kolisi o el polémico Etzebeth nunca saldrán en las mejores jugadas de una Copa del Mundo, pero sí puede que salgan en el imaginario de ese chaval grandote que elige el rugby ante otros deportes y ve a un jugador portentoso que da respeto a todos sus rivales.

Foto: Francia, ante la gran oportunidad de su vida. (EFE/EPA/Christophe Petit Tesson)

Darse golpes como estilo de juego, o de vida. Cómo no querer a unos mastodontes que no temen por su físico y cargan constantemente contra las defensas rivales, además -y a diferencia de las islas del Pacífico- con un rigor táctico y técnico que les hace estar siempre entre los favoritos. Tanto es así, que el número 9 de Sudáfrica, el incombustible Faf de Klerk, que llegando justo al 1,70 de altura, no rehúsa un contacto. Es más, los busca constantemente sobre el césped.

Revalidar el título no será tarea sencilla, pero con las cualidades del equipo Springbok de dura defensa, buena melé, cargas continuas de sus baluartes en ataque y mucho juego al pie, las condiciones del césped, la climatología o la afición en contra no son un escollo. Por eso, es la única selección que ha ganado sus títulos mundiales en tres de los diferentes continentes donde se ha celebrado la Copa del Mundo (Europa, África y Asia).

Tendrán que superar en el primer partido a los correosos escoceses, ya sin una de sus estrellas recientemente retirada, Stuart Hogg. Después, a una Rumanía que no será un hueso duro. Y en el tercer turno se enfrenta a sus hermanos irlandeses por su forma de jugar, para acabar contra los siempre duros tonganos. En cuartos de final, un hueso duro, Francia o Nueva Zelanda y, si superan esa eliminatoria, el camino puede allanarse para ser la primera selección con cuatro mundiales.

Mucha de la buena marcha del combinado verde y oro recaerá en la salud de su apertura Pollard, que como vimos el pasado sábado en la derrota contra los All Blacks, es vital para el seleccionado de Rassie Erasmus. Con una tercera línea potente y su rápido trío de atrás, esperamos ver a uno de los jugadores más eléctricos del mundo y que plantea su último mundial: Cheslin Kolbe.

Como ejemplo, cómo arrasaron en la pasada final del 2019 a la todopoderosa Inglaterra que se había cargado días antes a Nueva Zelanda. Veinte puntos de ventaja, título al aire del primer capitán negro que levantaba la Webb Ellis y a volver a casa. Seguro que en el avión seguían dándose golpes entre ellos.

Los tres jugadores que no te debes perder

  • Pieter-Steph du Toit: El mejor jugador del mundo en el año 2019, donde fue pieza clave del título mundial, es un tercera línea todoterreno, que cubre todo el campo, y es un apoyo constante en ataque y defensa.
  • Damian de Allende: El número 12 que podría jugar como 6 o 7, un delantero reconvertido en back, que multiplica la potencia física del equipo, clave si es capaz de ganar metros con el balón en las manos.
  • Eben Etzebech: Thor hecho jugador de rugby, un tirano que va dejando cadáveres a su paso, fiel heredero de los fieros segundas sudafricanos. Un baluarte en las touch y fases estáticas.

*Iñigo Ribot fue jugador de rugby profesional en VRAC, Club Alcobendas y CRC Pozuelo, siendo tres veces campeón de Liga, además de ganar dos Copas del Rey y tres Supercopas de España.

Si alguien observa un partido de rugby de una selección vestida de verde, no sabemos si verá buen juego, combinaciones rápidas de los backs o pases a la remanguillé. Pero, si ven a Irlanda y, sobre todo, a Sudáfrica, estamos seguros de que verán juego duro, golpes, grandes placajes -algunos fuera de la legalidad- y mucho juego al pie.

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