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El drama de la retirada: toda la vida dedicada al rugby esperando un buen gesto que no llega
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UN PROBLEMA AL ALZA

El drama de la retirada: toda la vida dedicada al rugby esperando un buen gesto que no llega

En ocasiones, los jugadores internacionales se ven absolutamente sin nada cuando deciden retirarse del deporte, un problema que varias asociaciones intentan detener de raíz

Foto: Matt Smith, con la copa del Rey 2022 conquistada por SiverStorm El Salvador. (FOTO: JL Useros)
Matt Smith, con la copa del Rey 2022 conquistada por SiverStorm El Salvador. (FOTO: JL Useros)

Matt Smith llegó a Valladolid hace siete años para jugar a rugby. Venía de Nueva Zelanda y quería probar suerte en España durante seis meses antes de regresar a su país. Le ocurrió lo que a muchos otros. Encontró la felicidad en su nueva ciudad de acogida y sus planes se vinieron abajo. Ahora es un vallisoletano más. Sin embargo, la mala suerte en forma de lesiones se ha cebado con él. Hace un mes se vio obligado a despedirse de forma súbita del deporte que le dio la oportunidad de crecer como persona y como deportista. Su cuerpo dijo basta. Los médicos se le pusieron bien claro: dejaba el rugby o su espalda podía sufrir una lesión aún más grave de la que ya padece. "Y yo lo único que quería es tener salud y poder jugar con mis hijos", dice. Trató de aguantar en vano los dolores que padecía en el cuello desde hacía tres años y que le producían la pérdida de fuerza en su brazo izquierdo. Un golpe "muy duro" recibido esta temporada precipitó los acontecimientos. Así que de la noche a la mañana, a sus 32 años, tuvo que buscarse la vida fuera de una actividad que le llevó a ser internacional por España en una ocasión.

En su caso, su futuro profesional pasa por ganarse el pan en Silverstorm, una empresa de consultoría especializada en transformación digital y que, además, patrocina su club desde hace años. Esa suerte no la han tenido otros exjugadores que han sido internacionales con la selección: "En mi caso, el club siempre se ha portado muy bien", apostilla Smith. Lo que ocurre es que muchos jugadores, cuando deciden retirarse, solo aspiran a seguir vinculados al rugby. "Durante su carrera sí piensan en lo que van a hacer en el futuro, pero es que casi nadie hace nada hasta que llega ese día", se lamenta el neozelandés. Este mismo año le ha llegado ese día a veteranos como Marco Pinto (por voluntad propia) u otros obligados a retirarse por lesiones.

Foto: Una melé en pleno partido. (Alberto Segade)

Tras retirarse, algunos jugadores se han sentido auténticos juguetes rotos. Una palmadita en la espalda, acompañada a veces de manidas palabras de agradecimiento del dirigente de turno, es lo único que se llevaban a sus casas. Las frías estadísticas apenas recogen su número de caps. Esto es, su recuerdo se limita a un nombre, dos apellidos y un número entre paréntesis que representa las veces que ha vestido la camiseta de la Selección. Por este motivo, a finales del año pasado Pablo Gutiérrez quiso impulsar junto con otras personas una asociación llamada Rugby Angels Casa Club dedicada, en principio, a prestar ayuda a aquellos exinternacionales que encuentran dificultades para acceder al mercado laboral.

Gutiérrez no es alguien sin pedigrí en el mundo del rugby. Se trata de un jugador que debutó en 1991 con el XV del León frente a Rusia y disputó su último partido en 2003 contra Georgia. Esa experiencia a lo largo de trece años con el combinado español le convierte en una voz autorizada para hacer un atinado diagnóstico de la situación real por la que atraviesan los que deciden colgar las botas. Él mismo vivió en sus carnes una situación que se niega a calificar de "abandono". En cambio, sí denuncia cierta dejadez por parte de muchos dirigentes que han pasado por la FER. Por ejemplo, echa en falta algún tipo de reconocimiento público hacia esas personas que se han partido la cara durante años en los terrenos de juego sin ser profesionales. "Alguna vez, no muchas, me han enviado una invitación para asistir a un partido, lo que ocurre es que si era fuera de Madrid tenías que pagarte el viaje y si querías estar en el tercer tiempo, lo mismo", se lamenta.

placeholder La retirada es un duro momento. (FOTO: JL Useros)
La retirada es un duro momento. (FOTO: JL Useros)

Este tipo de conversaciones, según cuenta Gutiérrez, son habituales cuando se reúnen internaciones de otros equipos. "El caso es que nunca había existido una asociación capaz de echar una mano a quien necesitara ayuda y es ahí donde nosotros centramos nuestro objetivo", indica. La idea, en realidad, partió de Álvaro Miranda, otro exinternacional que jugó muchos años en Cisneros. Se centra en jugadores y jugadoras que hayan vestido la camiseta nacional tanto en el XV como en el seven. Desde entonces, "gracias al boca a boca", la asociación no ha parado de crecer. De hecho, ya cuenta con 50 miembros "y esperamos llegar a más de cien a final de año".

El comité de dirección está compuesto por dos mujeres (Marta Lliteras y Ángela del Pan) y por tres hombres (Álvaro Miranda y los hermanos Jaime y Pablo Gutiérrez). En estos cinco meses, la acogida ha sido "muy buena". Sus actividades van desde darles formación sobre marca personal a ayudarles a hacer un buen currículo. Los pasos a seguir por quienes quieran beneficiarse de este proyecto "meramente altruista" son bastante sencillos. Lo primero es dirigirse a la asociación y rellenar un formulario que aparece en su página web donde deben rellenar una serie de campos que van a parar a una base de datos. A partir de ahí, se crea un equipo para ver de qué forma se le puede ayudar, se le hace una entrevista para que detalle su formación, experiencia o dónde le gustaría trabajar "y ya entonces empezamos a movernos".

placeholder La dura realidad llega tras la retirada. (Jesús Moreno)
La dura realidad llega tras la retirada. (Jesús Moreno)

El siguiente paso es establecer una red en conexión con las empresas relacionadas con los Rugby Angels (networking) que sirva para publicitar las vacantes, trabajos en prácticas, o incluso para promover la actividad empresarial entre ellas. Por ejemplo, si se tiene conocimiento de que una empresa que necesita o que fabrica máquinas para centros deportivos, "a lo mejor hay un rugby angel que trabaja en uno de ellos y se pueden crear sinergias y colaboraciones entre empresas que a lo mejor no se conocen entre sí".

Por su parte, el rugby angel se encarga también de asesorar a la persona que le pide ayuda, así como de mover sus contactos dentro de la organización a fin de encontrarle una salida al mercado laboral o bien conseguirle prácticas en alguna empresa o algún de tipo de formación que se imparta en la universidad. Una de las cosas en que pone mayor énfasis Gutiérrez es en la idea de ir "poco a poco". De momento, la labor de la asociación se centra en los jugadores exinternacionales sin descartar que más adelante se pueda plantear abarcar el ámbito de actuación a cualquier jugador de rugby.

placeholder Las despedidas siempre son difíciles. (Jesús Moreno)
Las despedidas siempre son difíciles. (Jesús Moreno)

Pese a su corta existencia, la asociación ya ha podido "echar un cable" a dos antiguos jugadores de la Selección. Todavía no se ha puesto en contacto con ellos ninguna mujer. El primero precisaba de ayuda psicológica y el otro, Jesús Moreno, buscaba un trabajo. Este último caso, fue el "germen" de Rugby Angels. El jugador andaluz, que se enfundó 54 veces la camiseta del XV del León, se despidió de la Selección en 2018. Desde entonces, nadie de la Federación se ha puesto en contacto con él. "No estoy molesto, aunque sí me hubiera gustado que hubieran tenido algún detalle", afirma. Ni un reproche más hacia la anterior o la actual FER. "No soy rencoroso porque lo verdaderamente importante es que me encantaba representar a mi país sin esperar nada a cambio". Su única queja la lanza contra las instituciones de su localidad natal, Rincón de la Victoria, "porque toda mi vida me he sentido muy orgulloso de mi pueblo y jamás han tenido un reconocimiento hacia mí".

Moreno recuerda que Pablo Gutiérrez, "a quien no conocía de nada", fue quien se puso en contacto con él de una forma "muy amable" y "desinteresada" para tratar de echarle una mano a la hora de encontrar trabajo. Primero, le puso en contacto con una empresa de Murcia, pero la cosa no salió. "Para mí, fue algo brutal que alguien a quien no conoces se mueva en esos parámetros", subraya. El expilier de la Selección tiene un CV nada desdeñable. Cuenta con una licenciatura en Ciencias Físicas, un postgrado de energías renovables eólica y solar y, además, domina el inglés y el francés. "A pesar de todo eso, estuve más de un año echando currículums y las empresas me rechazaban por falta de experiencia", se lamenta. Ahora, gracias a la ayuda que también le prestó Álvaro Miranda, trabaja en una empresa en Málaga como analista de desarrollo de negocio, según aparece en su perfil de Linkedin.

placeholder Defender a la Selección, uno de los grandes honores. (Jesús Moreno)
Defender a la Selección, uno de los grandes honores. (Jesús Moreno)

La nueva Federación apuesta sin ambages por tener "muy en cuenta" a este colectivo de jugadores que han sido durante muchos años un activo en el rugby español y que, por distintas circunstancias, nunca ha recibido un reconocimiento especial por su esfuerzo. Gabriel Sáez, vicepresidente del área deportiva, planificación y estrategia de la FER, admite que "en estos momentos", la Federación está "muy debilitada" en el aspecto económico porque en los últimos 25 años no ha existido un auténtico plan de ingresos. Esa debilidad ha provocado que, hasta ahora, haya sido "imposible" establecer un protocolo de actuación pese a la idea generalizada entre los dirigentes de la FER de que hay que reforzar la atención hacia los internacionales. "De momento les estamos escuchando y, a partir de ahí, seguro que estaremos en sintonía con sus demandas porque les reconocemos y les apreciamos".

Sáez valora de forma positiva la aparición de asociaciones como Rugby Angels y otros grupos liderados por jugadores como Alberto Malo, Fran Puertas o Julio Álvarez. El primer reconocimiento "general" y "global" hacia estos jugadores que se han enfundado la camiseta española podría darse el próximo 26 de agosto en el partido que se va celebrar en el Civitas Metropolitano de Madrid entre el XV del León y Argentina, dentro de los actos conmemorativos por centenario de la FER. "Hay que ser sensibles con ellos", espeta Sáez. Lo que ocurre es que ese reconocimiento no puede tardar un siglo en producirse. En otros países donde el rugby goza de mayor implantación, como Inglaterra, los detalles sí importan. Por ejemplo, los jugadores internacionales tienen un local específico para celebrar el tercer tiempo en el campo de Twickenham. Sin embargo, en España, como se encarga de apuntar Sáez,"ni siquiera tenemos un campo propio".

placeholder Tras la retirada, el deportista se encuentra solo. (Jesús Moreno)
Tras la retirada, el deportista se encuentra solo. (Jesús Moreno)

Otro de los problemas que se plantea en el rugby español es el "agujero" que se produce por la pérdida de talentos cuando un jugador tiene que decidir con 20 años si se queda en España, si va a Francia o si abandona el rugby por sus estudios. Sobre esta cuestión, la Federación trata de impulsar un programa de acompañamiento "que ya está muy avanzado" para que a esa edad el jugador entre en un sistema gracias al que se le pueda ayudar en su crecimiento que incluye una propuesta desde el punto de vista de su formación reglada o no reglada, "de tal forma que podamos ofrecerle un servicio de acompañamiento en su formación que no sería ajeno a otro de mentalización que le permita acceder a la empleabilidad al margen de lo que haya estudiado". Como dice Sáez, "no es necesario que sea un doctor en Física, sino que ese acompañamiento también se puede hacer si se quiere dedicar a cualquier otro oficio en función de las características da cada uno".

Dentro de este plan, la FER cuenta con la colaboración de Margarita Ortiz, quien en su calidad de directora de un programa de fellowship, impulsa un proyecto que nace con el propósito de ayudar a los jugadores a emprender o alcanzar objetivos educativos y profesionales para que su transición de su etapa deportiva a la laboral sea "lo más amigable posible". Estaría orientado también a tratar de conseguir que los jugadores se queden en España, lo que evitaría las presiones de los clubes franceses o ingleses que le pagan para que renuncien a la Selección cada vez que son convocados. Como primer paso, la idea es tratar de imitar los modelos que hayan funcionado en otros países para después delimitar ya a finales de año el alcance y los objetivos del proyecto. A principios de 2024, además, está previsto elaborar un estudio preliminar de cara a evaluar la viabilidad del proyecto (duración, dinero o riesgos) y, una vez concluido el estudio, sería a partir de septiembre de 2024 cuando se ejecutaría el plan después de haber hecho las mejoras recomendadas a lo largo de todo el proceso.

Matt Smith llegó a Valladolid hace siete años para jugar a rugby. Venía de Nueva Zelanda y quería probar suerte en España durante seis meses antes de regresar a su país. Le ocurrió lo que a muchos otros. Encontró la felicidad en su nueva ciudad de acogida y sus planes se vinieron abajo. Ahora es un vallisoletano más. Sin embargo, la mala suerte en forma de lesiones se ha cebado con él. Hace un mes se vio obligado a despedirse de forma súbita del deporte que le dio la oportunidad de crecer como persona y como deportista. Su cuerpo dijo basta. Los médicos se le pusieron bien claro: dejaba el rugby o su espalda podía sufrir una lesión aún más grave de la que ya padece. "Y yo lo único que quería es tener salud y poder jugar con mis hijos", dice. Trató de aguantar en vano los dolores que padecía en el cuello desde hacía tres años y que le producían la pérdida de fuerza en su brazo izquierdo. Un golpe "muy duro" recibido esta temporada precipitó los acontecimientos. Así que de la noche a la mañana, a sus 32 años, tuvo que buscarse la vida fuera de una actividad que le llevó a ser internacional por España en una ocasión.

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