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Así fue el día más feliz del rugby español: "Sí, sí, sí, nos vamos a París"
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TRIUNFO DECISIVO ANTE PORTUGAL

Así fue el día más feliz del rugby español: "Sí, sí, sí, nos vamos a París"

Así se vivió el domingo 13 de marzo la jornada histórica de la clasificación para el Mundial 24 años después en el Central de la Ciudad Universitaria de Madrid

Foto: Los jugadores españoles celebran la clasificación al Mundial. (EFE/Sergio Pérez)
Los jugadores españoles celebran la clasificación al Mundial. (EFE/Sergio Pérez)

Pocos recordarán dentro de unos años el nombre de Tual Trainini, gerente de innovación de Airbús, doctorado en Ciencias de la Ingeniería. Cuando este francés, que llegó a arbitrar en el Top-14, indicó el final del partido, todo estalló por los aires. Jordi Jorba se desplomó en el suelo con un llanto incontenible que le acompañó durante un largo rato. El ala formado en el BUC, y ahora jugador de la centenaria Unió Esportiva Santboiana, superó una lesión grave que le alejó muchos meses de los terrenos de juego. Unos metros más adelante, Lucas Guillaume se llevó las manos a la cabeza, aún en shock por lo conseguido. Borró así de un plumazo aquel infausto día de Bruselas que Lucas tenía clavado como una espina en su cabeza. La misión había sido completada. España jugará el Mundial de Rugby de 2023 ante Sudáfrica, vigente campeona, Irlanda, Escocia y, quizá, Tonga.

El día más importante de la historia reciente del rugby español superó todas las expectativas. Amenazó con llover, pero el chubasco madrugó y golpeó con fuerza Madrid la madrugada previa. Lo que provocó que el vetusto campo del Central de la Universidad Complutense no digiriera el agua con la misma eficacia que lo hizo el césped. La zona de prensa y algunas gradas amanecieron anegadas tras la lluvia. Sin embargo, el sol lució con tibieza a primera hora de la mañana. Coches y autobuses se agolparon en los aledaños del campo procedentes de Sevilla, el País Vasco, Salamanca, Logroño, Valladolid, Barcelona… Nadie quiso perderse un partido que pintaba histórico.

Portugal llegó con su ejército de jóvenes talentos y una estrella en el banquillo, el francés Patrice Lagisquet, uno de los iconos del 'rugby champagne' en el país vecino. Cordial, amable y educado, saludó a cuantos le reconocieron y se acercaron a él. España, como siempre, llegó al campo a pie desde la Blume. Un agradable paseo en el que Santiago Santos conversó tranquilamente con el 'conseguidor' Jean Michel Aguirre. Otro mito del rugby galo que ha peinado los campos de Francia. Y ha negociado con los clubes franceses las incorporaciones a la selección de jugadores de su país. Sin duda, uno de los hombres clave de esta clasificación para el Mundial.

placeholder Los jugadores de España y Portugal, en pleno partido. (Cachaphotography)
Los jugadores de España y Portugal, en pleno partido. (Cachaphotography)

Concentración en el calentamiento

Los españoles y los portugueses estuvieron serios y concentrados durante el calentamiento. 'Los Leones' lucieron una camiseta en recuerdo a Kawa, el jugador del Ordizia que perdió la vida en un desafortunado percance tras el partido en Ámsterdam. Más temprano que de costumbre, la grada mostró su colorido con una asistencia muy superior a los 6.000 aficionados anunciados. En el palco, más 'rugberos' que políticos. En las barras, más sed que hambre.

España perdió en el himno, como siempre, por esa falta de letra que no impide soltar la adrenalina que liberaron los portugueses al llamar 'A las armas' a su gente. Un fondo se tiñó de humo verde por la efusividad de los ruidosos aficionados lusos mientras el partido comenzó con nervios para los españoles. Y eso se tradujo en un primer golpe de castigo pasado por Marqués, el medio melé portugués, un jugador de enorme talla y escasa estatura.

El primer tiempo fue un intercambio de golpes entre las dos selecciones que Toni Gimeno, una institución en el rugby español y padre del primer centro español, llevó con sufrimiento. Llegó al estadio a la misma hora y se sentó en el mismo sitio en el que presenció el partido ante Rumanía. Se ganó bien a los 'Robles' y no se rompió la cábala. Luis García-Mon, rostro conocido en los campos por su rol de árbitro, presenció el encuentro junto a la familia del Rugby Tres Cantos. Se colocó unos metros más allá con la camiseta amarilla que lució España en el infausto partido ante Bélgica, convencido de que "hoy nos clasificamos y enterramos ya aquello". Los equipos intercambiaron puntos. Sin embargo, a medida que pasaron los minutos, 'los Leones' rompieron su juego al apostar por el 'pick and go' que ordenó Miguel Velasco, 'Miguelón'. El entrenador de delantera español ha domesticado a los gigantes rumanos y a la manada rusa estos años. Sin embargo, ante Portugal fue la Selección quien escondió la almendra delante y negó la posesión a los tres cuartos portugueses.

placeholder Fuerte placaje al jugador español por parte de dos oponentes. (Cachaphotography)
Fuerte placaje al jugador español por parte de dos oponentes. (Cachaphotography)

Resultado ajustado al descanso

Al descanso, se llegó con un ajustado 24-17. Portugal a tiro de ensayo, el partido en el alambre. Optimismo moderado en la grada, que acudió en estampida a regar el gaznate cuando el sol calentó algo más de lo esperado. Mucho histórico en la grada con exmundialistas como el vallisoletano Fernando de la Calle o el madrileño 'Tiki' Inchausti. En la zona de prensa, un miembro de World Rugby y otro de Rugby Europe vigilaron con curiosidad los movimientos de los periodistas locales, donde hubo nervios.

La segunda mitad comenzó con las defensas mucho más ajustadas. El encuentro se convirtió en una partida de ajedrez. Sin ensayos. Solo golpes de castigo en los que la diferencia se estiró y se acortó al bordear el ensayo transformado de distancia. Los minutos gotearon lentamente y la tensión creció. Los cambios arrojaron protagonistas nuevos. En España aparecieron Titi, el chico que saltó la valla de Melilla para cumplir un sueño; Guachín (Santi Ovejero), un tucumano que llegó hace diez años al país; y Joe Merkler, un gigante de Martorell con pinta de sudafricano al que la afición ha bautizado como 'Míster Increíble' por su parecido al héroe de los dibujos de Pixar.

Portugal subió las revoluciones del partido porque se le acababa el tiempo, pero España aguantó numantinamente con una defensa en su zona de 22 sin cometer golpes ni permitir filtraciones. Cuando Trainini señaló el final, se desató la euforia. El público hizo caso omiso a la megafonía e invadió el césped, costumbre clásica en estos partidos de 'los Leones' en el Central. Lágrimas de alegría, jugadores levantados en volandas, abrazos en la grada, alivio en un partido tenso… La felicidad se desbordó y solo Fernando López, tan discreto como acostumbra, estuvo contenido en su discurso que terminó con sus compañeros coreando el "¡sí, sí, sí, nos vamos a París!". Lo cual no es realmente así, porque España jugará en Burdeos ante Irlanda y Sudáfrica, para luego trasladarse a Lille para medirse a Escocia y, previsiblemente, a Tonga. No obstante, como decía alguno, "¡qué suerte han tenido los All Blacks que van por el otro lado del cuadro!".

placeholder Los jugadores de España se abrazan al finalizar el encuentro. (Cachaphotography)
Los jugadores de España se abrazan al finalizar el encuentro. (Cachaphotography)

La fiesta, también en la sala de prensa

La fiesta siguió en la sala de prensa, donde el seleccionador portugués, el francés Lagisquet, y su capitán, José Lima, felicitaron a los españoles advirtiendo que habían sido justos ganadores. La prensa agradeció el esfuerzo de los lusos con una ovación cerrada tras su comparecencia, costumbre habitual de los periodistas que cubren los partidos de la Selección de rugby. Segundos después, llegaron Santiago Santos y Fernando López, el capitán. Este último con una camiseta negra en recuerdo a Kawa, su compañero de equipo y selección. Apenas habían respondido un par de preguntas cuando entraron champán en mano una docena de jugadores celebrando la clasificación, empapando a Santos y a López. También a periodistas y fotógrafos. Al mando de la turba, Titi y Álvar Gimeno, exultantes por lo conseguido. En este grupo hay jugadores que han perdido contratos con sus clubes por acudir a jugar partidos con España. E incluso alguno ha perdido a su pareja por no faltar a la llamada de la Selección, aún poniendo en peligro los contratos profesionales de los próximos años. No ha sido fácil y el compromiso en el grupo ha sido absoluto. No obstante, sí ha crecido es la competencia, cada vez más feroz a medida que los resultados acercaron a España al Mundial. Y se sumaron más jugadores al sueño de estar en Francia.

Santos recordó en sala de prensa "cuando luchamos con Bélgica por no bajar y las melés rumanas nos destrozaban". "Hoy miramos a los ojos a todos y sabemos que podemos competir y ganar a cualquiera". Nadie se fue del Central. Habían pasado dos horas desde que acabó el partido y no quedaba cerveza en el bar, que cerró antes de lo esperado. El tercer tiempo se jugó en otro sitio. Domingo, 13 de marzo de 2022. Una fecha que quedará en la retina. Y que, como advirtió el seleccionador Santiago Santos, "debe ser el punto de partida para el rugby español". Ahora solo resta mirar hacia adelante. Y mucho 'pick and go'…

Pocos recordarán dentro de unos años el nombre de Tual Trainini, gerente de innovación de Airbús, doctorado en Ciencias de la Ingeniería. Cuando este francés, que llegó a arbitrar en el Top-14, indicó el final del partido, todo estalló por los aires. Jordi Jorba se desplomó en el suelo con un llanto incontenible que le acompañó durante un largo rato. El ala formado en el BUC, y ahora jugador de la centenaria Unió Esportiva Santboiana, superó una lesión grave que le alejó muchos meses de los terrenos de juego. Unos metros más adelante, Lucas Guillaume se llevó las manos a la cabeza, aún en shock por lo conseguido. Borró así de un plumazo aquel infausto día de Bruselas que Lucas tenía clavado como una espina en su cabeza. La misión había sido completada. España jugará el Mundial de Rugby de 2023 ante Sudáfrica, vigente campeona, Irlanda, Escocia y, quizá, Tonga.

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