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La expedición, decidida a atacar el Aconcagua... pese al viento
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20 días corridos para intentar hacer cumbre

La expedición, decidida a atacar el Aconcagua... pese al viento

La expedición al Aconcagua tratará de hacer cumbre en la madrugada de este viernes. Pese al fuerte viento, los montañeros están decididos a llegar

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Eran las doce menos cuarto de la noche del miércoles y en la pantalla del móvil seguía sin aparecer ‘Fernando Garrido’. Los 500 metros de altitud que separan el campo 2 del campo 1 les habían dejado exhaustos. No por el desnivel, ya que es una senda tendida y sin dificultades. De nuevo el responsable era el incansable, el destructivo viento del Aconcagua. “Hoy ha sido el día de más viento de todos. Nos ha costado llegar, además veníamos con mucho peso”.

Se instalaron a 5.500 metros. El viento amainó un poco y pudieron armar las tiendas sin mucha pelea. De nuevo la rutina diaria. Por la mañana en el campo 1 recoge todo, guarda el saco de dormir, los hornillos donde has calentado el desayuno, pliega la esterilla. No tienes ganas ni de la papilla para bebés. Desmonta las tiendas, a cada uno le toca llevar una parte de ellas, haz la mochila ¡Ya nada entra como al principio! Venga, a caminar. Cargado con unos 15 kilos -esta no es un expedición profesional, aquí no llevas porteadores- te vas hacia el campo 2, a 5.500 metros. El viento te está esperando y te machaca. No es nada personal, es su naturaleza. Cinco, seis, siete horas… has llegado. Vuelta a empezar. Monta las tiendas, vacía la mochila, saca los infernillos para derretir nieve y poder hidratarte, prepara la cena e intentas descansar. Mañana otra vez, pero vas subir a 6.000 metros. Además, sonconscientesde que tienen muy difícil hacer cumbre.

Eusebio, Daniel, José Ángel y Miguel son montañeros experimentados y personas prudentes. No buscan el peligro. Fernando y su amigo Néstor, de Inka, son guías con muchos años de oficio y también son personas prudentes. Todos saben que van a intentar hacer cumbre en condiciones muy difíciles. Las posibilidades son ínfimas.

A primera hora de ayer llamó Javier Garrido. Javier es hermano de Fernando, uno de los fundadores de Aragón Aventura y presidente de la Asociación Española de Guías de Montaña. Intercambiamos impresiones. Resultaba evidente que el viento les estaba agotando. Javier confirmó que con rachas superiores a 40-45 km/hora Fernando no intentaría la cumbre porque sabe que se la juega, que el riesgo es muy alto.

El jueves habrán subido al campo 3 ‘Cólera’ a 6.000 metros de altitud. Se esperan vientos muy fuertes. Fernando dejóuna puerta abierta: dormir esa noche y esperar a ver.A las diez de la noche de ayer jueves nos llamó. El viento se calma van a intentar la cumbre. A las 5 de la madrugada de hoy viernes van a comenzara subir. De nuevo, en la comunicación se palpaba el optimismo y la determinación.

¡Y ahí va la despedida!

Esta crónica está llegando a su fin. Empezó el 20 de enero, la próxima será para celebrar la cumbre.Cuando aterricenen la T4 de Barajas, el día 11 iremos a esperarles. Fernando nos traerá una foto de El Confidencial en la cima del Aconcagua. La que logró con la primera expedición, a mediados de enero y la que habrá conseguido hoy. Una crónica que ha durado 20díascorridos, los mismosque duran el permiso para intentar hacer cumbre.Hagan o no hagan cumbre, los montañeros saben que las derrotas les hacen aprender y crecer.

“Las montañas son en realidad el producto de una colaboración entre la forma física del mundo y la imaginación humana”, escribe Robert Macfarlane. “Cómo puede generarse un vínculo de fuerza tan extraordinario con lo que, al fin y al cabo, no es sino una mole de piedra y hielo”. Está crónica no ha querido ser solo una relación de fechas, picos y alturas. Ha pretendido trasmitir lo que sentimos en la montaña: sensaciones, emociones e ideas.

Eran las doce menos cuarto de la noche del miércoles y en la pantalla del móvil seguía sin aparecer ‘Fernando Garrido’. Los 500 metros de altitud que separan el campo 2 del campo 1 les habían dejado exhaustos. No por el desnivel, ya que es una senda tendida y sin dificultades. De nuevo el responsable era el incansable, el destructivo viento del Aconcagua. “Hoy ha sido el día de más viento de todos. Nos ha costado llegar, además veníamos con mucho peso”.

El Confidencial
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