La España de Gasol empieza los Juegos con derrota ante Croacia y se complica la vida

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La España de baloncesto pierde el primer partido. En el fondo hay nubarrones. Han sido semanas de construir un castillo de naipes que en el primer golpe de viento ha empezado a tambalearse. No es el final, pero vienen curvas. El grupo en estos Juegos Olímpicos, eso ya se sabía, es complicado y de los seis equipos quedarán dos fuera. Solo Nigeria parece predestinada para una de esas plazas y la otra puede ser cualquiera. Tampoco vale ser cuarto, porque eso es engordar para morir. Encontrarse con Estados Unidos en cuartos de final es casi tanto como caer en las preeliminares. La única diferencia es un diploma, que en un equipo que ha sido dos veces medallista olímpico es como no conseguir nada.

Croacia ganó un partido en el que España se dejó llevar. La selección de baloncesto, uno de los equipos más brillantes que ha dado el deporte español, ha tenido en su pasado muchas fases de dejadez. Son tan buenos que consideran que pueden dejarse ir un rato, que siempre hay camino de vuelta. Pero eso no es así, en ocasiones la ruleta rusa tiene una bala escondida para hacerte morder el polvo. España parecía haberlo resuelto cuando terminó el tercer cuarto, tan solo para demostrar poco después que no hay nada escrito y que las ventajas que parecen holgadas también están sujetas a cambio. Croacia, poco a poco, fue mejorando y ganó por nueve puntos en el último parcial. Gran decepción.

La última jugada

La muestra del descontrol del equipo se vio en la jugada final. Saric había fallado un tiro libre y España estaba a dos puntos y con 13 segundos para empatar. Tiempo suficiente. Pudiendo elegir bien la selección optó por el caos, Sergio Llull, tan decisivo otros días, se aturullo y no encontró nada parecido a un tiro. Lo menos que se podía exigir en un momento así. España pudo empatar, pero no lo hizo. Malgastó su ventaja, los buenos momentos en los que Pau Gasol demostraba que nadie como él se conoce el baloncesto FIBA y en el que sus compañeros le buscaban sabedores de que todo eso iba a terminar en canasta.

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De nada sirvieron los 26 puntos de Gasol y los 20 de Mirotic. El resto, los exteriores, no llegaron a conectarse. Y ganar con dos no es posible. Es cierto que España acostumbra a empezar mal los campeonatos. La última muestra se dio el pasado verano, en el Europeo, cuando encadenó una primera fase pésima con unos cruces brillantes. Eso el equipo lo tiene, es competitivo en los momentos importantes. Antes de eso, de todos modos, tienen que conseguir llegar a esos momentos. Y en eso es en lo que se tiene que empeñar el equipo de Scariolo que, una vez más, llega corto de preparación a la gran cita.

Contaban en la convocatoria que la idea es que en esta primera fase siguiese la preparación. No parecían darse cuenta de que la primera criba este año sí que existe. Aunque las opciones siguen casi intactas los cálculos ahora son bastante más difíciles. Hay que ganar mucho y utilizar la cabeza. Eso ha faltado en estos meses de calentamiento. Los jugadores iban y venían, pensando en sus contratos, en el dinero fresco de la NBA y en qué sería de sus vidas cuando el verano acabase. El presente era lo de menos y ahora, en Río de Janeiro, las cosas se han puesto bravas.

Ficha técnica