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'Welcome to hell', la pancarta que da la bienvenida a los turistas a Río
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la inseguridad amenaza a un mes de los juegos

'Welcome to hell', la pancarta que da la bienvenida a los turistas a Río

A un mes de los Juegos, la seguridad es la principal preocupación en Río, donde los robos callejeros han subido más de un 40% y este mes 84 personas han muerto a mano de la Policía

Foto: La semana pasada aparecieron restos humanos junto al estadio de voley playa que se está construyendo en Copacabana (Anotnio Lacerda/EFE)
La semana pasada aparecieron restos humanos junto al estadio de voley playa que se está construyendo en Copacabana (Anotnio Lacerda/EFE)

Podría haber sido el primer auténtico desastre a casi un mes del inicio de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. En cambio, se ha quedado tan solo en una falsa alarma, o a lo mejor en una verdadera alarma de lo que podría llegar a acontecer en el convulsionado país tropical durante los primeros Juegos que se celebran en América Latina.

Miércoles, 30 de junio, 22 horas. Dos contenedores repletos de equipamientos carísimos para la retransmisión al vivo de los Juegos desaparecen en la Avenida Brasil, la arteria que une el aeropuerto con la ciudad y que a menudo es escenario de atracos en serie y de tiroteos. Las cámaras y demás enseres, valoradas en más de 400.000 euros, pertenecen a dos emisoras de televisión alemanas, 'ARD' y 'ZDF'. Llegaron en barco al puerto de Río y tenían que ser transportados hasta el Parque Olímpico, en la Barra de Tijuca, zona oeste de Río de Janeiro.

Sin embargo, los contenedores son interceptados por un grupo de ladrones y ‘secuestrados’. Hasta las 15.30 del día siguiente nadie presenta denuncia a la Policía. Después de formalizar la denuncia, comienza la investigación y la cabeza del tráiler es encontrada en la Baixada Fluminense, una zona del extrarradio con altísimas tasas de violencia y robos. De los contenedores ni rastro. Mientras tantos, prestigiosos periódicos internacionales como 'The New York Times' y 'The Wall Street Journal' se hacen eco de la noticia.

Pocas horas después, los equipos de televisión son recuperados por la Policía en perfecto estado en un almacén en la localidad de Magé, en Baixada Fluminense. Podría ser el final feliz de una extraña historia, pero va a ser que no, porque no es un caso aislado. Es el segundo robo que sufre la prensa internacional en poco tiempo. Según la cadena alemana 'Deutsche Welle', la pasada semana otro equipo de la televisión mexicana perdió equipos valorados en unos 32.000 dólares en un asalto perpetrado en la zona sur de Río de Janeiro, teóricamente la más segura de la ciudad.

Además, el 20 de junio la regatista paralímpica australiana Liesl Tesch fue atracada en una parada del autobús en la residencial playa de Flamengo por dos hombres armados, que se llevaron su bicicleta. “Algunas cosas no acontecen con frecuencia en la vida... como ser asaltada a mano armada al final de una vuelta en bici por el paseo marítimo”, dijo la atleta tras el robo, haciendo gala de un ejemplar espíritu olímpico.

Aumentan los robos callejeros

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La inseguridad ciudadana se ha convertido en el quebradero de cabeza de los autoridades cariocas. A diario la ciudad es sacudida por numeroso atracos que, en muchas ocasiones, acaban en tiroteos y muertes. Los datos oficiales reflejan esta triste realidad. Los robos callejeros han crecido un 43% este año, con 9.968 casos solo en mayo. Este mismo mes, 84 personas han muerto a mano de la Policía, lo que representa un incremento del 91% con respecto al mismo periodo del año anterior.

A veces los pormenores de la crónica negra en la ciudad supuestamente ‘Maravilhosa’ superan la imaginación. La semana pasada apareció en la famosísima playa de Copacabana un cuerpo descuartizado. El detalle, de por sí gore, cobra aun más significado si tenemos en cuenta que los restos humanos, que todavía no han sido identificados, afloraron al lado de la estructura que servirá de escenario para las competiciones de voleibol de playa, actualmente en construcción.

Sobra decir que no es el primer caso de surrealismo forense que se vive en Río de Janeiro. En 2013, unos barrenderos encontraron dos brazos humanos en la playa de Ipanema. El periodista brasileño que se obstinó en llevar a cabo la investigación fue tildado de “reportero de los brazos” por su obsesión por esclarecer los detalles de este curioso crimen.

“Los Juegos de Río pueden pasar a la historia como los peores con diferencia. Puede haber de todo durante el mes de agosto”, señala Arturo, profesor de Filosofía de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Razones para tamaño pesimismo no le faltan, sobre todo si tenemos en cuenta que a finales de junio la Policía Civil y los bomberos de Río protagonizaron una curiosa protesta en el aeropuerto internacional Tom Jobim. Armados de una pancarta que rezaba 'Welcome to hell' (Bienvenidos al infierno), los profesionales de la seguridad pública intentaban denunciar ante los turistas que llegan a la 'Cidade Maravilhosa' que los agentes no están cobrando su sueldo con regularidad, al mismo tiempo que advertían de que nadie actualmente puede sentirse a salvo en Río.

Protesta de policías y bomberos en el aeropuerto de Río de Janeiro.

A pesar de tener varios salarios atrasados, los policías civiles afirman que están haciendo frente a los gastos de manutención de vehículos, material de oficina e incluso pequeñas reparaciones en las comisarías, como infiltraciones. El combustible para abastecer los coches es escaso: como resultado, un tercio de los vehículos de todas las comisarías está parado. Los otros dos tercios tampoco están al 100% de sus posibilidades. "Si te fijas, hace meses que los coches de la Policía están estacionados en las esquinas y no patrullan. Es porque no tienen dinero para la gasolina", revela a El Confidencial un expolicía del cuerpo de asalto BOPE, hoy retirado.

Para lidiar con la desastrosa situación financiera del Estado de Río de Janeiro, el gobernador en funciones, Francisco Dornelles, decretó el estado de calamidad pública con el fin de conseguir una financiación excepcional de 2.900 millones de reales (805 millones de euros). Este dinero servirá para pagar los sueldos atrasados de los funcionarios públicos, como médicos, profesores y policías, y garantizar la seguridad durante los Juegos.

En el mes de agosto, Río de Janeiro recibirá el apoyo de Ejército Federal y de la policía del vecino Estado de Sao Paulo. En total, se prevé un despliegue policial de cerca de 85.000 agentes, que tendrán que velar por la seguridad de 12,2 millones de habitantes, de hasta medio millón de turistas y de 10.000 atletas olímpicos. Todo un reto para un país y una ciudad sumidos en el caos económico y político.

Podría haber sido el primer auténtico desastre a casi un mes del inicio de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. En cambio, se ha quedado tan solo en una falsa alarma, o a lo mejor en una verdadera alarma de lo que podría llegar a acontecer en el convulsionado país tropical durante los primeros Juegos que se celebran en América Latina.

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