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La asfixia económica de Río: médicos y profesores no cobran desde hace meses
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un día con FUNCIONARIOS que no reciben su paga

La asfixia económica de Río: médicos y profesores no cobran desde hace meses

Pocos creen en la solvencia del estado de Río. Hace meses que 500.000 funcionarios no reciben su sueldo con regularidad. No hay dinero para médicos, profesores o pagas extra

Foto: Personal hospitalario transporta a un paciente en un hospital de Río, en enero de 2016 (Reuters)
Personal hospitalario transporta a un paciente en un hospital de Río, en enero de 2016 (Reuters)

Río de Janeiro, año olímpico. Un bombero se dispone a recorrer 30 kilómetros a pie para cruzar el larguísimo puente de Niterói. Su objetivo es participar en un entrenamiento de su corporación, al otro lado de la bahía. No obstante, el hecho de ir caminando no es parte del adiestramiento. Simplemente, el cabo Altamir Rodrigues da Cruz Junior no tiene dinero para el autobús porque el estado federal de Río de Janeiro no le ha pagado su salario.

La imagen de este bombero deambulando solo a lo largo de 16 kilómetros, antes de ser rescatado por un coche oficial de su corporación, no representa un caso aislado en la Ciudad Olímpica. Hace meses que medio millón de funcionarios públicos del estado de Río de Janeiro no reciben su sueldo con regularidad. No hay dinero suficiente en las arcas públicas para pagar a médicos, profesores, fiscales, policías y funcionarios de instituciones penitenciarias.

En algunos casos, los salarios no han sido abonados desde el mes de enero. En otros, han sido prorrateados en hasta cinco veces, como aconteció con la paga extra de 2015. Por esta razón, los trabajadores de 33 categorías están en huelga total o parcial. La crisis es tan aguda que HemoRio, el banco de sangre que abastece a los 200 hospitales públicos del estado de Río de Janeiro, paralizó el pasado domingo su importante labor de recolecta. Los funcionarios subcontratados, que se encargan de recibir las donaciones de sangre, no reciben su sueldo desde hace dos meses.

En la zona norte de Río, Lorena Mega, médica residente de 27 años, lidia a diario con esta situación. “El estado me debe tres mensualidades y parte de la paga extra de 2015. Por suerte, el 70% de mi sueldo es tramitado a través del ayuntamiento, que está al día con los pagos. Si no, estaría muy agobiada en este momento, sin poder cuadrar mis cuentas”, reconoce a El Confidencial esta profesional, que trabaja en la atención primaria.

Lorena tarda más de dos horas en ir y volver de Vila Kosmos, un barrio de la periferia carioca. Originariamente construido en los años treinta del siglo pasado para alojar a militares, este complejo residencial fue invadido poco a poco por construcciones ilegales, adquiriendo el aspecto de una favela horizontal. Hoy, Vila Kosmos está controlado por la Milicia, una organización ilegal formada por expolicías y exmilitares que actúan con un esquema parecido al de la camorra napolitana. Exigen un ‘impuesto’ a los residentes a cambio de seguridad. “Por eso no hay narcos armados hasta los dientes circulando como en otras favelas”, aclara una vecina. “Pero todo tiene un precio. Antiguamente, el que no pagaba aparecía muerto en medio de la calle. Así quedaba claro para los residentes que la Milicia no perdona. Hoy, el jefe de la Milicia está en la cárcel y la cosa está más tranquila, pero no te puedes andar con tonterías”, agrega.

Todos los viernes, Lorena realiza visitas domiciliares a los residentes de Vila Kosmos en compañía de una funcionaria del ayuntamiento, que vive en esta barriada y conoce a fondo la realidad social de sus habitantes. “Es una parte fundamental de mi trabajo, porque muchas personas no tienen ni teléfono y es la única forma de avisarles de que han conseguido una visita con un especialista, tras meses o incluso años de lista de espera”, cuenta Lorena. Esta doctora explica que la medicina de familia ganó más medios y más protagonismo durante el primer mandato de Dilma Rousseff. “Ahora somos capaces de diagnosticar antes las enfermedades de una porción mayor de la población, que estaba desentendida. El problema es que, al mismo tiempo, ha empeorado notablemente la atención hospitalaria. De poco sirve esmerarse con un diagnóstico, si luego el paciente no puede ser tratado”, afirma Lorena.

Pocos profesionales creen en la solvencia del Estado de Río, sobre todo desde que el gobernador Pezão está internado para tratar un cáncer linfático. Su substituto, encara a sus 81 años una emergencia financiera sin precedentes. 'Nunca vi una situación tan trágica', dijo al asumir su cargo

El centro de salud en el que trabaja es nuevo, moderno y relativamente bien equipado. Sin embargo, la crisis económica está afectando al día a día de los médicos, que trabajan sin recibir parte de su sueldo, al mismo tiempo que ven cómo empeoran las dotaciones de sus centros. “Se me hace cada vez más pesado venir a trabajar. Noto que me quejo más, que estoy menos motivada que antes. Yo creo que al final recibiré todos los salarios atrasados, pero no sé cuándo. Dicen que para junio, pero a saber. No es fácil seguir animados en estas condiciones”, admite esta doctora.

La promesa desde la Administración es que los funcionarios del área de salud recibirán su salario de marzo el próximo 14 de abril. Pero pocos profesionales creen en la solvencia del estado de Río, sobre todo desde que el gobernador Luiz Fernando Pezão (PMDB) está internado para tratar un cáncer linfático. Su sustituto, Francisco Dornelles, está encarando a sus 81 años una emergencia financiera sin precedentes y sin muchas perspectivas de solución a corto y medio plazo. “Nunca vi una situación financiera tan trágica”, dijo el gobernador interino al asumir su cargo, a finales de marzo, en referencia a la crisis de la economía carioca.

Los profesores universitarios, en huelga desde el pasado mes de marzo, tampoco están para tirar cohetes. “Nuestros salarios son abonados con atraso y desde esta semana ha habido una mudanza arbitraria de las fechas de pago”, cuenta a El Confidencial Fábio Lemos, profesor de Filosofía de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ). “Comenzamos a cobrar el día 5, después el día 7 y ahora están hablando del día 10 del mes siguiente. Sin embargo, Dornelles nos ha avisado de que no hay fondos para el sueldo de marzo. Es probable que tengan que prorratearlo, como hicieron con nuestra extra, pero no nos han dado detalles sobre este procedimiento”, agrega.

Para este profesor, el aspecto más grave es que los empleados subcontratados no están siendo pagados desde hace varios meses. El resultado es que los baños de la UERJ, un edificio inmenso de 12 plantas y seis bloques, están inmundos. Tampoco hay vigilantes de seguridad trabajando en el edificio, situado en un barrio próximo al estadio Maracaná, donde los robos y los asaltos son el pan de cada día. “La universidad está impracticable y esta es una de las razones por las que decidimos hacer la huelga, además de nuestras reivindicaciones salariales”, cuenta Lemos. “Para que te hagas una idea, los alumnos tienen que buscar un baño que no esté atascado en varias plantas. De vez en cuando, la Administración paga una suma simbólica a alguien para que limpie un poco, pero es una acción paliativa y, desde luego, no exhaustiva”, añade.

A pesar de esta situación, muchos profesores en huelga siguen realizando actividades didácticas, como conferencias y talleres. “Yo personalmente estoy atendiendo a los doctorandos, que necesitan respetar los plazos de entrega para no perder sus becas”, asegura Lemos. “A los funcionarios nos siguen diciendo que no hay dinero para nuestros sueldos porque cayeron los 'royalties' del petróleo. Pero es inadmisible que un estado de la importancia de Río de Janeiro sea rehén de una materia prima que, como todo el mundo sabe, tiene un precio variable. Como mínimo, es un problema grave de planificación”, resume este profesor.

“Yo trabajo en un tribunal y mi papel es gastar dinero público para abastecer de material todos los departamentos”, explica a El Confidencial Maria, funcionaria del sector de la Justicia. “Te puedo decir que dinero hay, pero lo usan para lo que quieren: pagar sueldos a funcionarios que no existen o seguir manteniendo pensiones absurdas para hijos de militares. Con la que está cayendo, quieren seguir robando el dinero público, y así nos va”, espeta en referencia al proceso de ‘impeachment’ contra la presidenta Dilma Rousseff, que esta semana va a ser votado en la Cámara de Diputados.

"Cuanto más se inmovilizan áreas del estado, más aumenta la recesión. Mantener la maquinaria pública funcionando es un prerrequisito para la recuperación económica"

Ni siquiera la Policía se salva de las penurias. Un famoso columnista del diario 'O Globo' denunciaba hace poco que en las comisarías de la Cidade Maravilhosa ni siquiera hay papel higiénico y jabón. El estado de Río consiguió pagar la semana pasada las horas extra de noviembre de policías, bomberos y funcionarios penitenciarios. Este retraso se traduce en que 17.500 agentes prefieren conseguir un segundo empleo en la seguridad privada en vez de patrullar en la calle a cambio de nada. Como consecuencia, los homicidios dolosos subieron un 23,3% en febrero con respecto al mismo mes de 2015. También ha aumentado un 27,9% el número de robos callejeros, según el Instituto de Seguridad Pública (ISP). Concretamente, el robo de teléfonos móviles ha crecido un 55% en tan solo un año.

Para algunos economistas, el prorrateo de sueldos y pensiones puede tener un efecto muy negativo en la débil economía del estado de Río. “Hay una visión muy limitada de que el pago a los funcionarios es solo un coste, como si no hubiese un desdoblamiento dinámico. Es algo que puede dar un retorno y dinamizar la economía. Cuanto más se inmovilizan áreas del estado, más aumenta la recesión. Mantener la maquinaria pública funcionando es un prerrequisito para la recuperación económica”, explica a El Confidencial Bruno Sobral, profesor de Economía de la UERJ.

Cabe destacar que, en medio de tamaño descalabro financiero, el estado de Río de Janeiro ha concedido entre 2008 y 2013 exenciones fiscales a varias empresas por un valor de 138.600 millones de reales (34.650 millones de euros). Este dinero que se dejó de ingresar para beneficiar a algunos empresarios, bajo la justificación de que si no estas empresas habrían abandonado el estado de Río, sería suficiente para pagar los salarios de los funcionarios durante cinco años y tres meses, incluidas las pagas extra.

Por lo pronto, la ampliación del metro no quedará lista para los Juegos Olímpicos de agosto. El Gobierno de Río ha conseguido un crédito especial de 1.000 millones de reales (250 millones de euros) para acabar la obra, que solo será inaugurada en el primer trimestre de 2018. “Es una previsión muy generosa. Dudo que en 2018 veamos el metro en Barra de Tijuca”, afirma Rodrigo, ingeniero carioca. “Me parece fatal que haya dinero para el metro y no para los sueldos de los funcionarios”, concluye Tania, profesora de instituto.

Río de Janeiro, año olímpico. Un bombero se dispone a recorrer 30 kilómetros a pie para cruzar el larguísimo puente de Niterói. Su objetivo es participar en un entrenamiento de su corporación, al otro lado de la bahía. No obstante, el hecho de ir caminando no es parte del adiestramiento. Simplemente, el cabo Altamir Rodrigues da Cruz Junior no tiene dinero para el autobús porque el estado federal de Río de Janeiro no le ha pagado su salario.

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