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Jon Rahm, el devoto de Seve que se parece a Nicklaus cuando gestiona sus enfados
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Rahmbo es el número uno del mundo

Jon Rahm, el devoto de Seve que se parece a Nicklaus cuando gestiona sus enfados

Mejor golfista del mundo a los 25 años, Rahm está más cerca que nunca de ganar un 'grande'. La clave: el control de sus arrebatos de ira. Su 'swing' recuerda al de Jack Nicklaus

Foto: Rahm, con Jack Nicklaus y el trofeo del Memorial Tournament. (Reuters)
Rahm, con Jack Nicklaus y el trofeo del Memorial Tournament. (Reuters)

Camino al 'green' del hoyo 18, con el Memorial Tournament en el bolsillo, a Jon Rahm se le escapó la primera sonrisa nerviosa del día. A unos 100 metros de distancia, le esperaba para felicitarle el fundador del torneo y diseñador del exigente campo de Muirfield Village, Jack Nicklaus, el golfista más legendario de la segunda mitad del siglo XX. El saludo posterior con los puños, tras los 'putts' de rigor, tuvo un marcado carácter simbólico: solo hace cuatro años, Nicklaus había sido el encargado de entregar a Jon el premio al mejor jugador universitario de Estados Unidos (Rahm estudió en la Universidad de Arizona, donde le apodaron 'Rahmbo').

En aquel 2016, Rahm era el niño prodigio del golf español. Hoy, con solo 25 años, ha completado un logro admirable: es el segundo español en alcanzar el puesto de mejor golfista del planeta (después de su ídolo absoluto, Severiano Ballesteros) y el tercer jugador de la historia en lograrlo en menos tiempo (detrás de Tiger Woods y Jordan Spieth). Ha ganado un torneo del circuito estadounidense en cada una de sus cuatro temporadas como profesional. La estrella a la que reemplaza como número uno mundial, el norirlandés Rory McIlroy, se rindió elegantemente tras acabar en el puesto 32 en el dificilísimo campo de Muirfield: "Se lo merece. Ha estado jugando muy bien durante mucho tiempo. Y esta semana simplemente ha estado increíble". (Cabe recordar que Nicklaus exigió que se endurecieran las condiciones del campo y que Rahm ganó con mucha autoridad ante la mejor selección imaginable de jugadores: fue el torneo regular con mayor nivel de la historia de la PGA).

placeholder Rahm, durante la última vuelta del Memorial Tournament. (Reuters)
Rahm, durante la última vuelta del Memorial Tournament. (Reuters)

El 'New York Times' elogió efusivamente a Rahm este lunes por su hazaña: "Ranking' y compostura", tituló el periódico estadounidense, que felicitó al "previamente petulante Rahm, (...) durante años mejor conocido como un buen golfista con mal genio", en palabras del cronista Bill Pennington: "El domingo por la noche, sin embargo, Rahm se hizo famoso por ser otra cosa: el nuevo número 1 del mundo. (...) Los berrinches se han reducido al mínimo últimamente, o se han reducido a breves momentos de evidente exasperación. Y en los últimos 18 meses, Rahm, de 25 años, ha ascendido en la clasificación mundial, con 18 resultados entre los 10 primeros".

No hay dudas acerca de que la estabilidad emocional ha sido el factor determinante en la progresión del jugador vasco (que contrajo matrimonio hace siete meses). "La clave de lo que está pasando es haber controlado en los dos últimos años sus explosiones", dice en conversación con El Confidencial Álvaro Beamonte, exjugador profesional y profesor especializado que comenta los torneos en el canal Movistar Golf. "En el deporte hay dos tipos de enfado: el primario y el secundario. El primario es el que tuvo el domingo en el hoyo 11, después de mandar un 'drive' al agua, cuando le pegó con el palo al suelo. Tuvo que lidiar con la situación y pudo seguir adelante con su partido. El segundo es el que ha lastrado su talento fabuloso en sus primeros años como profesional: el que te hace entrar en una dinámica negativa".

"Es tal la pasión de Rahm por el juego", continúa Beamonte, "que muchas veces ha tenido un enfado secundario que le ha hecho ir cabeceando y mascullando palabras para sí mismo durante medio recorrido. En cambio, esta vez llegó al 'tee' del 12 sin lanzar miradas ni decir nada, llegó nuevo. Luego puedes cometer un error de ejecución, como en cualquier deporte. Pero no vas a tener errores derivados de la tensión emocional. Eso en situaciones de máximo estrés competitivo es realmente importante".

El equilibrio emocional ha sido el foco principal de Rahm durante los meses de confinamiento


El equilibrio emocional ha sido el foco principal de Rahm durante los meses de confinamiento. "No voy a negar que al principio me sentía muy presionado y dejaba que mis sentimientos afloraran más de la cuenta, lo que repercutía en los resultados", dijo el golfista a la prensa tras su victoria. "Pero a medida que he ido ganando experiencia, me he dado cuenta de que no sirve de nada forzar las cosas; hay que dejar que las cosas surjan por sí solas y ser consciente de que los fallos nos van a llegar a todos antes o después. No tiene sentido enfadarse por un golpe malo, sino seguir mirando hacia adelante y concentrarse en mejorar el siguiente".

Trabajo con Joseba del Carmen

Fundamental en esta mejoría psicológica del golfista español es su trabajo con Joseba del Carmen, conocido 'coach' deportivo con un pasado en el baloncesto profesional y la desactivación de artefactos explosivos, que en palabras de un colaborador suyo "ha conseguido canalizar esos estallidos de Jon". La experiencia del hoy psicólogo en la policía autonómica vasca tiene aplicación en la preparación de Rahm: "Utilizamos el ejemplo de un simple petardo", continúa: "Si lo tienes en la mano con el puño cerrado, puedes lesionarte toda la mano. Pero si le dejas un orificio de salida, el petardo puede escapar por ahí, y te harás mucho menos daño".

En el último mes y medio, Rahm había tenido una de sus peores rachas como deportista, en los primeros torneos tras la reanudación del circuito PGA (sin espectadores, lo que le privó seguramente el domingo de una de las grandes ovaciones de los últimos años). El jugador perdió ocho kilos durante el confinamiento y tardó varias semanas en ajustar su 'swing' al nuevo estado físico tras meses de inactividad. En los dos primeros torneos no pasó el corte. En los dos siguientes ni se asomó a los puestos de arriba. Se apuntó inesperadamente al torneo que se celebraba la semana anterior al Memorial (excepcionalmente, en el mismo campo de Muirfield). Comenzó mal. Y en la última jornada, sin ninguna posibilidad de triunfo, encontró la magia del 'putt' y firmó 64 golpes, la mejor tarjeta del día. El resto es historia.

​'Swing' similar a Jack Nicklaus

Curiosamente, el gran jugador de la historia cuyo 'swing' más se parece al de Rahm es Nicklaus, la persona que le recibió el domingo en el 'green' del 18 para chocar los puños. (Y uno de los grandes caballeros del golf, del que no se le recuerda una sola gresca). "Salvando las distancias, el 'swing' de Jon recuerda al de Nicklaus, por su énfasis en la parte inferior del cuerpo, las piernas", dice Álvaro Beamonte. "La subida del palo de Jon es más corta que en otros jugadores, pero no por ello es un jugador corto, con poca distancia. Es un 'swing' con rotación de hombro, por supuesto, pero un menor trabajo de brazos. John es un jugador muy fuerte muscularmente: glúteos, cuádriceps, isquitobiales, etc., los músculos que intervienen en el 'swing'. Y es un jugador con mucha potencia, de tren inferior, como Nicklaus".

La innovación técnica más reciente e importante de Rahm, destaca Beamonte (una autoridad en la biomecánica del 'swing'), es el cambio de la posición de las muñecas en la parte alta del 'swing'. "Jon ha incorporado una flexión de muñeca al estilo de Dustin Johnson", explica; "ahora la muñeca izquierda va paralela al suelo, no como antes, que iba en diagonal, a 45 o 50 grados respecto al suelo. Esto significa que la cara del palo arriba está cerrada. Como has flexionado arriba, puedes extender después la muñeca, lo que te va a dar más potencia. Y al extender la muñeca evitas la pronación, la rotación, que se cierre en el momento del impacto (el gran fallo de los profesionales). Esa rotación es imposible con la flexión previa, conducirían ambos a la fractura de algún pequeño hueso. Y ello impide que se vayan más bolas a la izquierda. A Jon solo le ocurrió en el famoso 'drive' del hoyo 11. Evitar este riesgo frecuente en situaciones de extrema presión es muy difícil, un recurso valiosísimo".

La huella de Severiano

"Siempre he dicho que es para mí una motivación y un orgullo poder seguir los pasos de Severiano", ha dicho Rahm muchas veces, "y nada me gustaría más que poder dejar una impronta en el golf español como la que él nos legó". El jugador de Barrika, que ha estudiado todo el contenido que existe sobre Severiano Ballesteros en cualquier formato imaginable, ha alcanzado una de las máximas gestas posibles en el golf a una edad más temprana que su ídolo infantil. "Ahora", como expresa el propio Jon, "lo siguiente es un 'grande".

En una temporada extraña sin Open Británico ni Ryder Cup (suspendidos), las grandes citas son el Campeonato de la PGA (del 6 al 9 de agosto), el US Open (del 17 a 20 de septiembre) y el mítico Masters de Augusta (del 12 al 15 de noviembre). Rahm llegará a esos campeonatos en la cima del 'ranking' mundial. Ahora comprobará la dificultad del siguiente reto: mantenerse. Ni siquiera Seve logró conservar el puesto nunca durante más de 20 semanas seguidas.

placeholder Jon Rahm felicita a unos niños en el marco del torneo Seve & Jon Golf for Kids. (EFE)
Jon Rahm felicita a unos niños en el marco del torneo Seve & Jon Golf for Kids. (EFE)

Camino al 'green' del hoyo 18, con el Memorial Tournament en el bolsillo, a Jon Rahm se le escapó la primera sonrisa nerviosa del día. A unos 100 metros de distancia, le esperaba para felicitarle el fundador del torneo y diseñador del exigente campo de Muirfield Village, Jack Nicklaus, el golfista más legendario de la segunda mitad del siglo XX. El saludo posterior con los puños, tras los 'putts' de rigor, tuvo un marcado carácter simbólico: solo hace cuatro años, Nicklaus había sido el encargado de entregar a Jon el premio al mejor jugador universitario de Estados Unidos (Rahm estudió en la Universidad de Arizona, donde le apodaron 'Rahmbo').

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