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Un mito coreano se interpone en el regreso a un Mundial de la Rusia de Fabio Capello
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Hong Myung-Bo es un ídolo en corea

Un mito coreano se interpone en el regreso a un Mundial de la Rusia de Fabio Capello

Hace doce años, Hong Myung-Bo marcaba el quinto penalti que eliminaba a España en la Copa del Mundo de Corea. Ahora juega contra Rusia como entrenador

Foto: Fabio Capello devolvió a Rusia a un Mundial tras participar sólo en uno de los últimos cuatro (EFE).
Fabio Capello devolvió a Rusia a un Mundial tras participar sólo en uno de los últimos cuatro (EFE).

Como europeos, la influencia de Rusia en nuestra historia ha sido siempre intensa, muy relacionada a grandes cambios geopolíticos y sociales. El desarrollo de las reflexiones comunistas alemanas se produjo entre los bolcheviques de principios del siglo XX y hasta la caída del muro de Berlín, la ideología estuvo muy presente con partidarios y detractores. Pero con el desfallecimiento del comunismo no sólo desapareció la Unión Soviética, selección de fútbol muy del mundo fetiche, sino que su núcleo natural, Rusia, también se borró del mapa internacional.

Desde 1994, primera vez que una selección propiamente rusa, es decir, no soviética, participó en una competición, el país de los zares tan sólo ha participado en dos Mundiales. Rusia es un clásico del fútbol europeo y sólo en esporádicas ocasiones se ha perdido una Eurocopa de naciones y quizás por eso nos parezca familiar la presencia de Rusia en una Copa del Mundo, pero cuando echamos un vistazo a los participantes de las últimas cinco ediciones, sólo en dos aparece la bandera blanca, azul y roja. Sólo dos entrenadores tienen el honor de haber sido capaces de devolver al país más grande del planeta a un Mundial: Oleg Romantsev y Fabio Capello.

El apellido Capello lleva relacionado a la victoria desde que Fabio empezase a jugar en la Juventus. 21 títulos ha logrado el italiano tanto como futbolista en activo como entrenando desde el banquillo. Si algo hacía a Fabio Capello reconocible, especialmente como técnico, era su capacidad para ganar allá donde fuese. No ha estado en un solo club en el que no haya levantado al menos un título. De hecho, en todos ha ganado más de uno. Indudablemente, su época más gloriosa como entrenador la vivió en el Milan de los holandeses, pero quizás su capacidad fuese probada incluso más cuando ganó sendas ligas con dos equipos que eran, a priori, inferiores a sus rivales por el título: la Roma en 2001 y el Real Madrid en 2007.

El camino de rosas que hasta ese año 2007 le acompañó se frenó en seco cuando decidió dar el paso de convertirse en seleccionador. Evidentemente, la exigencia en Rusia es infinitamente inferior a la que tuvo en Inglaterra, a pesar de la consabida tradición inglesa de fracasar allá donde va. Pero quizás por eso la Football Association fichó a Capello en 2008: si lo había ganado todo a nivel de clubes, ¿por qué no podía triunfar también con un combinado nacional?

Tuvo la oportunidad de hacer fuerte a Inglaterra en Suráfrica, pero un gol fantasma no concedido precedió a una goleada de Alemania en octavos. Pero unas diferencias insalvables hicieron que los Three Lions y Capello se separasen justo antes de la Euro’12. Pero desde que está en Rusia su papel es casi inmejorable. Se clasificó para Brasil mandando a Portugal a la repesca y es junto a Bélgica la favorita de uno de los grupos más flojos del Mundial. No se le pide que luche por ser campeón, porque es inviable, pero sí se espera que el gen ganador de Capello se impregne en una prometedora selección rusa.

Algo menos ambicioso es el objetivo del rival eslavo en el debut de ambos en la Copa del Mundo 2014. Corea del Sur quiere llegar a los octavos de final, esa es la idea básica y el sueño del hombre que consiguió desde los once metros hacer historia con el brazalete de los Tigres de Oriente. Hong Myung-Bo es el almirante Yi Sun-Sin de nuestra época. Dos leyendas coreanas por dos hitos que sirvieron para unir al país. Yi Sun-Sin expulsó a los japoneses de Corea en 1592 y recibió todos los máximos honores de la corte; Hong Myung-Bo guio a su selección hacia el cuarto puesto del Mundial en el que ejercía de local.

Hong no es cualquier jugador. Aunque para los europeos su nombre sólo recuerde a escándalo arbitral en Corea y Japón, tiene el honor de ser el asiático que ha disputado más Copas del Mundo, con un total de cuatro. Era la mano derecha de Guus Hiddink en aquella mítica Corea que era mucho más que una banda ayudada por los árbitros: era un equipo muy trabajado, impasible en defensa y marcial en ataque. Hong ha alcanzado en Corea la unanimidad de criterios entre los aficionados al fútbol que ha podido ejercer Zidane a nivel mundial. Todo el mundo en aquel lejano país conoce su nombre; todo el mundo sabe allí que Hong Myung-Bo puso el balón en la escuadra izquierda de Iker Casillas para meter a su equipo en semis. Si Pelé lo incluyó en su lista de los 125 mejores jugadores de la historia, por algo será.

Pero como seleccionador de su país, las cosas no están yendo como se esperaba. La influencia del mito obliga a dar más oportunidades al hombre que los hizo grandes, pero desde que se sienta en el banquillo rojo, Hong ha perdido más partidos de los que ha ganado. Como reseña positiva y referencia a seguir está la medalla de bronce que consiguió en los Juegos Olímpicos de Londres mientras era técnico de la sub-23. Allí se cargó a los anfitriones en cuartos de final después de hacer una más que notable fase de grupos y solamente Brasil pudo frenar el camino hacia la final.

Hong se conforma ahora con llegar a octavos. Tuvo la ‘suerte’ de entrar en un grupo de un nivel medio no muy alto, con la inexperta Bélgica como referencia, la Rusia de Capello como alternativa y Argelia como teórico convidado de piedra. Contra Rusia su periplo en el Mundial no habrá hecho más que empezar, pero sin duda que su futuro en él dependerá de ese choque.

Como europeos, la influencia de Rusia en nuestra historia ha sido siempre intensa, muy relacionada a grandes cambios geopolíticos y sociales. El desarrollo de las reflexiones comunistas alemanas se produjo entre los bolcheviques de principios del siglo XX y hasta la caída del muro de Berlín, la ideología estuvo muy presente con partidarios y detractores. Pero con el desfallecimiento del comunismo no sólo desapareció la Unión Soviética, selección de fútbol muy del mundo fetiche, sino que su núcleo natural, Rusia, también se borró del mapa internacional.

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