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Un aficionado logra colarse en el vestuario inglés y discute con Beckham
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LA SEGURIDAD EN SUDÁFRICA, EN EVIDENCIA

Un aficionado logra colarse en el vestuario inglés y discute con Beckham

Un aficionado inglés, que después de increpar a los jugadores de Fabio Capello cuando se retiraban tras empatar a cero debió de quedarse con algo en

Foto: Un aficionado logra colarse en el vestuario inglés y discute con Beckham
Un aficionado logra colarse en el vestuario inglés y discute con Beckham

Un aficionado inglés, que después de increpar a los jugadores de Fabio Capello cuando se retiraban tras empatar a cero debió de quedarse con algo en el tintero, burló todos los controles de seguridad para llegar hasta el vestuario del equipo, donde sostuvo una breve discusión con David Beckham. La Policía tardó "apenas unos segundos" en sacarlo de allí, asegura Jermane Craig, portavoz del Comité Organizador local, "y los jugadores nunca corrieron el menor peligro".

Seguramente porque las únicas armas que aquí se esgrimen en los estadios son las dichosas vuvuzelas, los diabólicos instrumentos que pueden dejar medio sordo a los infortunados cuyas orejas se encuentren a menos de dos metros de una. El incidente protagonizado por el individuo vestido con una camiseta roja no pasó a mayores pero adquiere mayor relevancia si se considera que dos miembros de la Familia Real británica (los príncipes Harry y Guillermo) bajaron a los vestuarios para animar a los jugadores poco antes del partido.

Un portavoz de la Policía, el coronel Billy Jones, ha precisado que el individuo en cuestión, cuya identidad no se ha facilitado, fue puesto en libertad sin ser interrogado. La investigación se ha centrado en los guardias que debieron interceptar al intruso y que no cumplieron su trabajo. La presencia de la Policía, para suplir a los empleados de seguridad que se pusieron en huelga en demanda de los salarios prometidos, resulta más aparatosa que eficaz.

A diario se puede comprobar en Johannesburgo que es posible acceder a recintos exclusivos para los medios de comunicación por una puerta sin vigilancia que está justo al lado de aquella donde aguarda la Policía para chequear los bultos. La Federación Inglesa ha presentado una protesta oficial ante la FIFA por el incidente, alegando que es "inaceptable pese a que, afortunadamente, no sucediera nada serio", según un portavoz.

Desde que en 2004 Sudáfrica recibió el encargo de la FIFA de organizar el primer Mundial africano, la seguridad ha sido el mayor motivo de preocupación en todo el mundo, habida cuenta de los elevados índices de criminalidad en Sudáfrica. Robos, venta de entradas falsas (actividad que se castiga con multas de 2.000 dólares), y ahora, por si fuera poco, invasión de vestuarios. ¿Cuál será el siguiente paso? La respuesta: "Call the Police".

"Call de Police"

El Comité Organizador del Mundial ha encontrado una fórmula tan eficaz como concisa de echar balones fuera cada vez que se produce una violación de las medidas de seguridad: "call the Police". Con ese tríptico verbal ha despachado cada uno de los robos que han jalonado el campeonato desde su comienzo, el último de los cuales tuvo como víctima al ex jugador argentino Gabriel Batistuta, a quien los ladrones le aligeraron el equipaje en su habitación del cuartel general de la FIFA, el hotel Michelángelo.

Antes que "Bati-Gol" recibieron la visita de los cacos varios periodistas extranjeros (portugueses, españoles, neozelandeses, chinos), y el desembarco de la Policía para sustituir a los empleados de seguridad en huelga, con el que se esperaba conjurar todas las amenazas, no ha surtido ningún efecto. En lugar de mejorar conforme avanza el Mundial, el plan de seguridad de Sudáfrica 2010 va quedando más en evidencia.

"Call the Police". La misma respuesta han recibido los medios de comunicación cuando preguntaron este sábado a Craig, sobre el incidente de anoche tras el partido Inglaterra-Argelina en Ciudad del Cabo.

Un aficionado inglés, que después de increpar a los jugadores de Fabio Capello cuando se retiraban tras empatar a cero debió de quedarse con algo en el tintero, burló todos los controles de seguridad para llegar hasta el vestuario del equipo, donde sostuvo una breve discusión con David Beckham. La Policía tardó "apenas unos segundos" en sacarlo de allí, asegura Jermane Craig, portavoz del Comité Organizador local, "y los jugadores nunca corrieron el menor peligro".

Seguramente porque las únicas armas que aquí se esgrimen en los estadios son las dichosas vuvuzelas, los diabólicos instrumentos que pueden dejar medio sordo a los infortunados cuyas orejas se encuentren a menos de dos metros de una. El incidente protagonizado por el individuo vestido con una camiseta roja no pasó a mayores pero adquiere mayor relevancia si se considera que dos miembros de la Familia Real británica (los príncipes Harry y Guillermo) bajaron a los vestuarios para animar a los jugadores poco antes del partido.

Un portavoz de la Policía, el coronel Billy Jones, ha precisado que el individuo en cuestión, cuya identidad no se ha facilitado, fue puesto en libertad sin ser interrogado. La investigación se ha centrado en los guardias que debieron interceptar al intruso y que no cumplieron su trabajo. La presencia de la Policía, para suplir a los empleados de seguridad que se pusieron en huelga en demanda de los salarios prometidos, resulta más aparatosa que eficaz.

A diario se puede comprobar en Johannesburgo que es posible acceder a recintos exclusivos para los medios de comunicación por una puerta sin vigilancia que está justo al lado de aquella donde aguarda la Policía para chequear los bultos. La Federación Inglesa ha presentado una protesta oficial ante la FIFA por el incidente, alegando que es "inaceptable pese a que, afortunadamente, no sucediera nada serio", según un portavoz.

Desde que en 2004 Sudáfrica recibió el encargo de la FIFA de organizar el primer Mundial africano, la seguridad ha sido el mayor motivo de preocupación en todo el mundo, habida cuenta de los elevados índices de criminalidad en Sudáfrica. Robos, venta de entradas falsas (actividad que se castiga con multas de 2.000 dólares), y ahora, por si fuera poco, invasión de vestuarios. ¿Cuál será el siguiente paso? La respuesta: "Call the Police".

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